Un 'Titonazo' aplaza la fiesta

En el minuto 17 de partido Pepe Mel dio dos pasos adelante en el área técnica, levantó los brazos y empezó a tocar las palmas con fuerzas, moviéndose mucho, con un cabreo monumental. El objetivo de su gesto era Rubén Castro. El canario había recibido un minuto y medio antes un golpe en la cara y aún se estaba lamentado. “Hay que espabilar”, gritaba Mel.
No era un gesto más, sino el síntoma de lo que se estaba viendo sobre el césped. El Betis salió controlando el balón, pero cada llegada de la Llagostera era una ocasión de peligro. Toca muy bien el conjunto catalán, sin complejos, saliendo rápido a la contra y con movilidad arriba. Así, tuvo dos ocasiones claras que desbarataron Adán, primero, y Jordi Figueras después bajo palos. El Betis salió con la empanada atrás y Mel se dio cuenta rápida. Sería la carolina o el poco nombre del rival, pero el conjunto verdiblanco no salió con la misma intensidad que otro días.
Le costaba robar el esférico al equipo verdiblanco, aunque fue precisamente en un robo, tras un saque de banda, cuando llegó un balón maravilloso servido en profundidad por Portillo a Rubén Castro. El canario se quedó sólo ante René, pero trató de superarlo a la primera y contactó mal con el esférico. La seña de identidad de este Betis. Sin hacer nada del otro mundo, bien se podía haber puesto por delante en el marcador. Si esa pelota le llega a caer a Jorge Molina en su estado de gracia actual...
A la media hora de partido, el control del juego estaba ya en poder del Betis. Pero faltaba frescura, viveza, instinto en la última jugada. Así llegó la primera jugaba polémica del partido. Una mano de Alcalá dentro del área muy clara que no decretó Areces Franco entre las protestas verdiblancas.
Mel pedía cabeza justo después de que Rubén Castro decidiera tirar una vaselina desde la media luna del área cuando había otras opciones mejores. De las botas de Dani Ceballos y Portillo partía lo mejor del Betis, pero sus apariciones se producían a cuentagotas.
En pleno dominio verdiblanco llegó el tanto del Llagostera. Una falta lateral cometida por Casado tras una pelota perdida por Rubén Castro fue botada por Imaz al segundo palo donde Juanjo remató libre de marca para batir a Adán. Ninguna sorpresa. Lo que más preocupaba a Mel, las faltas laterales del Llagostera. Desde ese momento, la grada la tomó con Casado. El gol, por cierto, no debió subir al marcador, pues Juanjo estaba en fuera de juego. Tampoco era la tarde de Areces Franco.
El inicio de la segunda parte poco o nada tuvo que ver con la primera. A los 38 segundos el Betis había empatado el partido por mediación, cómo no, de Rubén Castro, sí, el mismo que se llevó la bronca al cuarto de hora de partido porque no estaba con los cinco sentidos metidos en la contienda. Así es Rubén, en lo bueno y en lo malo. Una pérdida suya costó el primer tanto y él mismo se encargó de restañar la herida. Fue una jugada por la banda izquierda. Robo de balón, pelota que llega a Kadir, aguanta bien el argelino y mete una buena pelota a Molinero que envía el balón a Rubén para que marque a placer. Lo más difícil ya estaba hecho.
En el minuto 54 llegó la mejor jugada del partido, sin duda, con un protagonista inesperado. Fue una soberbia arrancada de Bruno desde casi su área. Robó el balón, la echó en largo a Xavi Torres, que la tocó de primera a la banda derecha. Bruno ganó la línea de fondo con una potencia tremenda y puso un magnífico balón de gol al área. Jorge Molina se inventó un remate de espuela que René sacó bajo palos con unos reflejos felinos. La jugada del partido. Antes, un buen disparo lejano de Dani Ceballos, también rechazado por el portero.
Poco después de la hora de partido, Jorge Molina volvió a tener dos ocasiones de gol. En la primera le ganó la partida en el uno contra uno a Vallho y su remate cruzado lo sacó de nuevo René. Fue una acción de delantero centro puro, de meter el cuerpo y buscar el sitio para el disparo. Treinta segundos después lo volvió a intentar de espuela, pero René, bien colocado, atajó el esférico sin problemas. El partido estaba abierto y de nuevo apareció Adán. El madrileño respondió con una gran parada a mano cambiado a un disparo de Pitu que llevaba muy malas intenciones, buscando el palo derecho de la portería.
En el minuto 70 de partido volvió a aparecer Rubén Castro, el que no estaba, el que tenía que espabilar, el jugador al que Mel, que lo conoce muy bien, le ponía las pilas al cuarto de hora de encuentro. Alcalá falla en el despeje y el balón cae al menos indicado, para el Llagostera, claro. Rubén recoge el regalo, recorta a Alcalá y bate por el primer palo a René. Un gol a la vieja usanza, de los de toda la vida de Rubén. Tenía que espabilar el canario y vaya si espabiló...
El partido se ponía en franquía para los béticos, pero aún tocaba sufrir. Un zapatazo espectacular de Tito se coló por la escuadra izquierda de Adán, sin que el guardameta verdiblanco pudiera hacer nada para evitarlo. El Llagostera volvía a empatar el partido. Jarro de agua fría para los verdiblancos.
Mel sacó a Rennella en lugar de Jorge Molina para tratar de buscar el triunfo en los diez últimos minutos. La tuvo Rubén Castro a falta de cuatro minutos, después de una gran internada de Casado por la banda izquierda, pero su remate con la izquierda salió desviado. En los instantes finales una falta muy bien botada por Xavi Torres estuvo a punto de ser gol en propia meta de Eloy Gila, pero el cabezazo se estrelló contra el travesaño.
Finalmente, el partido acabó en empate. El Betis aplaza la fiesta por un 'Titonazo', pero sigue firme en su camino a Primera.