(2-0) Cristiano noquea al Málaga

 

Cero puntos y una nariz rota. Ese es el balance del Málaga tras el partido del Bernabéu. Para ser justos con el equipo, también se trae en la maleta un puñado de sensaciones e intangibles que le servirán para el futuro. Falta pegada. Un montón. Pero sobran ganas de correr y sudar la camiseta. Alguien podía esperar una goleada en contra y se encontró hasta con algún que otro 'uy' que le encogió el corazón. Se ha perdido el partido, pero se ha conservado la imagen. El camino a seguir es el mismo. También el ritmo. Pero en su propia liga. Todavía es pronto para hacerlo en Madrid...
 

El Málaga comenzó derrochando la intención del aspirante. Presionó con intensidad y tocó sin complejos buscando la sorpresa de un Madrid que no esperaba tener que romper a sudar para entrar en el partido. Esa dinámica duró poco más de un parpadeo, pero sí provocó alguna gota fría sobre la frente de Casillas. Fue ésta, precisamente, la que convirtió en '¡uy!' la primera gran ocasión de la noche. Un disparo de Javi López tras salida del guardameta de Móstoles que no llegó ni al área por chocar de nuevo con el portero. Antes, una carambola que salió de las botas de Duda botó en el larguero tras rechace de Albiol. Así terminaron los 15 minutos de fama que merece cualquiera que le eche cara al dueño del Bernabéu. Y empezó el show de Cristiano.

Primero con dos goles que hablan mucho de la psicología del Madrid y poco o nada del Málaga, porque apenas se podían evitar. Cuando quiso, el equipo blanco apretó el acelerador y fruto de ese subidón de gasolina llegó la triangulación entre Guti, Benzema, Kaká y el portugués. Y luego otro golazo del luso en una volea meteórica. Después, con otra expulsión de niñato que le está creando una fama paralela en la Liga. Mtiliga (partido completo el del danés) le agarró en la medular y lo volvió a hacer uno, dos y tres metros más adelante y Cristiano soltó la mano una, dos y hasta tres veces. No se quedó tranquilo hasta partirle la nariz al lateral. Roja y a la calle.
A partir de ahí, el Madrid se puso a hibernar y el Málaga no aspiró a mucho más que conservar su imagen de equipo incómodo y sin pegada. Su pareja de centrales tuvo momentos impecables, pero arriba los de Muñiz no encuentran un referente. Los movimientos tácticos del equipo son fluidos y con césped de verdad incluso no tiene miedo a tocar el balón, pero no ve nada al final del túnel. Se puede decir que el Málaga con 11 (Portillo, Juanmi, Iván y Toribio en el campo) no es mucho peor que el Madrid con 10. Pero para sacar algo positivo de Chamartín hace falta más maldad. Con esta actitud, ya habrá tiempo.