De la dificultad para ilusionar al "todo es posible"

Suele ser el verano una época en la que los aficionados al fútbol renuevan sus ilusiones de cara a la siguiente campaña. Raro es el club que no vende optimismo durante la pretemporada, ya sea a través de las palabras o de hechos concretos, como la llegada de algún futbolista. El caso del Betis, por otro lado, es bien diferente. Sucede que el aficionado aún está digiriendo el vergonzante y agónico descenso sufrido durante la pasada campaña. Un factor que, sin duda, dificultaría la tarea de cualquier club a la hora de ofrecer ilusión para el futuro.

A ello, habría que sumarle lo poco identificado que parece sentirse el aficionado bético con la directiva recién aterrizada. Tampoco ayuda que en la presentación de la campaña de abonos, en la que se oferta un “nuevo Betis”, el propio presidente bético, Domínguez Platas, se presente con un timorato discurso, reconociendo que posiblemente no se produzcan incorporaciones que motiven al hincha. “Ilusionar al bético con los fichajes va a ser complicado, hay que ser sensatos. Por las cantidades para los fichajes va a ser difícil que sean ilusionantes. Aquí no va a venir nadie de campanillas”, dijo sin tapujos el máximo mandatario heliopolitano.   Sin embargo, lo realmente desconcertante es que apenas tres días después de estas declaraciones, el director deportivo en funciones de la entidad, Alexis Trujillo, cambiara radicalmente el mensaje. El canario, aprovechando la presentación de Giménez y Casado como nuevos jugadores del Betis, sorprendía con un discurso optimista, en el que no descartaba la llegada de jugadores como Joaquín o N'Diaye. “Las retribuciones de Joaquín son muy altas. No hemos hablado con él, pero por su historia en este club es un jugador interesante y veremos lo que depara el futuro. En el fútbol las cosas pueden cambiar de un día para otro. ¿N'Diaye? Yo no descarto nada, todo lo que se mueve tiene opciones de venir. Está vivo, ¿no? Pues entonces puede seguir". Dos extremos bien opuestos en el discurso en menos de una semana que seguramente han dejado al beticismo algo desorientado.