Messi quiere la Copa, Messi se lleva la Copa

Messi nunca se va de vacío. Messi ha querido que el Barcelona acabe esta temporada y la etapa de Luis Enrique con otro título, otra Copa del Rey, por segundo año consecutivo. Messi quiso despedir el curso alzando una Copa y los deseos de Messi son órdenes que se encarga él mismo de ejecutar. El argentino acabó con un competitivo Alavés en tres acciones deliciosas en las que participó con Neymar como actor secundario. El Dios del Fútbol de nuevo encarnó la divinidad en el campo y terminó con el animoso conjunto vasco, que hizo lo que pudo, competir y parapetarse en defensa hasta que abrieron su lata. A partir de ahí, el Barcelona casi contemporizó y hasta le bastó con dejar pasar los minutos.

El Barcelona y Messi quisieron pues la Copa y el Barcelona y Messi se llevaron la Copa. Fue la final que quiso el 10. Se jugó hasta que él quiso, y se dejó de jugar cuando él quiso. Por eso, tras una primera parte intensa y bonita, copera, la segunda fue de partido ramplón, de victoria fácil y de nula oposición. El Barcelona cumplió los pronósticos y se hizo de nuevo campeón de Copa. Es este Barça de Luis Enrique un equipo campeón, nadie lo puede dudar. Su noveno título sumó Luis Enrique en tres años, a tres por año. 
Messi quiso desequilibrar y lo hizo a un toque con una pared con Neymar primero. Maravilloso el gol del argentino. Messi quiso desequilibrar de nuevo, incluso con 1-1 con el golazo de Theo, y aprovechó una buena salida de Neymar para de nuevo hacerlo todo fácil y dársela a Gomes para que asistiera a Neymar. Y Messi quiso dejar vista para sentencia la final y lo hizo con una de esas jugadas que él solo puede hacer, marchándose de todos, aguantando las patadas de todos y dándola entre líneas para que Alcácer dejara la final y la Copa en Barcelona con su tanto. Messi había hablado, Messi había jugado, Messi había ganado.
En resumidas cuentas, esa fue la final, aunque fuera la primera parte. Pero ahí estuvo el desequilibrio, ahí estuvo la diferencia y ahí estuvo el título. Incluso cuando Theo quiso meter a su equipo en la final con un golazo de falta en cooperación con la mala colocación de Cilessen. Pero ni los fallos culés ni algunas carencias que evitan que este equipo sea el de los últimos años pueden con el argentino.
Él hizo su trabajo y la segunda parte ya apenas cambió nada. El Alavés tuvo arrestos de orgullo y competitividad, porque es su rasgo, la competitividad, e intentó acercarse en el marcador y meterse en la final. Los cambios y la entrada al campo de Camarasa y Sobrino dio algo de brío. Pero no bastaba con orgullo y voluntad. El Barcelona, que en defensa se comportaba con Piqué y Umtiti, incluso con un André Gomes cómodo en el lateral.
Como últimos intentos Pellegrino recuperó su original defensa de cuatro en el último tramo del partido. Eligió el entrenador argentino la defensa como medio de contención y cambió ya demasiado tarde. Nada pudo hacer. Realmente, nada pudo hacer en ningún momento, apenas fueron amagos e intentos ante un Barcelona suficiente en la victoria y un Messi sobrado. 
El Barcelona gana una nueva Copa del Rey y cierra la temporada y la etapa de Luis Enrique como campeón. Una buena definición. Nueve títulos de 13 ha levantado este Barça. Una buena despedida para el asturiano, un punto y seguido para el astro.
 

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