Zizou tiene la receta: dientes, dientes...

El Santiago Bernabéu vuelve a sonreír. Zinedine Zidane, nuevo entrenador del Real Madrid, volvió a su casa y lo hizo como si el tiempo no hubiese pasado: Keylor Navas en portería, Marcelo al lateral e Isco a la titularidad. Victoria con lo justo, sin demasiado brillo y mucha efectividad.  Dientes, dientes, que es lo que molesta.

Nuevo por contrato, pero no por sensaciones. El Real Madrid recibió al Celta, equipo que pasa por un momento altamente delicado, con la sensación de que nada hubiese cambiado en el Santiago Bernabéu. El juego blanco no era demasiado brillante, pero sí brillaban las acciones individuales de Marcelo, la magia de Modric en el centro del campo o, entre otros, la ilusión de Marco Asensio en la mediapunta.

El equipo, como es evidente, no está a su máximo nivel. Muchos son los jugadores que no están en su mejor nivel, el retorno defensivo sigue siendo una auténtica broma y la calidad de los sustitutos tampoco es la que debería tener un equipo que, supuestamente, está confeccionado para acabar en lo más alto. Es una evidencia.

Pero el Santiago Bernabéu vuelve a sonreír.

Zidane ha vuelto como si el tiempo no hubiese pasado. Porque la figura del francés no es sólo la del entrenador, sino la de una leyenda que sabe calmar a las bestias, a los nervios y, sobre todo, a un banquillo que necesitaba su sonrisa.

El Real Madrid ganó este sábado como mejor sabe: sin demasiado brillo, con mucho empuje, mucha acumulación de hombres y una precisión a la altura de pocos equipos.

Zinedine Zidane y los suyos, sus hombres de siempre, siguen terceros, no mejoran demasiado su imagen, no modifican demasiado sus aspiraciones, pero sí modifican el gesto de su gente, el de Isco, Marcelo, Mariano, Keylor Navas, Odriozola.

Se cambia el ánimo y la ilusión de su plantilla, de su afición e incluso de su escudo. Que es lo más importante, no lo olviden.

Sonrían, sonrían, dientes, dientes... que es lo que siempre jode.