Los problemas defensivos, expuestos en cuatro vídeos
El Real Oviedo cayó derrotado por 4-0 frente al Deportivo de La Coruña. En Riazor, a los de Juan Antonio Anquela se le vieron todas y cada una de las costuras defensivas que lleva arrastrando el equipo desde el inicio de temporada. A continuación pasaremos a analizar cada uno de los goles encajados en el partido, apoyándonos en los vídeos, de manera pormenorizada.
El 1-0, gol a balón parado
Con diferencia, la jugada con más contenido de todo el choque. El Oviedo comenzó el partido con mucha personalidad, apretando arriba al Dépor, creándole ocasiones y generándole mucho peligro. En una jugada aislada, los locales lograron rascar un córner, que Carles Gil botó con mucha calidad. Domingos Duarte ganó en el salto y remató de cabeza al fondo de la portería de Champagne.
En esta jugada apreciamos hasta tres fallos defensivos: En primer lugar, Quique González arrastra a Folch fuera de la zona de remate; en segundo, Javi Muñoz se queda mirando a la pelota y pierde la marca de Carlos Fernández, que saltó al remate junto a Duarte; y en tercero, Carlos Hernández midió mal y no llegó a despejar el balón, que le pasó por encima y el central portugués sí remató. Además, Alanís, que estaba sin marca asignada pero con la vigilancia del propio Duarte, ni siquiera comparece en la jugada. Balón parado ofensivo bien ejecutado por el rival, sí. Pero fallos propios en la defensa de la jugada, también.
Además, este gol también evidenció las dificultades del equipo en el plano ofensivo. Tras unos primeros veinte minutos de dominio y de merodear la portería de Dani Giménez, ninguna de esas ocasiones se tradujo en gol. El fútbol, como la vida, es tan buen profesor que, si no te has enterado de la lección a la primera, te la repite una segunda vez. Y el Oviedo volvió a comprobar que, si no traduce su fútbol en goles, el rival no va a perdonar cuando tenga las suyas.
El 2-0, consecuencia lógica
El segundo gol surgió de la defensa adelantada que al Oviedo no le quedó más remedio que ejercer. Ante la necesidad de buscar el empate, los carbayones no tuvieron más opción que volcarse en ataque. Es por eso que, ante la velocidad de Quique González, Juan Forlín quedó vendido con ese balón a su espalda. El delantero deportivista le ganó la posición y definió con calidad.
Tremendo desajuste en el 3-0
El tercer gol parte de un error gravísimo en la marca y el balance defensivo. Carlos Hernández fue superado en velocidad por Fede Cartabia; Forlín salió a hacerle la cobertura a la banda, dejando la frontal del área despoblada; Alanís no llegó a hacer el balance defensivo y ocupar su posición, y Carlos Fernández encontró una autopista para encarar hacia portería. Tras recibir el pase del argentino, condujo y definió picado ante la salida de Champagne. Estos errores fueron de concepción de los espacios y de táctica colectiva.
Un tropiezo y una pizca de fortuna en el 4-0
En la jugada del tanto que cerró la goleada prácticamente no se puede analizar nada. Con el equipo completamente roto, Carlos Fernández condujo al espacio partiendo desde la izquierda. El delantero tuvo fortuna, porque en el momento que quiso descargar, Carlos Hernández interceptó su envío, con tan mala suerte que tropezó y el balón le volvió a caer al deportivista. Quique González entró solo por el lado débil del ataque, ganando por velocidad a su marcador, y solo tuvo que empujar hacia portería el pase del sevillano.
En resumen: Fallos conceptuales, de táctica individual y colectiva, de concentración, de marcaje y también de que las cualidades de los futbolistas se quedaron cortas ante la exigencia de varios de los mejores jugadores de la categoría. No solo el sistema de Anquela quedó mal parado en la noche del sábado, sino también varios de sus integrantes. Habrá que estar atentos a las decisiones que toma el linarense de cara al futuro.
