El Málaga se arrastra hacia Segunda

No hay remedio para este Málaga. Era de esperar, vista la temporada que lleva el equipo blanquiazul, que apenas fuese capaz de poner una mínima resistencia ante el líder invicto de la Liga. Y así fue. No compitió ni un solo instante el equipo de José González. Fue un pelele en manos de un Barcelona que no necesitó forzar la máquina para dejar al descubierto todas las vergüenzas de un equipo insulso, sin identidad, sin carácter, sin personalidad y muy mal dirigido tanto en el banquillo como en los despachos.
La fe en un posible milagro no duró ni un cuarto de hora. Para entonces Roberto ya había recibido un gol de Luis Suárez y le había sacado un mano a mano al uruguayo. A partir de ahí, el Barça redujo dos velocidades, se limitó a mantener la posesión, a pensar en el Chelsea y a abusar del Málaga. Coutinho, de espuela, puso el 0-2 en el 28’ tras una muy buena jugada de Sergi Roberto y Dembélé. Dos minutos después, Samu García, que volvía a ser titular tras seis jornadas, se autoexpulsó con una entrada tan exagerada como absurda sobre Jordi Alba. Martínez Munuera le enseñó la roja y un sector de La Rosaleda ‘premió’ con pitos al malagueño.
Roberto y En-Nesyri se llevaron los únicos aplausos de la noche en clave malaguista. El marroquí es un derroche de voluntad y estuvo a punto de acortar distancias con un cabezazo franco que mandó fuera tras una acción de casta de Iturra. Minutos después tuvo una opción Lacen, pero embarcó su disparo. Sigue siendo difícil de entender la llegada del francoargelino y, aún más, el hecho de que el club le haya asegurado su continuidad una temporada más con sólo cinco partidos y ninguno de ellos a un nivel mínimamente aceptable.
Con el 0-2 y el Málaga con diez por la jaimitada de Samu, los blanquiazules se limitaron a suplicar por la llegada del pitido final y la afición viró las miradas al palco donde, una vez más, los Al-Thani estaban ausentes. La Rosaleda coreó unánime una y otra vez el ya manido “¡Al-Thani, vete ya!”. También hubo cánticos dedicados al equipo cargados de sorna y resignación (“queremos un tiro a puerta”, “esa camiseta no la merecéis…”) y hasta un amago de ola. Así está el Málaga.
La permanencia queda ya a 11 puntos y sólo restan 30 en juego. El Málaga se sabe con los dos pies en Segunda porque parece imposible que este equipo, que lleva toda la temporada arrastrándose hacia el descenso, sea capaz de ganar siete u ocho partidos de aquí al final. Si no lo remedia, sí tiene a tiro el discutible honor de convertirse en el peor colista de la historia de la Liga.