Darío, la perla que se inspiró en Gordillo y al que los rivales le pedían el DNI

El fútbol es para valiente, decían, y tienen razón. Quizás pocos sepan realmente el esfuerzo que hay detrás de cada niño, la historia que se esconde tras cada futbolista, las horas y dedicación de la familia, las cosas a las que uno debe renunciar o hasta los kilómetros de una travesía que puede terminar en un callejón sin salida. Y todo por un sueño: alcanzar con lo que siempre has fantaseado. Como no puede ser de otra forma, toda plantilla esconde un sinfín de travesías personales que difícilmente se reflejan en el césped. Relatos como el de Darío, un chico nacido en el 2009 que casi deja el fútbol pero al que el deporte rey le brindó una reválida para seguir soñando con un futuro en el Real Betis.

Darío, igualmente conocido como Romo y natural de El Puerto de Santa María, es uno de los integrantes del infantil que defiende los colores del Betis en LaLiga Promises. Un chico que de la mano de su padre, Felipe, empezó a dar patadas a un balón en el patio de un colegio. De sus botas muy pronto comenzó a nacer algo especial, distinto al resto, que le llevaba incluso a jugar con chicos de cuatro o cinco años mayores que él.

Cuando aún estaba en la etapa previa al prebenjamín, Darío, con una zurda brillante, ofrecía los primeros trazos de lo que a día de hoy sigue puliendo. Un chico espigado, con un porte exuberante, al que incluso los equipos rivales le pedían el DNI para constatar que realmente estaba jugando con niños de su edad. Un comienzo algo cruel, cuando muchos dudaban de su edad, de ahí que su familia llegase a preguntarse si de verdad merecía la pena.

Y el Betis llamó a su puerta

Tras un breve paso por el eterno rival, el Sevilla FC, la pandemia, caprichos del destino, le dio una reválida. Ahí se cruzó el Betis (o Eduardo, uno de los scouts de cantera) en su camino. El fútbol volvía a brindarle una oportunidad, que de momento aprovecha a las mil maravillas. En apenas dos años ha crecido de la mano del Real Betis, hasta el punto de ser el lateral izquierdo titular del infantil tanto en fútbol once, en la liga regular, como ahora en LaLiga Promises.

Un chico normal, de los de siempre, al que le encanta pasear y jugar a la pelota, al puro fútbol de barrio, que cada día recorre cientos de kilómetros, viéndose obligado incluso a estudiar en el coche, para cumplir su sueño: llegar a la élite de la mano del Betis. Y tan singular es la historia de Darío que al conocer la historia de Gordillo se inspiró en él para compartir el sueño de, por qué no, emular lo que un día hizo el vendaval del Polígono. Espigado, de larga trayectoria, con las mil 'manías' de tocarse constantemente las medias, cómo no, bajadas y que se ha convertido en una de las sensaciones de este torneo que se celebra en Maspalomas.

Un jugador a tener muy en cuenta, un enamorado del fútbol y cómo no, de su Betis. El equipo que, de momento, le permite seguir soñando.