Acoso y derribo sin premio final: nadie hizo sufrir más a Oblak

El Celta se quedó sin premio final en el encuentro ante el Atlético de Madrid, lo intentó, buscó el gol por tierra, mar y aire, en jugadas colectivas, individuales, a balón parado. Llevó al límite a la zaga rojiblanca y a su portero, el esloveno Jan Oblak. El que es considerado uno de los mejores guardametas del mundo nunca tuvo tanto trabajo en todo lo que llevamos de temporada.

 
Nueve disparos entre los tres palos, de los 19 remates que logró el Celta en los 93 minutos de juego. Nueve paradas, algunas de ellas de primerísimo nivel, como la del cabezazo de Sergi Gómez o los remates desde la frontal de Wass o Iago Aspas.  En los doce encuentros que ha disputado el Atlético de Madrid en lo que va de curso solo el Chelsea, con 18 disparos se acerca al acoso celeste.
Nunca tuvo que parar tanto este 2017-2018, nueve paradas, y un palo, un larguero que se alió con el esloveno. Hasta que llegó a Vigo, a sufrir en el infierno, medio vacío de Balaídos, solo ante el Athletic y el Barcelona Oblak tuvo que realizar seis paradas. El Celta buscó el gol, no lo encontró, pero dejó sensaciones de equipo con ambición, sin miedo, con ganas de mandar y ser protagonista. 
Oblak sufrió como nunca lo había hecho este año, se erigió como un coloso ante las intentonas de los de Unzué que, empujados por los casi 13.000 aficionados que pudieron asistir al encuentro, dejaron una gran imagen con la que ser optimista de cara al futuro porque, en el próximo encuentro no estará Oblak, no estará el muro esloveno.