Igualdad a todo

Dicen algunos entrenadores que el partido perfecto debe terminar 0-0. No es que el duelo entre el Real Oviedo y el Racing de Ferrol fuese perfecto pero sí midió a dos rivales muy buenos, que hicieron méritos para sumar y que acabaron con una igualada que nunca se puede considerar injusta.

Los problemas físicos de Jonathan Vila y Dani Bautista terminaron por condicionar la alineación inicial del Oviedo. El gallego se quedó en el banquillo y el andaluz fue el descartado, por un problema en el gemelo. Así las cosas, Charlie jugó como titular por primera vez y Redondo volvió al equipo.
Al final, Sergio Egea apostó por la misma idea que ante el Valladolid y Héctor Font acompañó a Erice en el centro del campo y Susaeta se metió al centro con Dioni más desplazado a una banda. El problema fue que el Racing de Ferrol también tenía bien estudiada esa manera de jugar y lo iba combatiendo con acierto.
Los jugadores gallegos no se lanzaron a una presión desbocada, ni mucho menos. Lo que sí tenían claro eran las zonas del campo donde debían ser más intensos y evitaban que los encargados de construir el juego en el bando local pudiesen girar e iniciar los ataques. Además, con la calidad de Joselu no necesitaban mucha elaboración para hacer sentir peligro al Oviedo.
Las ocasiones escaseaban en las dos área. El gran susto para los gallegos llegó en un disparo de Susaeta que estuvo a punto de escaparse de las manos de Mackay y en el otro área Esteban respondió impecable a un remate de Joselu.
Las acciones a balón parado, con Pablo Rey y Susaeta siempre de protagonistas, era la principal amenaza, pero apenas un remate forzado de Linares fue lo más destacado de ese tipo de jugadas.
El susto de verdad para el Oviedo llegó en los últimos minutos, Joselu cazó un balón suelto en la frontal y se sacó un latigazo que obligó a estirarse a Esteban para despejar el balón junto al poste. Fue el epílogo a un período de mucha intensidad y pocas ocasiones.
En la segunda mitad, el Ferrol cedió más campo al Oviedo. Los locales empujaron mucho más, pero fue una cuestión más de sensaciones que de ocasiones. En realidad, Mackay apenas tuvo que intervenir y todo era una cuestión más de fe que de realidad de dominio.
El paso de los minutos también hizo que el Ferrol decayese en su intensidad en la presión y en sus salidas a la contra. Además, la zaga azul estuvo impecable en la marca sobre Joselu y las ayudas evitaban cualquier opción de peligro.
A medida que el cronómetro se acercaba al minuto 90, los gallegos dieron por válido el punto y empezaron a estar más pendiente de parar el partido que de jugar. En una de esas acciones, Nano se ganó la segunda amarilla y ya fue el epílogo. Una caída en el área de Borja Valle puso el punto final a un encuentro que dejó un punto de mérito para cada equipo y que permite el Murcia recortar dos en su carrera contra los azules.