Despedida a lo grande de un Cádiz que no tiene techo

¿Dónde está el techo de este Cádiz? El equipo amarillo solventó con brillantez el último compromiso del año en un partido donde demostró que es capaz de tocar con criterio, de matar a su rival a la contra y de contemporizar cuando es necesario. Este equipo polifuncional comenzó ganando gracias a un tanto excepcional de Ortuño, que sigue dando alegrías.

El Cádiz empezó jugando con esa confianza que dan los puntos y las victorias. Tocaba el balón con velocidad e incluso con precisión, buscando ese costado izquierdo que tantas alegrías está dando a través de Brian y de Álvaro García. Pero desde el inicio se veía que el Sevilla era un filial que no se arrugaba y que alternaba acciones de calidad con otras de choque puro.
Todas las miradas estaban puestas en Ortuño, la joya de la corona cadista, que en este caso tenía el marcaje del gaditano Diego González. El equipo hispalense quería la pelota y al Cádiz no le incomodaba porque en cuanto que podía salía a la contra. Así, a los ocho minutos, Nico Hidalgo tuvo la oportunidad de poner un centro de gol a Rubén Cruz u Ortuño, pero el centro no fue muy preciso. Las cartas estaban boca arriba.
El Cádiz tenía confianza, tenía recursos... y tenía a Ortuño. El murciano, otra vez, dio muestras de su nivelazo y a los 16 minutos marcaba el primero de la tarde, En una acción personal dentro del área se giró y puso el balón por la escuadra en una acción que provocó el delirio en la grada. Y no era un hecho aislado porque el equipo estaba jugando de memoria, superando la presión del rival con criterio y con la sensación de que en cualquier momento llegaba el segundo.
A la media hora de partido las cosas estaban igualadas en cuanto a juego. El Cádiz ya no llegaba tanto y el Sevilla empezaba a enseñar los dientes, aunque realmente no pisaba el área cadista con frecuencia. Una buena jugada de Matos por la izquierda acabó en un disparo de Pozo que por poco no acaba dentro de la portería de Cifuentes tras tocarlo Marc Gual.
Cometió el error el equipo cadista en los últimos minutos del primer tiempo de caer en la autocomplacencia y se pasó jugando de cara a la galería, con acciones poco prácticas y que no aportaron nada al juego colectivo. Un partido que estaba bien encaminado se podía complicar ante un buen rival por entrar en florituras absurdas. No había entradas por la derecha porque Nico Hidalgo se mostraba muy impreciso en todas sus acciones. Difícil de entender la suplencia de Salvi estando en buenas condiciones.
En la segunda parte había que confirmar las buenas sensaciones dejadas en la primera media hora de juego y no incurrir más en florituras innecesarias. Álvaro García, que no entiende de adornos, estuvo a punto de hacer el segundo tras un robar un balón en los tres cuartos de campo, pero su disparo salió fuera por el buen acoso de la defensa sevillista.
El equipo de Cervera presionaba arriba y no dejaba que su oponente saliera con facilidad. El técnico sabía que no podía darle vida a un filial que se las sabe todas. Pero el equipo estaba concienciado de lo que debía hacer y tuvo premio cuando quedaba media hora para el final. Un gran centro de Álvaro García fue cabeceado por Sankaré para hacer el segundo y tener más tranquilidad.
El Sevilla Atlético tenía que buscar un gol a la desesperada y ése es terreno abonado para el Cádiz, que no tiene remilgos a la hora de destrozar a cualquiera que se destape mínimamente. En una buena acción por la izquierda de Álvaro García, su pase atrás lo aprovechó Nico Hidalgo para hacer el tercero y matar el partido después de un disparo inicial de Ortuño.
El partido estaba ya aniquilado por parte local. Al Sevilla le pesaban los goles, las bajas y las últimas derrotas y no era capaz de inquietar a la zaga cadista, mientras que el Cádiz llegaba al área de Juan Soriano sin problema alguno. Curro sí se quedó solo delante de Cifuentes, pero su disparo le salió pifiado y terminó siendo un despeje.
Los últimos minutos sirvieron para realizar un carrusel de cambios y para que el Carranza hiciera la ola. Había que disfrutar de otro triunfo plácido en un momento dulce de la temporada. Este equipo ya incluso se permite el lujo de ganar sin sufrir en exceso, algo impensable en el inicio de la temporada. Ni siquiera el tanto de Aridane en propia puerta puso emoción. A renglón seguido Álvaro García pudo hacer el cuarto, pero Diego González demostró su velocidad ante el cadista. Salvi tuvo tiempo de hacer el cuarto en otra contra y quedó rubricada una brillante despedida del año 2016.
 

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