Santi Mina salva el honor celeste en el descuento

De más a menos para llegar al cero absoluto, en juego y ocasiones, así es como el Celta de Vigo ha empatado a uno ante un pobre RCD Espanyol que aguantó el 0-1 hasta el descuento. En ese momento Santi Mina voló sobre el pitido final para lograr un agónico empate que deja un sabor dulce por el momento en el que se logró el empate pero que deja más dudas sobre el proyecto de Fran Escribá. Un empate que no sirve para salir de la zona peligrosa y que deberá ser refrendado por una victoria ante el Eibar para que el técnico no esté en la cuerda floja.

El Celta saltaba al campo con un once prácticamente igual al que, unos días atrás, lograba empatar en el siempre difícil Wanda Metropolitano ante el Atlético de Madrid. Fran Beltrán, que se había perdido el duelo por sanción, era la única cara nueva de un once que el celtismo ya es capaz de repetir de memoria salvo por la ausencia de Okay Yokuslu. Escribá ha apostado por dosificar su carga competitiva tras permanecer cuatro meses lesionado.

Dominio celeste

Tres minutos, ese es el tiempo que necesito el ataque celeste, en hilvanar la primera jugada de ataque. La combinación de Denis, Rafinha y Aspas terminó con un disparo desde la frontal de Fran Beltrán rechazado por la zaga perica. Con mucho más fútbol y ritmo el Celta mandaba en el encuentro con absoluto descaro ante un Espanyol encerrado en su campo y buscando las contras como el único camino para acercarse a la meta defendida por Rubén Blanco.

Cumplido el cuarto de hora Santi Mina tuvo en su cabeza el 1-0 en un claro remate de cabeza fruto de un magnífico centro de Lucas Olaza. Seguía percutiendo el cuadro de Escribá con posesiones larguísimas en las el remate era la asignatura pendiente ya que los celestes se enredaban en infinitos pases, justo lo contrario del Espanyol. Los de Gallego buscaban plantarse delante de Rubén Blanco con dos o tres pases directos evitando las florituras de los vigueses.

Ya en el 26' era Rafinha el que gozaba de la segunda gran oportunidad del Celta con un remate de primeras con su pierna izquierda que se marchaba pegado al palo derecho de Diego López. El paso de los minutos hacía que los de Escribá bajasen el ritmo dándole al Espanyol la oportunidad de acercarse al área viguesa con cierto peligro.

La tercera gran ocasión del Celta llegó por medio las botas de Hugo Mallo, el lateral, casi sin ángulo probó a Diego López que abortó el remate del capitán. Acto seguido fue un remate de cabeza de Araujo el que sacó de sus asientos a la afición celeste. Redoblaban esfuerzos los celestes al filo del descanso, momento en el que Santi Mina no llegó a rematar un centro de Aspas.

La falta de puntería condena al Celta

El Celta, absoluto dominador de la primera mitad se llevaba un pírrico empate sin goles a los vestuarios esperando que en la segunda parte la mala puntería y las malas decisiones en el último pase desapareciesen para poder batir a Diego López.

Todo cambió en el dos de la continuación, Vargas cede la pelota en el área pequeña a Calleri, el argentino aguanta la presión de un intenso Aidoo, al que le faltó muy poco para arrebatarle el balón, pero en un pase en 'semifallo' encontró a Pedrosa que solo tuvo que fusilar a Rubén Blanco.

Buscaba la reacción el Celta, primero en un cabezazo de Aspas a centro de Mallo, que se marchó desviado, lo que aprovechó Diego López para empezar a arañarle segundos al reloj ante el enfado de los 16.000 aficionados celestes. En el 52' era Mallo el que buscaba el centro al interior del área pero la zaga blanquiazul, atenta, conjuraba el peligro.

Pelea contra el reloj

Replicaba el Espanyol por medio de Calleri, el primer delantero que ha puesto en aprietos a Aidoo, y Pedrosa. Una contra que terminó con el remate del canterano perico que obligó a Rubén a lucirse por primera vez en el encuentro. El Celta, aún con ganas, acusaba el golpe del gol y su juego se precipitaba a medida que el cronómetro iba avanzando.

El Espanyol, bien plantado en defensa, impedía que el dominio celeste se tradujese en ocasiones claras. Hasta el 68' Balaídos no pudo cantar otro 'huy', esta vez, por un disparo cruzado de Aspas que salió rozando el palo largo de Diego López.  Se le agotaban las ideas y las fuerzas a un Celta que buscaba con la entrada del 'Toro' Fernández más capacidad de remate porque la estadística decía que en el minuto 75 el Celta sólo había rematado dos veces entre los tres palos.

El encuentro era un asedio celeste sobre el área perica, donde los de Gallego habían construido unas inexpugnables trincheras contra las que los celestes se estampaban una y otra vez. Pione Sisto era la última bala del Celta, el danés entraba en el 84' por un desdibujado Denis Suárez.

Sin gasolina es el Espanyol el que perdona

Las fuerzas fallaban en los minutos finales donde los de Escribá ya no eran capaces de inquietar a un Espanyol que pudo sentenciar el choque en una contra donde sólo Aidoo bajaba a defender. Un cuatro contra uno que salvó Rubén Blanco con una gran parada a Pipa tras pase de Darder en el minuto 89.

Cuando el colegiado estaba a punto de dar el pitido final apareció Santi Mina, el delantero vigués voló más que nadie para anotar un auténtico golazo que vale para sumar un agónico punto en un Celta que ha dejado demasiadas dudas en su juego ofensivo, demasiado contemplativo y falto de veneno. El proyecto comandado por Fran Escribá genera las primeras dudas y su puesto corre peligro si no es capaz de sacar algo positivo este domingo de Ipurúa.