Un Málaga que gusta y se gusta con el 'showman' Paulino: una victoria para regalar a su afición

El Málaga CF venció con contundencia -por fin-, con energía y con buen juego a un Girona que se marcha de vacío. Hizo sufrir al rival con los trucos de magia de los showmen Paulino y Kevin, le dio dolores de cabeza a Míchel -que acabó expulsado- y, sobre todo, hizo disfrutar a los más de 11.000 malaguistas que se daban cita en La Rosaleda para vivir el que hasta ahora es el mejor partido de los suyos. El Málaga ha dado espectáculo y ahora el espectáculo debe continuar.

Las cosas comenzaron muy igualadas. El equipo blanquiazul trataba de encontrar los huecos, pero el Girona estaba bien replegado y no permitía a la formación local hacer y deshacer a su antojo. De hecho, la primera ocasión no llegó hasta el minuto 17 y no fue para el Málaga.

Reaccionaron rápido los de José Alberto con una gran incursión de Braian Cufré  por su banda que finalizó en un centro que buscaba a Roberto, pero el cordobés no llegó a tiempo y el balón acabó en manos de Juan Carlos. Desde este momento, los porteros de ambos bandos empezaron a tener trabajo. Dani Martín se mostró seguro ante un balón largo de Nahuel Bustos y otro de Kebe.

Y entonces llegó Paulino. Se puso el traje de mago y comenzó a desplegar un juego que se veía refrendado por el buen estado de forma de Kevin. El primero del '7' se fue al palo. Brandon lo intentó también en dos ocasiones, pero la de este domingo no iba a ser su noche.

El espectáculo continuaba. Una jugada atropellada hizo a los 11.108 aficionados presentes en el templo malaguista levantarse del asiento cuando el balón le cayó a Kevin en el punto de penalti, pero se le quedó trabada la pierna y el remate lo despejó la defensa. Apareció Paulino para robar el balón y, tratando de zafarse de los agarrones de Jairo, que no pareció ver López Toca, acabó enviando el balón fuera.

Pero lo mejor estaba por llegar. Kevin se deshizo de hasta dos rivales en la medular y metió un pase cruzado buscando al '7' malaguista, que se plantó en la frontal y, con toda la sangre fría del mundo, levantó la cabeza y envió el balón al fondo de la portería del Girona. La locura se desató en La Rosaleda. Y entre la euforia y la alegría, llegó el descanso.

Los cambios en el Girona en la segunda mitad cambiaron el rumbo del partido. Aunque Kevin tuvo una buena ocasión nada más echar a rodar de nuevo el balón, Dani Martín tuvo que emplearse a fondo para evitar el empate. Ayudado por Peybernes, que rechazó en primera instancia un remate de Baena, el portero asturiano voló para echar fuera el disparo de Valery.

Se repuso poco a poco el Málaga, que conseguía salir de su campo y volver a crear peligro en terreno rival. La Rosaleda dedicó una merecida ovación a Kevin en el 74', cuando el míster decidió darle minutos a Jozabed y sentar al malagueño, que dio una buena dosis de calidad.

La tensión se hizo presente. Amarillas al banquillo -Dani Barrio y Lombán, además de Míchel- y acabó siendo la dinámica del resto del partido. Tanto, que el entrenador del Girona acabó marchándose al vestuario antes de tiempo. Las paradas fueron constantes y esto favoreció al Málaga.

Show must go on que diría Freddie Mercury. Y vaya si continuó. En la última jugada del partido, Brandon robó una pelota, se fue solo en carrera hasta el área, el balón se quedó colgado y el rechace lo acabó recogiendo Paulino para redondear una noche ya de por sí bonita para el cántabro. La Rosaleda se vino abajo y el Málaga se vino muy, pero que muy arriba.