El juego del alambre no vale para el Betis

Si el Betis se salva esta temporada, que aún está por ver, será por pocos méritos propios y muchos deméritos de los rivales. Nunca una salvación estuvo tan barata, con tres equipos que apenas ganan. Y el Betis, que ya sabe lo que es esa situación, bien haría en no tentar más a la suerte, por si estos rivales cogen una carrerilla inesperada y meten el miedo en Heliópolis. Ya saben los béticos lo que ha ocurrido últimamente que su equipo ha jugado en el alambre...

Este Domingo de Resurrección, con la ciudad todavía recordando los pasos y pidiendo salud, sobre todo, para el futuro, el Betis tiene la oportunidad de dejar encarrillada esa permanencia que en el mes de agosto hubiera sido casi un chiste y que ahora no es un problemón gordo de milagro. Un nuevo examen en el Benito Villamarín ante un Éibar que huele Europa. Sí, el Éibar. Tras tres triunfos seguidos la ilusión ha aparecido en un grupo que va a muerte con su entrenador, que cree en lo que hace y para el que el presupuesto no es un hándicap. Un club hecho y derecho, un espejo donde otros con más dinero deberían mirarse. Pero ya.
Lógicamente el Betis de Ángel Haro nunca hubiera pensado que el Éibar estaría salvado a falta de ocho jornadas y que se Betis se estuviera desangrando poco a poco. Y sobrevive por la ayuda de los demás, no por la suya propia. Tampoco Víctor creyó a su llegada que la grada cantaría ese cántico que tanto duele a un entrenador, cuando te piden que te vayas. El Betis de Víctor Sánchez se ha ido cayendo con el paso de las jornadas y se sostiene por las constantes vitales de algunos arranques bravos en varios partidos. Por eso tiene la oportunidad de espantar fantasmas 
El Betis de Ángel Haro y de Víctor Sánchez sobrevive por la ayuda de los demás, no por la suya propia
Víctor, que cree tener su puesto asegurado, porque así lo han asegurado desde la presidencia y la dirección deportiva, espera dar un giro a un equipo que compite a su forma y que también de despista a su forma. Y esos despistes se pagan muy caros. Sin Piccini, lesionado, de nuevo el carril derecho será para Rafa Navarro, una de las pocas sorpresas agradables del Betis esta temporada y eso que no ha disputado muchos partidos.
Porque Víctor no va a cambiar el sistema de tres centrales en el que creyó desde que llegó al betis y que mantendrá hasta que se vaya. Al menos con los jugadores que tiene. Durmisi, un piñal por la izquierda, regresa al once después de descansar en Gran Canaria. Una duda está en quién acompañará a Pezzella y Tosca en el trío de centrales. Bruno y Mandi, que acumulan fallos continuos, son los candidatos.
Y con Dani Ceballos recuperado y de nuevo con el timón del Betis, Víctor se encomienda a Rubén Castro y Sanabria para hacer cuantos más goles sean posibles. Porque el bético quiere ver ganar a su equipo lo primero y después, si se puede, que marque muchos goles. Una goleada ansiada que hace tiempo ya que no se ve por Heliópolis. Nunca es el día y puede que tampoco lo sea ante el Éibar, que en su última visita puso a más de uno la cara colorada. El inicio del fin de la segunda etapa de Pepe Mel en el banquillo del Betis.

Defensa letal

Pero el Betis tendrá un problema de números para empezar. El Éibar llega con Lejeune y Ramis como pareja de centrales y con ella sus estadísticas son muy positivas. Mendilíbar, entrenador sosegado y que entiende al jugador, tiene claro que un gol pronto podría hacer arder el Benito Villamarín. Y la mecha está encendida con poco que pase. Enrich y Kike llevarán la voz cantante del ataque, dos jugadores con poco nombre pero con mucho gol. Uno de los grandes motivos de que por qué el Éibar está donde el Betis debería aspirar a estar en la actualidad.
Y junto al Éibar, que ya de por sí es un rival complicado, aparecerá por el césped Mateu Lahoz, que perpetró al Betis en el Santiago Bernabéu uno de los arbitrajes más nefastos y negativos de los últimos tiempos. La grada tiene un foco donde mirar, pero el bético no es tonto y tienes muchos más. En el banquillo, en el palco y en el terreno de juego. Con tanto jugar en el alambre no pueden salvarse muchos en el Betis. Y ya sabe el Betis, y los béticos, lo que pasa cuando está mucho tiempo desfilando por el alambre...