Abrazo de (no) gol

Un segundo, un milímetro, una foto, un abrazo. Héroes que frenan a otros héroes pero que se respetan, se admiran y se reconocen. La imagen de Ignacio Camacho rendido a Herrerín resume o que es a veces el fútbol. El portero del Leganés evitó con una acción espectacular el tanto del maño, que posiblemente habría supuesto el triunfo del Málaga y su consagración como Cid blanquiazul.

En el minuto 84 de partido, con el Málaga abrazado a una fe que ya casi nunca le visita, Ignacio Camacho se metió en el corazón del área del Leganés para cabecear el centro de Rosales, posiblemente el mejor balón que pone en mucho tiempo el venezolano. Conectó con el esférico, lo picó para complicar más aún la vida al meta del Lega. Después de besar el césped, la pelota cogió impulso e iba directa para la red. Ahí, suspendido en el aire, Herrerín la sacó de manera prodigiosa en pleno vuelo.
Ambos terminaron abrazados y reconociendo a cada uno el mérito de sus respectivas acciones. Herrerín dio algo de consuelo a Camacho, que esta vez tuvo que admitir que el héroe estaba enfrente. El centrocampista del Málaga sabe bien lo que es ser uno de ellos.