Unos números propios de segunda división

Se acaban los calificativos para describir la inestabilidad defensiva de este equipo. Una parcela capaz de ser golpeada por un grupo de alevines, que queda en evidencia jugada sí y jugada también, que deja en entredicho el trabajo que hay detrás de ella y que supone un festín goleador para los rivales. Jugar contra el Betis, sinónimo de fiesta.

Primer gol. Segundo. Y tercero. Tres jugadas en las que la retaguardia verdiblanca permaneció impasible ante los golpes rivales, y que condenó las aspiraciones del Betis en una cita que se antojaba como decisiva para asestar el golpe definitivo en busca de engancharse a puestos europeos. Apenas diez minutos tardó en evidenciar su insolvente valía, con el error conjugado entre Adán y Javi García que propició el gol de Iago Aspas cuando mejores minutos rayaba el equipo.
Una diana que lapidó los intereses verdiblancos y que ahogó al equipo en la lluvia de Balaídos. En la segunda diana, hasta dos futbolistas fueron a rematar el balón bajo la línea de gol. Barragán no logró tapar el centro, Mandi quedó perplejo a cinco metros de su par y Feddal no reaccionó a tiempo para evitar el cabezazo de Maxi Gómez. Tres acciones que pueden ser un mero fruto de la casualidad pero que mirando los números está muy lejos de serlo.
Algo parecido a lo que pasó en la diana definitiva. En un infantil error de Guardado, el azteca le dejó en bandeja al Celta un contragolpe que dinamitó las opciones del Betis aunque bien podría haberse evitado con el trabajo de una defensa propia de la élite. Cuando Wass recogió el cuero en el flanco izquierdo, la defensa intentó tirar el fuera de juego y lejos de hacerlo Feddal volvió a perder la marca y no logró reaccionar para terminar dejando a solo a Iago Aspas.
Un total de 133 pérdidas en un partido que alza los goles encajados hasta los 44. Números que lo postulan como el tercer equipo más goleado de la competición y que distan mucho de la que debería ser una plantilla a la altura de los más colosos. Un trabajo que deja en entredicho la valía de Quique Setién y que no solo ha privado al Betis de alcanzar puestos europeos, sino que desmontan la teoría del estilo que impone el técnico.