Dani Ceballos es de Primera

Feliz Domingo de Resurrección en Heliópolis. Una victoria más y la Primera división un poquito más cerca. El Betis fraguó su triunfo en la segunda mitad, después de tirar por la borda los primeros 45 minutos, una vez más. La entrada en el campo de Dani Ceballos fue decisiva. Un chispazo del canterano sirvió para abrir el marcador y Rubén y Molina remataron la faena. El juego del Betis sigue en urgencias, pero los resultados, de momento, todo lo tapan.
Cómo está la Segunda división. Madre mía. Las Palmas y Valladolid perdieron el sábado y el Betis, el líder de la categoría, no juega a nada, aunque le basta y le sobra con su pegada y algunas individualidades para estar arriba. El Betis subirá a Primera, pero no será un ascenso para estar orgulloso. Y qué más da, dirán algunos, pues también es verdad. Qué más da, cierto, pero que se lo digan también a los casi 30.000 béticos que estuvieron en el Benito Villamarín y tuvieron que aguantar otro espectáculo dantesco. El fin justifica los medios.
El Betis no juega a nada y únicamente cabe preguntarse si es porque no puede hacerlo mejor o porque el entrenador no encuentra la fórmula. Mel busca variantes, aunque parece que ni él mismo se las cree. Este domingo optó por cambiar el sistema y le duró diez minutos. Diez minutos de reloj, no crean que es una forma de hablar. El técnico apostó por un 4-1-4-1, con Xavi Torres solo en el medio y N'Diaye incrustado detrás de Jorge Molina junto a Portillo. Experimento fallido. Mucho campo para Xavi Torres y muy perdido N'Diaye. Osasuna, sí, Osasuna, comenzó mandando.
Osasuna no es nada del otro jueves. Es más, es un equipo bastante malo y con poca pegada arriba, débil en el medio y con muchas dudas en defensa, pero dominó en el Villamarín en la primera mitad, y tuvo las ocasiones más claras, en muchas ocasiones por fallos defensivos del Betis, especialmente de un errático hoy Jordi Figueras. A los diez minutos, N'Diaye cambió su posición y se colocó junto a Xavi Torres. Al menos, N'Diaye mejoró. Tuvo más presencia y el centro del campo del Betis fue más fuerte. De juego, nada. Lo mismo. Un erial.
Algún error de Osasuna sirvió al Betis para estirar líneas y crear al menos sensación de peligro. La ocasión más clara estuvo en las botas de Cejudo, a la media hora, pero su disparo, con todo a favor, se marchó al limbo. El cordobés sigue tirando partidos. Uno detrás de otro. Al descanso fue sustituido por Dani Ceballos que, a día de hoy, ha hecho muchísimo más que Cejudo para ser titular.
Y ahora vamos con el capítulo Rubén Castro... El canario no está. El Betis juega con diez desde hace tiempo. ¿De verdad no se puede sentar en el banquillo a Rubén Castro? Mel parece entender que no, que la única manera de recuperarlo es en el terreno de juego. La fórmula, por ahora, no funciona. Al final, Rubén acabará marcando, sólo faltaba, y alguna mente lúcida dirá "ves como no había que quitarlo...". Pues vale.
Nino tuvo las ocasiones más claras de Osasuna. Es un jugador que huele el gol, pero los años pasan por todos y ya no tiene la misma velocidad, ni la misma mordiente. Igual con el Nino de hace unos años, el equipo navarro se hubiera ido al descanso con el marcador a favor.
La entrada de Dani Ceballos tras el descanso le dio otro aire al equipo. Pagó su pena en el banquillo por su bajón de rendimiento en el mes de febrero, pero ya está bien la broma. El utrerano tiene que ser titular siempre. No sólo es el que mejor ve el fútbol, sino también es el más valiente, el que más lo intenta, un jugador al que se puede agarrar el equipo porque tira del resto hacia arriba. ¿Mejoró el fútbol del Betis sólo con la entrada de Ceballos? Pues sí, mejoró, aunque no crean que el equipo se convirtió en una sinfonía de fútbol, pero al menos sacó algún aplauso. Todo liderado por Ceballos.
Una contra de la segunda parte define a Osasuna. En el patio de cualquier colegio de España se habría hecho mejor. Tres contra dos de Osasuna y el delantero se la da al que está tapado. El centro de éste, a las manos de Adán, con un compañero sólo en el segundo palo. Gracias, y a otra cosa.
En la jugada siguiente llegó el tanto del Betis. Cómo no, partió de una gran jugada de Dani Ceballos. Una pelota recuperada al límite por Rubén Castro, desde la grada pareció que la pelota salió fuera, llegó al canterano, quiebro en un palmo y pase de la muerte a N'diaye. El senegalés, a puerta vacía, necesitó dos remates para marcar, porque el primero se estrelló contra el palo. No necesitó mucho más el Betis para ponerse por delante. Una individualidad de Ceballos y la fe de N'Diaye, curiosamente los mejores del partido hoy.
Y llegó el gol de Rubén Castro... El párrafo sobre el canario, cinco más arriba, ya estaba escrito. Se lo creerán o no, pero es así. No le cambio una coma. Error garrafal de Riesgo a la salida de un saque de esquina y Rubén acierta a meter la pelota en la jaula entre una marea de piernas. ¿Suficiente para estar en el campo? A día de hoy, creo que no.
El partido quedó finiquitado con el tanto de Rubén, al que Mel sí quitó después de marcar. Osasuna lo intentaba, pero con mucha más fe que fútbol. Es difícil que es te equipo haga goles. Le falta mucha pegada arriba, mala intención.
El Betis controló la situación sin demasiados problemas. El partido fue muriendo entre intentos vanos de Osasuna y contras del equipo verdiblanco a la caza y captura de un resultado más abultado. Precisamente, en una contra, a punto de llegar al final, Jorge Molina marcó tras una gran combinación de Portillo y Rennella. Sigue la racha del capitán, ocho partidos seguidos marcando en casa.