El seleccionador húngaro alaba a sus aficionados

La afición húngara "estuvo fantástica", en opinión del alemán Bernd Strock, que no enjuició las bengalas y petardos lanzados desde su fondo, que a punto estuvieron de provocar la paralización de partido ante Islandia, ni las peleas entre ellos antes del comienzo del encuentro.

El fondo en el que se ubicaron los más radicales, ultras del Ferencvaros, provocaron problemas antes del encuentro. Fueron escoltados por la policía desde el Puerto Viejo de Marsella al estadio y, una vez, dentro desataron una gresca con otros aficionados húngaros, en la misma zona del estadio en la que se produjeron incidentes en el partido de la primera jornada que disputaron Inglaterra y Rusia.
Para calmar ese fondo, tuvieron que intervenir los antidisturbios y un centenar de efectivos se quedó custodiando esa zona durante todo el encuentro.
Los radicales húngaros, vestidos de negro y haciendo a menudo el saludo nazi, lanzaron petardos y bengalas, tanto cuando le sancionaron el penalti en contra a su equipo, en la portería más cercana a ellos, como cuando también en ese arco, logró Hungría el tanto del empate.
Entonces, formaron una gran humareda y algún conato de pequeño incendio, lo que obligó al árbitro, el ruso Sergei Karasev a pedirle al delegado del equipo que cesase esa situación porque podía suspender el partido. El capitán del equipo, Balasz Dzsudzsak, incluso se acercó a su zona a pedir calma.
Al ser preguntado en conferencia de prensa, el técnico alemán Bernd Strock, se quedó tan sólo con el gran apoyo que recibieron sus jugadores. "La afición ha estado fantástica, pero no sólo en el estadio, sino en todo el país. Esperemos que sigan festejando y nos animen igual en el partido contra Portugal", dijo.