Un golpe bajo que abre la Liga

El Real Madrid dejó escapar una oportunidad inmejorable para dejar la Liga, si no sentenciada, sí encarrilada. Una última jugada, un par de faltas que debieron llegar sobre Sergi Roberto y no llegaron, un esfuerzo tremendo para remontar e igualar un partido en inferioridad numérica que se tiró al garete, detalles de un partido, de un Clásico en el que el Real Madrid se mantuvo vivo cuando más complicado lo tenía y que dejó ir cuando lo tenía atado. Todo ello ha dejado la Liga abierta, con ventaja madridista aún, un partido por jugar ante el Celta, pero que se tendrá que ganar, pelear y luchar hasta el final, cuando se podría haber tomado un atajo con ese empate de James.

El Real Madrid quiso y jugó, a veces abusando a veces con acierto, con la clasificación. Se mantuvo atrás cuando el Barcelona se hacía dueño, buscó la velocidad y la ejecución para intentar dar la réplica al conjunto culé, pudo matar y cobrar ventaja, se rehízo con uno menos tirando de coraje y quién sabe si hasta hubiera podido ganar con uno menos. Pero entonces se topó con Messi, y con algunos errores en esa última jugada maldita de Sergi Roberto.
El Real Madrid, tras un buen inicio que se tradujo en una presión alta, un probable penalti de Umtiti a Cristiano y alguna oportunidad, quiso leer su partido de forma sosegada y aceptando la fórmula de la posesión del Barcelona. Tras ese arranque, en parte por la querencia por la pelota de los culés y porque además se sentía ciertamente cómodo el Real Madrid defendiendo y buscando la velocidad, el partido cambió y se convirtió en otro. El Barcelona, a ritmo pausado, salvo cuando aparecía Messi, tocaba y tocaba pero no llegaba con demasiada claridad. El Real Madrid, mientras se defendía con orden, esperaba su oportunidad saliendo en velocidad y generando inquietud en algunas llegadas. El ataque del Barcelona solo se convertía en peligroso cuando aparecía Messi, y lo hacía el argentino, que le tomó gusto al partido.
En esa pugna de estilos, de ofertas futbolísticas, el Real Madrid supo explotar una segunda acción tras una jugada a balón parado. Y ahí es poderoso, muy poderoso el actual campeón de Europa. Marcelo recogió un rechace y la puso de dulce al segundo palo para que Sergio Ramos aprovechara la salida en falso de Stegen y rematara al palo. El rechace luego le llegaría a Casemiro a placer para hacer el 1-0 que dictaba la ejecución y pegada madridista.
El partido se le ponía al Real Madrid de cara, muy de cara, pero el encuentro contaba con Messi, contaba con Messi en presencia y espíritu. El argentino, que recibió un codazo de Marcelo que de haberlo visto Hernández Hernández podría haber supuesto su expulsión, se agigantó tragando sangre y apareció poco después para, con dos toques mágicos, deshacerse de cuantos rivales le presionaban en la frontal y superar hasta Keylor Navas. Obra maestra y golazo del argentino.
De ahí al último cuarto de hora hubo tiempo para alguna ocasión más del Barcelona, que no aprovechó bien un errático Luis Suárez. Tampoco entendía demasiado bien el partido Alcácer, pero contaba el Barça con Messi, contaba con Iniesta y Busquets, al mando en el centro del campo, y con eso parecía bastarle.
Porque tampoco el Real Madrid, con Casemiro cargado de una amarilla y jugándose la expulsión, con Bale lesionado y sustituido por Asensio, contaba con grandes valores para hacer daño. Aunque Cristiano y Benzemá hacían demostración de potencia y velocidad en cuanto el Barcelona se lo permitía, pero no eran demasiadas ocasiones. Algo de comodidad en la salida del balón, por cierto, restó la maniobra de Zidane sobre el campo, pegando a Kross a Busquets y Modric a Iniesta.
En la segunda mitad, de nuevo el Real Madrid arrancó con fuerza, tanto que le arrebató la pelota al Barcelona y empezó a brillar un buen Asensio. Fue como un intercambio armamentístico por momentos. El ataque por posesión lo tomó en el Real Madrid, el de contragolpe, el Barça. Y los dos encontraron fórmulas viables. Tanto que Ter Stegen y Keylor Navas se hicieron protagonistas del encuentro. 
Con esa indefinición en el juego, el partido cada vez se fue haciendo más de jugadores que de equipos. Y entonces por el Real Madrid aparecieron Marco Asensio, Marcelo, Keylor... Y por el Barcelona Iniesta, Alba, Busquets y por supuesto Messi. Hubo oportunidades por ambos lados, aunque el conjunto azulgrana empezó a controlar poco a poco, al modo de la primera mitad, el partido. Llegando más, aproximándose más, rematando más, y soportando algunas carreras a la contra del Madrid, pero bien soportadas.
Fue entonces cuando apareció uno que parecía no haber estado invitado a la fiesta, Ivan Rakitic. El croata aprovechó en la frontal la laxa defensa de Kross y Kovacic (que suplió a Casemiro) para colocar un espectacular remate en la portería del casi imbatible Keylor. Al tremendo gol del Barça siguieron todas situaciones favorables a los de Luis Enrique. Una clara ocasión que desperdició Piqué, la expulsión de Sergio Ramos por una entrada improcedente con los pies por delante y la superioridad en el tramo final del partido.
Fue entonces, cuando más parecía definirse el partido, cuando cambió. Propio de los Clásicos, propio del Real Madrid, propio del Bernabéu. Sea lo que fuera, James, el castigado, el desaparecido, fue el recurso de Zidane para paliar la inferioridad. Y vaya si fue recurso. El colombiano apareció cuando el encuentro parecía agotarse para empatar el encuentro.
Claro que los Clásicos son Clásicos con el Real Madrid, son Clásicos en el Santiago Bernabéu y en los Clásicos participa Messi. La jugada final la conocen su evolución, el mérito indudable de Messi... todo es conocido y ya sabido. Incluso lo que debió evitar el Real Madrid. El caso es que se le fue el partido al Real Madrid en la última jugada y la Liga se mantiene abierta. Eso sí, pese a caer, el Real Madrid sigue teniendo ventaja, un partido menos que debe ganar para cobrar de nuevo ese margen de tres puntos. 
 

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