Papá, ¿cuánto queda?
El Real Madrid, por enésima vez esta temporada, por novena vez en LaLiga Santander, volvió a caer derrotado. Las excusas, las explicaciones y los lamentos han acabado de agotar al aficionado y las filtraciones interesadas tras cada derrota han dejado de entretener y el aficionado ya tiene una pregunta para Florentino Pérez: "Papá, ¿cuánto queda para que esto termine?".
El comienzo del encuentro era esperanzador. El conjunto blanco -esta vez de rojo- presionaba, recuperaba y se mostraba con las ideas claras. El técnico madridista tomó su primera gran decisión y mandó a Gareth Bale, pitado en el último encuentro, al banquillo. Decisiones y criterios tácticos ante uno de los rivales más en forma de la competición.
Pintaba bonito. Tan bonito que no duró ni 20'.
Fue llegar Dani Parejo, combinar con Rodrigo y la sangre, que parecía anunciarla el Real Madrid con su camiseta, se olió en el Valencia: sangría defensiva, errores continuos, gol en contra y un salvador con guantes: sólo Keylor Navas sostenía con vida al equipo en el partido.
El gesto de Zidane era un poema. No tan bonito como el paseo de Parejo -ex del Real Madrid- o el de Rodrigo -otro ex del Real Madrid- por el césped de Mestalla, todo sea dicho.
Una auténtica falta de respeto.
Si Zidane pedía respeto a su plantilla, a los hombres que ganaron la Champions en repetidas ocasiones, el aficionado espera -al menos- que también se lo pida a ellos. Marcelo, que fue defendido por su entrenador en zona mixta, se arrastró durante 90' por Valencia, se borró para el fin de semana y acompañó al pésimo encuentro de hombres como Toni Kroos, que todavía está buscando a Parejo, Casemiro, que cerrará los ojos y seguirá viendo camisetas blancas superándoles en cada carrera o Marco Asensio, que prácticamente ni se bajó dle autobús.
Lo mejor que podría pasarle al Real Madrid es que el curso termine pronto, que la recta final acelere, que la gente le olvide y que los que le siguen día a día se contenten con los miles de nombres que serán relacionados con el escudo hasta final de temporada.
El hijo, el que siente, el que respeta y el que pide, ya se lo ha dicho a Florentino Pérez: "Papá, ¿cuánto queda para que termine esto?".