Conformismo en Ipurúa

El Deportivo viajó a Éibar con la intención de disipar fantasmas a domicilio -donde el cuadro coruñés ha arrastrado resultados pésimos en las últimas campañas- e ilusionado con obtener la segunda victoria consecutiva de la temporada. Para ello, Pepe Mel tomó dos decisiones de calado: le dio la titularidad al joven Francis bajo palos y confió en Raúl Albentosa en el centro de la zaga en detrimento de Arribas, sustituto habitual de Schär.

El choque arrancó con ritmo, pero las primeras llegadas terminaron por resultar un espejismo. Çolak y Cartabia aparecieron a cuentagotas, Valverde se diluyó en el sector izquierdo y Andone lo intentó sin éxito pugnando con la defensa de cinco hombres de Mendilibar. El técnico local protegió su zaga alineando a tres centrales e intentó hacerle daño al Dépor en ataque con las incorporaciones de Capa por el carril derecho. Sin embargo, la idea tan solo funcionó durante diez minutos, pues el choque se atascó y los errores marcaron el transcurrir de los primeros 45 minutos.
Los coruñeses no sufrieron en exceso, pero tampoco consiguieron acular al Éibar cerca de la portería defendida por Dmitrovic. La falta de presencia con balón de Borges y Guilherme en la medular tampoco ayudó a gobernar la posesión de la pelota, muy repartida. El Éibar no supo y el Dépor no supo o no quiso, porque el equipo herculino priorizó no desordenarse en defensa a llevar la voz cantante en campo rival. La trayectoria del equipo blanquiazul lejos de A Coruña a buen seguro condicionó la puesta de largo frente a un Éibar con pocos recursos más allá del juego directo.  
El Deportivo tomó precauciones, fortaleciéndose sin balón y arriesgando poco en campo contrario.
A la vuelta de los vestuarios, la balanza se mantuvo equilibrada. Los locales amenazaron a balón parado, insistiendo tanto en el remate directo como en la segunda jugada en acciones de estrategia. En una suerte en la que el Deportivo acostumbra a estar incómodo, esta vez los de Pepe Mel no sufrieron en exceso. Únicamente la perseverancia de Sergi Enrich, siempre en movimiento, condicionó a la defensa coruñesa. 
El partido pedía a gritos ser agitado con algún futbolista de ataque, si bien Mel midió con tiento todos y cada uno de sus movimientos. El punto en la mochila no desagradaba a la expedición herculina, aunque la oportunidad de sumar de tres frente a un oponente carente de talento invitaba a dar un paso al frente. Con las espadas en alto, el preparador del Deportivo dio entrada a Borja Valle en la plaza de Valverde, desaparecido. Ya con Bakkali y sin Cartabia sobre el tapete, el partido terminó por consumirse con el 0-0 inicial en el marcador. Ni Éibar ni Dépor se destaparon más de la cuenta. Lucas, en los últimos cinco minutos, no lo arregló.

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