Un análisis más allá de los fríos números

Estadísticamente, Pepe Mel ha trazado una trayectoria paralela a la de Julio Velázquez. No sólo desde su llegada, sino también partiendo desde el inicio de cada vuelta. Así, si en las cuatro primeras jornadas el Betis sumó seis puntos con el vallisoletano en el banquillo, el actual técnico ha igualado dicha puntuación en los cuatro primeros partidos de la segunda vuelta. Eso sí, existen matices que van más allá de la frialdad de estos números y que establecen ciertas diferencias.

En primer lugar, Mel ha logrado que el equipo siga invicto desde que Velázquez abandonara Heliópolis. Así, el Betis ha sumado estos últimos seis puntos ganando un encuentro, ante el Sabadell (2-0), y empatando los otros tres, ante el Numancia (1-1), la Ponferradina (1-1) y el Albacete. Con el ex del Murcia, el conjunto verdiblanco alcanzó la media docena de puntos ganando los dos primeros, ante el Sabadell (2-3) y el Numancia (2-1), y perdiendo los otros dos, frente a la Ponferradina (4-1) y el Albacete (0-1). A esto habría que añadirle el hecho de que, en esas cuatro primeras jornadas, el equipo encajó ocho goles, mientras que ahora, en esos mismos partidos, sólo ha recibido dos tantos.
Asimismo, salta a la vista que el ambiente que rodeaba al Betis entonces no es el mismo que el de ahora. La poca afinidad de la afición con Velázquez era evidente, llegando a un punto en el que, incluso ganando, se pidió su marcha. Desde el primer momento, la situación era insostenible. Algo que ha cambiado ahora con la llegada de Mel. Un técnico de consenso que ha logrado calmar las aguas y llevar la paz a la grada del Benito Villamarín.
En ese ambiente enrarecido que rodeaba al equipo en los albores de la temporada, mucho tuvo que ver la mala imagen que daba el equipo. Si bien el Betis sigue sin dominar los encuentros de principio a fin, perdiendo el control del centro del campo en muchas fases de los partidos, Mel ha logrado que, al menos, los rivales no le pasen por encima. En el recuerdo quedarán la goleada sufrida en Ponferrada y el baño que le dio el Albacete al conjunto verdiblanco su propio feudo.