El Dépor mantiene viva la llama del ascenso
Víctor Fernández, viejo conocido de la parroquia coruñesa, se interponía en el camino de un Deportivo dispuesto a sumar la segunda victoria consecutiva a domicilio de la era Martí. El triunfo se antojaba necesario para apretar al resto de competidores por una plaza en el play off de ascenso a Primera, la aspiración realista de los blanquiazules a estas alturas de la temporada. Y dicho y hecho. Un golpe de gracia de Pedro Sánchez, errático durante casi toda la campaña, mete de lleno al Dépor en la carrera por el ascenso en un duelo decidido por la superioridad herculina en las áreas. Nunca es tarde si la dicha es buena.
Martí confió en el bloque capaz de doblegar al Numancia en Soria. Tan solo barajó dos cartas: devolvió al once titular a Pablo Marí en la plaza del sancionado Somma y apostó por Saúl en el lateral izquierdo, ocupando el carril de Caballo. Enfrente, un Zaragoza sin el lesionado Soro pero con Papu en banda derecha, la gran novedad junto a la presencia del capitán Zapater en el doble pivote.
Los locales arrancaron el duelo dispuestos a llevar la iniciativa. Eguaras daba pausa y sentido a los suyos desde la la sala de máquinas, los dos laterales se proyectaban al campo del Dépor y el peligro se intuía aunque no se transformaba en grandes oportunidades a favor de los blanquillos. Además, Marí y Duarte, emparejados con Álvaro Vázquez y Marc Gual, transmitían síntomas de endeblez, tanto con balón como sobre todo sin la pelota.
Las dos primeras incursiones ofensivas del equipo herculino llegarían mediado ya el primer tiempo, con Borja Valle y Saúl como protagonistas. En ambas acciones se reclamaría penalti por presuntas manos de Verdasca, si bien en ninguno de los dos extraños despejes se apreció voluntariedad ni tampoco una evidencia clara de que el esférico contactase con los brazos del zaguero, poco ortodoxo en sus dos intervenciones en el área aragonesa.
Las tímidas llegadas del Deportivo infundieron respeto al Zaragoza y destensaron a los hombres de Martí. El dinamismo de Borja Valle, unido a los chispazos de Cartabia y la inteligencia de Carlos, agobiaron a Guitián, Verdasca y compañía. Restaba avanzar un paso más para probar a Cristian Álvarez, cómodo hasta que el extremo berciano malgastó un envío preciso del delantero andaluz –siempre Carlos– al corazón del área cuando las agujas del reloj prácticamente invitaban a Vicandi Garrido a señalar el tiempo de descanso.
El inicio del segundo periodo, frío a causa de un par de interrupciones por diferentes golpes sufridos por jugadores del Zaragoza, no resultó positivo para el Dépor. Tanto es así que Saúl estuvo a punto de brindarle una asistencia sin quererlo a Pep Biel, quien disfrutó de un remate librado en el balcón del área al que Dani Giménez respondió con solvencia.
Solo los maños parecían opositar a llevar los tres puntos con el paso de los minutos. En esta tesitura, Martí se vio obligado a mover ficha: el míster retiró a Borja Valle y le dio minutos a Matías Nahuel. Pero la sustitución no alteró el escenario. Los problemas se acumularon para los coruñeses, encomendados al buen hacer bajo palos de Dani Giménez para al menos sumar un punto en La Romareda.
Cuando peor lo estaba pasando el equipo, a solo cinco minutos del 90, Edu Expósito encontró a Pedro Sánchez libre de marca para que el extremo alicantino batiese por abajo a Cristian Álvarez en el primer remate entre los tres palos de los herculinos. Luz entre las tinieblas para un Dépor empequeñecido.
Sufriendo, como no podía ser de otra manera, el conjunto blanquiazul consiguió mantener viva la llama del ascenso tras superar, no sin inconvenientes, un final de partido de infarto. Sabe muy dulce.
