Maxi Gómez, olfato para el gol

Segundo partido consecutivo en el que Maxi Gómez perfora la meta rival. El joven delantero uruguayo está de dulce en estos últimos amistosos de la pretemporada del Celta. Un buen desmarque al segundo palo ante el Bayer Leverkusen y una buena colación esperando el error de la zaga de Udinese le han valido para sumar sus primeros tantos con la celeste.

 
Maxi Gómez tiene lo importante en un delantero, olfato para el gol, olfato para saber colocarse en el lugar preciso. El resto se aprende, se entrena, se practica hasta alcanzar el nivel deseado. Maxi es joven, no tiene experiencia en Europa ni en el fútbol rápido que se practica en la liga española. Tiene carencias, no tiene una técnica exquisita, pero tiene gol.
Al uruguayo se le nota desconectado con el resto del equipo, en un juego de toque necesita bajar más veces a la línea de tres cuartos para asociarse y tirar desmarques, está en pleno proceso de formación, no será titular en el Celta. Posiblemente sea el tercer delantero del equipo, por detrás de Guidetti y de Beauvue, si Unzué apuesta por el antillano en su posición natural y no en banda.
El Celta pagó 4,3 millones de euros por una promesa, por lo más parecido a Luis Suárez que jugaba en la liga uruguaya, tal como explicaban en su país. Desde luego que no es Luis Suárez, casi seguro que nunca lo será, pero Maxi Gómez tiene condiciones para ganarse un sitio en el Celta, en la liga española. Es alto, fuerte, necesita aprender a mover su cuerpo, a aprovecharse de su ventaja física.
También debe mejorar el balón en los pies, ante el Udinese tuvo varios controles desafortunados que supo salvar con su potencia física, debe interiorizar los movimientos de delantero que exige el sistema táctico implementado por Unzué, le queda un largo camino. Pero tiene gol, y eso es lo que se paga en un delantero, su olfato asesino de cara a la meta rival.