Los 12 deseos para el Cádiz en 2017

El nuevo año se presenta muy atractivo para el Cádiz y el cadismo. Los aficionados amarillos se marcharon a las vacaciones de Navidad con la satisfacción de ver a su equipo en la cuarta posición después de haber ganado tres partidos consecutivos y con la sensación, como dice el club en su slogan, de que lo mejor está por llegar. El gran temor de la mayoría es ver cómo afecta a los jugadores el parón liguero, pero hay una gran ilusión por ver de nuevo en acción a un equipo que ha ido de menos a más y que si no pierde sus señas de identidad garantiza, al menos, estar cerca de conseguir su objetivo: la permanencia.

Son muchas las ilusiones de los cadistas, aunque por encima de todo está el hecho de no ver más a su equipo cayendo en el pozo de la Segunda B. Hace un año el equipo luchaba por el ascenso con malas expectativas y la inestabilidad era un hecho en la entidad gaditana. Ahora la situación es ideal y el control económico al que obliga LaLiga Santander hace que haya la seguridad de que no se va a gastar un euro más de lo permitido y que habrá que cumplir con los compromisos adquiridos, algo que no sucedía en otras épocas y que llevó al club de cabeza al concurso de acreedores. Hay confianza en la gestión de Manuel Vizcaíno y en el control del mercado del equipo comandado por Quique Pina, que tiene como mano derecha a Juan Carlos Cordero. Con ellos es fácil pensar en grandes metas.

Después de seis años de sufrimiento, de muchos sinsabores y decepciones, no se puede escapar el objetivo de estabilizar al club en Segunda. En este momento la zona de abajo está lejana, pero no puede haber relajación en ningún estamento del club hasta que no se alcancen los 50 puntos. El futuro del club pasa por ello y las bases parecen firmes para que no vuelva a suceder. Por suerte, los dirigentes no parecen permeables a los nervios que han salido en las redes sociales cuando han venido mal dadas en algunas jornadas ligueras. El entrenador cuenta con toda la confianza de la cúpula directiva y nadie va a alterar el mensaje inicial: mantener la categoría por encima de todo. Cuando eso se consiga ya no habrá límites en los objetivos y serán los rivales los que deban tener cuidado con un equipo que, cuando se mete en una pelea en la zona alta, sabe cómo sobrellevar esa presión.

A día de hoy es un deseo complicado de cumplirse porque no depende del Cádiz. Si el yeclano sigue con el rendimiento que está ofreciendo hasta el momento, Las Palmas se planteará repescarlo y hacer un buen negocio. Y en ese escenario el club cadista tendrá complicado competir, a no ser que se produjera un ascenso que, a día de hoy, es una quimera. No está la entidad amarilla para pensar en operaciones de gran calado y no hay que olvidar que Las Palmas pagó por Ortuño un millón de euros en su momento y que, viendo su revalorización, pedirá más dinero para dejarlo marchar. Ojalá se den las circunstancias para que el Cádiz llegue a esa puja con opciones y que tenga algo que decir el delantero, que está muy a gusto en la ciudad y con una afición que lo ha convertido en el indiscutible ídolo.

Son muchos los aficionados cadistas que se están pellizcando a diario para comprobar que es cierto lo que está sucediendo. El ascenso fue de lo más inesperado por la espantosa trayectoria que llevaba el equipo en los meses que se consideran decisivos para llegar con opciones al play off y ahí el cuadro de Álvaro Cervera dejó boquiabiertos a todos. El lema de "Yo, creo" del club entró con calzador en un primer momento, pero después los cadistas demostraron estar hechos de otra pasta y no fallaron a su equipo. Por una cuestión de justicia poética ahora están recibiendo la recompensa y no sólo ven a su equipo competir de tú a tú contra cualquiera en el fútbol profesional, sino que ven un buen juego y una clasificación que invita al optimismo.

Todavía suenan recientes los nombres de Gaucci y otros gestores que estuvieron más cerca de mandar al Cádiz a Tercera que otra cosa. Con la llegada de Vizcaíno y Pina, el club se ha instalado en la modernidad, en una gestión acorde con lo que necesita el club y que supo sobrevivir en Segunda B para ahora estabilizarse en la categoría de plata. Es fundamental para la entidad amarilla no repetir errores del pasado en cuanto a planificación deportiva porque se ha demostrado que al final se paga muy caro. Con los actuales gestores parece asegurado que el Cádiz cuenta con recursos para competir y con capacidad de crecimiento en todos los sentidos.

Cierto es que el ascenso se consiguió cuando los dos estaban en plena guerra, pero tampoco se puede olvidar que en la confección de la plantilla tuvo mucho que ver Pina y su equipo. Para la estabilidad del club es fundamental la aportación de los dos porque se complementan de un modo muy interesante para el club. Uno pone su control del marketing y el otro el conocimiento exhaustivo del mercado. Esa mezcla hace que el Cádiz le lleve ventaja a clubes de un nivel similar, a pesar de no contar todavía con una economía importante. Que siga la paz será la mejor noticia para el futuro del club.

