Más que merecido
El Real Valladolid mereció ganar, estuvo a punto de perder y finalmente empató en el Ángel Carro. El equipo de Miguel Ángel Portugal completó su mejor primera parte de lo que va de campeonato, pero no materializó las múltiples ocasiones que generó y la expulsión del colombiano Mojica terminó fue determinante para el devenir del partido.
Para sorpresa de muchos, el Real Valladolid salió concienciado y comprometido como en pocas ocasiones esta temporada. La ausencia de Samuel y Marcelo Silva, lejos de penalizar a la zaga blanquivioleta, oxigenó la salida de balón, encabezada por Mario Hermoso, que destacó más que en sus habituales actuaciones de lateral. Juanpe estuvo a la altura, no tanto Ángel, que ocupó la vacante dejada por Hermoso. Arriba, el chileno Diego Rubio empezó con una esperanzadora chispa que se fue consumiendo hasta pasar prácticamente desapercibido. No obstante, protagonizó varias de las ocasiones más claras para el Pucela, al que solo le faltó en los primeros minutos el gol. A Diego Rubio se sumaron Mojica y Óscar, que no consiguieron materializar lo generado. Juan Villar se sumó a la baile de ocasiones con un potente disparo tras una carrera por su banda derecha que acabó rechazado por el portero José Juan. Ante el dominio blanquivioleta, los pitos florecieron en el Ángel Carro para hacer despertar a los suyos. Trujillo Suárez, tibio con el Lugo, no perdonó ni una al Real Valladolid, en la línea de los arbitrajes de los últimos meses. Dos duras entradas de los gallegos quedaron sin castigo, pero la primera de Mojica supuso amarilla para el colombiano.
Mojica cae en la trampa
El partido se torció, al igual que frente al Osasuna con la expulsión de Marcelo Silva, al poco de comenzar el segundo acto. Mojica venía advertido: una amarilla, un piscinazo inneccesario y un árbitro que desde la primera jugada no sonreía a los jugadores pucelanos. Así, en un leve agarrón en el centro del campo en el intento de recuperar un balón intrascendente, le supuso la segunda amonestación y la consecuente roja. El Pucela se desmoronó y el Lugo se creció. Milla dosificó con cambios a los suyos y Joselu, de cabeza, batió a Kepa en un momento difícil para el Real Valladoild. Portugal reaccionó con valentía, dando entrada a Alfaro y Guzmán, y retirando a Mario Hermoso que, con una amarilla, volvía a suponer un riesgo para hacer mayor la inferioridad numérica que ya sufrían los vallisoletanos.
La mano de Iriome
Tras el gol de Joselu, el Lugo contemporizó hasta desesperar al Real Valladolid, anestesiado desde la expulsión y acercándose en contadas ocasiones al área rival. Cuando el partido languidecía entre el lamento de los blanquivioleta, un córner cerrado acabó en un penalti claro al levantar Iriome de forma inexplicable la mano desviando la trayectoria del esférico. Guzmán, no sin emoción, transformó la pena máxima e igualó el partido.
