El Málaga se encuentra en una situación límite y la mayoría de aficionados son conscientes de cómo va a terminar esto. Solamente un milagro que involucra a Sporting de Gijón y Huesca puede salvarles del descenso a Primera RFEF. Sergio Pellicer dejó claro en rueda de prensa que saben que es muy complicado pero hay una mínima posibilidad y se aferra a ello.

El entrenador del Málaga pensaba que las opciones de mantener la categoría estarían en torno al 0,01%, aunque según los datos predictivos de Opta Analyst la probabilidad es algo mayor: 1,2%. No obstante, gran parte del malaguismo ya espera una muerte anunciada. A pesar de los buenos resultados de las últimas jornadas -cinco victorias, tres empates y dos derrotas-, el equipo estaba condenado desde hace mucho debido a su deriva durante la temporada. Solamente ha terminado fuera de puestos de descenso en dos jornadas de las 40 disputadas. Y además fue al principio de curso, la tercera y la cuarta. Desde entonces ha estado siempre metido en el pozo.

Son muchos los factores que han llevado al club a este escenario, pero uno de ellos es lo mal que termina los partidos. El Málaga pierde fuelle en la última media hora de los encuentros y casi siempre se le hace cuesta arriba. Ha recibido hasta 26 goles durante ese tramo, lo que significa que encaja prácticamente dos tercios de los goles a partir del minuto 60.

Si bien es cierto que recibe muchos goles en la recta final, también tiene uno de sus tramos más goleadores a partir del minuto 80. Ha marcado seis goles cuando faltaban diez minutos o menos para el final del tiempo reglamentario. No obstante, no es ni mucho menos suficiente. Las cifras de goles anotados en los últimos 30 minutos están muy lejos de los recibidos, la diferencia es abismal: 11 a favor y 26 en contra.

Esto explica que la mayoría de los goles que se ven en los partidos del Málaga llegan en la segunda mitad. Hasta un 63% de las dianas son tras el descanso. Por lo tanto, con sólo un 37% de goles en la primera parte, pues es normal que más de la mitad de los encuentros se vayan 0-0 al descanso.

14 puntos volaron desde el minuto 60

La sangría de goles recibidos en la recta final de los partidos es uno de los motivos principales de que el club esté prácticamente en Primera RFEF. El conjunto malagueño se viene abajo en la última media hora de los encuentros y lo acaba pagando muy caro. La cantidad de puntos que se le han escapado en esos minutos finales es asombrosa.

Cada partido que tenía ventaja en el marcador en el minuto 60 y ha terminado en empate es sinónimo de perder dos puntos, pues estaba acariciando los tres puntos y finalmente sólo consigue uno. Esto le ha ocurrido en tres ocasiones y el resultado final ha sido siempre de 1-1. Por otra parte, cada empate al cumplirse la hora de juego y acabar perdiendo el partido significa perder un punto. Esta situación se ha repetido hasta 11 veces. Por lo tanto, en total al Málaga se le han escapado 17 puntos en la última media hora de juego.

Lo preocupante no son solamente los puntos perdidos, sino que esto le ha ocurrido en más de un tercio de los partidos. El equipo es demasiado propenso a recibir goles en la recta final y es incapaz de mantener los resultados positivos.

Esta situación también se ha dado alguna vez a favor, pero no es habitual. Ante el Sporting consiguió empatar un resultado adverso en los minutos finales, mientras que contra el Leganés marcó dos goles para llevarse la victoria. En total ha ganado tres puntos en la recta final. Estos datos son muy pobres, pues el balance final es que ha dejado de sumar 14 puntos que tenía amarrados en el minuto 60.