Portillo, el nuevo timón del Betis

Tras acabar el 2014 en play-offs y habiendo sufrido mucho más de lo esperado para conseguirlo, en el seno del Real Betis eran más que conscientes de la necesidad de incorporar a un jugador diferente, que con su calidad y desparpajo diese un más que necesario salto de calidad al equipo en el mercado invernal. En este sentido, un recién retornado Pepe Mel lo tenía claro. El propio técnico madrileño decidió encargarse personalmente de encontrar a ese futbolista que tanta falta hacía. Y así, Portillo se convirtió rápidamente en el nuevo timón del cuadro de La Palmera.

Llegar y besar el santo. Así fue para Portillo. El pasado 14 de enero se confirmaba la cesión con opción de compra obligatoria en caso de ascenso del centrocampista malagueño. Ni siquiera había sido presentado de forma oficial cuando se enfundaba la elástica verdiblanca por primera vez. Lo hizo ante el Sporting, contribuyendo durante los últimos 25 minutos a lograr la primera victoria a domicilio desde que Pepe Mel volvía a hacerse cargo del Betis. Dos meses después de arribar a la capital hispalense, Portillo suma ocho choques como bético en los que el equipo siempre ha conseguido al menos puntuar. Si bien es cierto que desde el duelo en El Molinón ha justificado el que se apostara por su persona, ha sido en las dos últimas jornadas cuando se ha visto la mejor versión del ex del Málaga, que no ha necesitado más de 180 minutos para superar a todos los centrocampistas de la plantilla en cuanto a asistencias de gol se refiere.
Tras 28 jornadas ligueras, suma más pases de gol que jugadores como Pacheco (1), Cejudo (1) o Kadir (2). Futbolistas que, como Portillo, están llamados a asistir frecuentemente a los goleadores del equipo, y que acumulan al menos el doble de partidos que el malagueño. Y es que tan solo los delanteros Jorge Molina (5) y Rubén Castro (10) suman más asistencias que el malagueño. Se estrenaba en dicha faceta en el choque que el Betis, con un 4-0, resolvía con solvencia ante el Real Valladolid. Sublime. Esa palabra define a la perfección la forma de hacer su trabajo aquel día. Un toque sutil para elevar el esférico entre dos contrincantes y ponerlo en el mismo pie de Rubén Castro, que batía con calidad a Javi Varas, hacía gozar a una hinchada verdiblanca que no pudo evitar corear su nombre al unísono cuando este fue sustituido a falta de 20 minutos.
Y es que el asentamiento de Portillo en el equipo ha supuesto un lavado de cara para con el juego del mismo. Así terminaba de confirmarlo en la visita a Gran Canaria. Primero, un balón rechazado por la defensa caía en sus pies y, con un toque suave pero nuevamente preciso, servía en bandeja el gol a Jorge Molina. Más de lo mismo pasó en el definitivo 0-3. Con calma y sin presión, Portillo controlaba el esférico con el pecho y se sacaba de la chistera un pase por encima de la defensa para que Ceballos únicamente tuviese que perforar la meta de un Casto prácticamente vencido. Pero la cosa no quedó ahí, no conforme con dos asistencias, también participaba en el otro gol. Este llegaba antes que el del utrerano, cuando Portillo y Varela llevaban a cabo una gran pared con Varela, que acababa con la asistencia de este último a Molina. 
Un Portillo que no ha hecho más que llegar, pero ya se siente como en casa. Después de un inicio de temporada de lo más duro en el Málaga, donde tan solo dispuso de 18 minutos repartidos en dos partidos coperos, el ‘ilusionista’ vuelve a sentirse futbolista de la mano del Betis y Pepe Mel. Una bocanada de aire fresco la que ha traido consigo. Ahora tan solo le queda estrenarse como goleador.