Uno de los puntos básicos para conseguir la permanencia en la temporada será que se mantengan los jugadores fundamentales de la plantilla. No hay temor por la posible marcha de Ortuño antes de junio porque el compromiso de Las Palmas era firme hasta el mes de junio, pero su rendimiento ha sido tal que era inevitable tener cierto temor a un cambio de opinión. Han sonado rumores sobre el interés de otros clubes por jugadores como Álvaro García o Salvi, pero las ofertas no han llegado y lo importante es que los futbolistas decisivos de la plantilla estén tranquilos y con la cabeza puesta únicamente en salvar al Cádiz.

Una de las claves de la buena temporada cadista es el gran rendimiento de su cancerbero. Cifuentes ya fue uno de los artífices del ascenso dando una gran seguridad al conjunto amarillo, pero en Segunda y a pesar de sus 37 años, está demostrando que puede ser decisivo. Han sido varios los encuentros en los que ha firmado acciones fundamentales y que han supuesto puntos para su equipo. Jesús Fernández, que llegó para pelear la titularidad, está teniendo que esperar su oportunidad en el banquillo porque Cifuentes no está dando ninguna facilidad. Un seguro bajo la portería y un gran capitán, como ha demostrado en acciones como cuando pidió a la grada del Carranza que aplaudiera a Eddy Silvestre, un jugador muy criticado por su bajo rendimiento.

A veces puede sonar a demagogia porque parece que está reñido tener un equipo competitivo con darle oportunidades a los jugadores de la casa, pero a medio plazo debería ser uno de los objetivos del club. Juan Carlos Cordero repite que el ascenso del Cádiz B es fundamental en esta temporada porque la intención es acortar al máximo el salto que deban dar los jugadores de la cantera hacia el primer equipo. La materia prima es muy buena y sólo falta que haya estabilidad en el club y en el primer equipo para que vayan saliendo jóvenes valores. Además, si el club se asienta en Segunda no será necesario vender a los jugadores más destacados de la fábrica cadista para conseguir liquidez. Ver al Cádiz peleando en Segunda es un sueño hecho realidad, pero ver un Cádiz de gaditanos en la élite sería ya lo mejor para el cadismo.

Puede parecer una excusa recurrente, pero realmente esta temporada el equipo amarillo ha tenido que soportar algunas actuaciones lamentables. Lo del alicantino Ais Reig en Miranda fue algo muy grave y ha habido otros errores que han podido afectar en la trayectoria del equipo. Es un tópico pero suele cumplirse lo de que te quitan por un lado y te dan por otro, pero en la temporada del regreso del Cádiz a la categoría sería importante no tener este factor en contra. De momento, Álvaro Cervera tendrá que estar tres partidos más lejos del banquillo por protestar un penalti que no fue. Gracias al buen trabajo del equipo ha quedado eclipsado el tema arbitral, pero es un tema que no se puede olvidar.

Desde un primer momento tuvo muy claro Álvaro Cervera que quería crear un equipo desde la defensa y ahí ha sido fundamental la presencia del canario, que empezó siendo uno de los grandes criticados por esos aficionados impacientes que aparecen en las redes sociales. Al entrenador amarillo le gusta presionar arriba y ahí es vital tener la defensa adelantada y contar con centrales rápidos que puedan cubrir mucho campo. Aridane ha tenido algún lunar concreto, pero en general ha ofrecido un rendimiento muy alto y se ha compenetrado muy bien con Sankaré, que se ha hecho con un puesto en cuanto el físico le ha respondido. Con ellos dos la zaga cadista está muy segura y eso ayuda mucho en el funcionamiento colectivo.

No es un asunto baladí. El Cádiz ha encontrado un entrenador que es capaz de conjuntar muchas virtudes y estaría muy bien asegurarse su concurso durante el mayor tiempo posible. Ha demostrado tener una gran personalidad en los malos momentos y tener también las ideas claras para no cambiar cuando los resultados no acompañaban. Algunos decían que era defensivo, pero cuando la máquina se ha puesto a funcionar vemos un Cádiz que es solvente en defensa, pero que también es capaz de hacer muchos goles con un juego vistoso. Además, es un entrenador que se muestra siempre sincero, que huye del tópico en sus ruedas de prensa y que está mostrando una gran sensibilidad poniendo en valor lo que significa el cadismo. Uno de los pilares del proyecto cadista debería ser la continuidad del entrenador porque se lo ha ganado con creces.

 
Puestos a pedir, que 2017 sea el año de nuevas alegrías para el cadismo, sea en forma de permanencia o, quizá, de algo más. A día de hoy hablar de ascenso no tiene sentido porque han sido muchos los equipos que han pasado de estar en enero en la zona alta a pelear por no bajar en junio, pero las sensaciones que transmite el equipo son muy buenas y el cadismo se merece, al menos, una temporada de tranquilidad. Que las emociones fuertes lleguen en la zona alta y que no tener la presión de otros equipos sea un arma en la recta final. Si de verdad lo mejor está por llegar, que empiece a verse lo antes posible.