El Celta coge aire en Ipurúa

Fue en el partido en el que el Celta fue menos fiel a su estilo en el que el equipo pudo cerrar al fin una victoria abultada, la primera fuera de casa. Respira aliviado Unzué, que pese a no resolver los problemas para salir con el balón jugado consigue una victoria por 0-4 gracias al balón parado.

Unzué volvió a hacer rotaciones en Ipurúa, en total hizo cuatro cambios con respecto al once que saltó en pasado jueves en Balaídos. El más destacado, sin duda, fue el de la portería, el técnico navarro otorgó por primera vez en la temporada la titularidad a Rubén Blanco en sustitución de Sergio Álvarez. Además entraron Cabral por Fontàs, Lobotka por Jozabez y Wass por Brais Méndez. El que no entró en las rotaciones fue facundo Roncaglia, que esta temporada solo ha tenido minutos ante el Betis, y parece que no cuenta para Unzué.
El Celta cambió de estrategia en Ipurúa, un campo maldito y en el que muy pocas veces consiguió llevarse los tres puntos. Por primera vez en la era Unzué, los de Vigo cedieron la posesión desde el principio al conjunto armero, que fue quien tuvo la posesión y creó juego. El Celta esta vez prefirió esperan replegado atrás a los errores del Eibar para buscar la contra con la velocidad de Pione y Aspas.

Bendito balón parado

Y los errores del Éibar llegaron a balón parado. Tres en total que no perdonó el Celta. el primero de ellos en una falta lateral, que botó Pione Sisto y remató Cabral con mucha facilidad. El segundo en otra falta lateral, desde la misma posición, calcada, y que Sergi Gómez remató completamente solo tras la confusión de la defensa armera que se quedó clavada. Y para acabar, en un córner botado por Wass, que cedió en corto a Pione para que centrase y rematara, también solo Pablo Hernández en el segundo palo. 
Tres errores garrafales de la defensa del cuadro armero que dieron al Celta tres goles que por juego no merecía. Los vascos fueron dueños de la primera parte, con un 62% de la posesión, pero no fueron capaces de culminar sus jugadas. El Celta hizo lo contrario, poco juego y ocasiones, pero goles.

Magistral 'Tucu'

Pese al marcador, el Celta sufrió mucho en Ipurúa, y sobre todo atrás. El Éibar llegó y la zaga mostró muchas dudas, más si cabe en los balones laterales. Tras los goles el equipo armero dio un paso hacia adelante con la entrada de Sergi Enrich por Inui, y el Celta lo aprovechó para ganar en posesión del balón.
En esa labor tuvo un especial protagonismo Pablo Hernández. El 'Tucu' se hizo dueño y señor del centro del campo celeste, demostrando una vez más lo importante que es para este equipo. Aún con puntos en la cabeza después de un fuerte golpe, el chileno se alzó en una medular en la que Wass y Lobotka apenas aparecieron.
En un centro del campo poco fiel al estilo del Celta, Pablo Hernández llevó la batuta del equipo para dirigir las principales ocasiones del Celta, apoyándose casi siempre en Pione Sisto y Aspas, esta vez más liberado en banda, ante un Eibar más vertical en la segunda parte.

Una segunda parte tranquila

El Éibar, obligado a buscar la machada, dio un paso adelante en las líneas, lo que permitió al Celta reconocerse un poco más. Algo más de posesión del balón, y sobre todo, muchos balones al espacio a Pione Sisto y Iago Aspas. El danés contó con una ocasión muy clara en la que que el Celta se plantó en un cuatro para dos, pero pecó de egoísmo y terminó perdiendo el cuero.
Y en uno de esos balones al espacio Wass sentenció el encuentro al rematar a la perfección un centro raso de Hugo Mallo desde la banda derecha. El Celta supo aprovechar muy bien los espacios que generó el Eibar al adelantar líneas, para terminar de sentenciar el encuentro.
Primera victoria fuera de casa, en un campo maldito, y que hace que Unzué respire tranquilo tras un inicio de temporada que ha dejado muchas dudas, dudas que no se han disipado en Ipurúa pese al resultado.

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