Vargas, entre el gimnasio y los despachos
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Juan Manuel Vargas cuenta las horas para convertirse en nuevo jugador del Betis. La operación no está finiquitada, pero sí muy avanzada y algo raro debería ocurrir en las próximas para que no se termine de concretar. Cuando decimos algo raro, lo único que podría pasar es que se cruce el interés de un equipo más poderoso económica y deportivamente que el Betis, aunque en la entidad heliopolitana están convencidos de que el lateral zurdo peruano acabará jugando en La Palmera.
La negociación está en su recta final. El Betis le ha ofrecido dos temporadas, como a Westermann, un apetitoso cebo para un futbolista que ya ha cumplido los 32 años. Vargas quiere jugar en el Betis. Sabe cómo es el club y se ha informado de la afición. También tiene claro el papel que vendría a ocupar. Vargas es un jugador con mucho carácter. Tiene temperamento y personalidad, detalles que le han jugado alguna mala pasada con declaraciones en los últimos años, pero eso es precisamente lo que está buscando la dirección deportiva verdiblanca. Sus principales cualidades son la experiencia y un carácter fuerte que no se amilana ante nadie.
Vargas apura sus últimas horas en Perú para viajar a Sevilla. Mientras que se solucionan sus problemas burocráticos con el visado, el defensa internacional no pierde el tiempo. Se encuentra entrenando a las órdenes del preparador físico de la selección de Perú, Néstor Bonillo, en las instalaciones de la Villa Deportiva Nacional, el lugar donde se hallan las oficinas de la Federación de Fútbol de Perú.
En principio, se espera que Vargas viaje a Sevilla en las próximas horas y que la próxima semana pueda ser presentado con la camiseta del Betis. Resuelto este fichaje, las únicas tareas pendientes en materia de incorporaciones para la dirección deportiva verdiblanca serían el delantero, posición para la que suena Cristian Herrera y uno o dos jugadores de banda con velocidad.