Ganó y es colíder, pero el Atlético así no va a ningún sitio

Ganó el Atlético de Madrid, y eso era lo fundamental. Porque llevaba algo más de dos meses sin ganar un partido de LaLiga Santander fuera de casa y porque sus sensaciones cada vez que se aleja de Madrid distan de ser positivas. Tiene sensaciones encontradas este curso el equipo de Diego Pablo Simeone, con números incontestables en casa pero sumidos en un mar de dudas cada vez que les toca coger el avión. Y ante las críticas, nada como volver a ganar a toda costa.

Pero lo cierto es que este Atlético de Madrid, pese al triunfo, sigue sin ser fiable. En Zorrilla marcó tres goles en apenas dos ocasiones y media, con un penalti que casi nadie vio menos el VAR y con un Griezmann que, esta vez sí, fue determinante con dos goles y una asistencia. Fue a Kalinic, que a todo esto sigue en racha y marcó por tercer partido consecutivo siendo titular. Ya lleva más goles que Diego Costa.

Y sí, ganó el Atlético. Sufriendo, tras dejar escapar un 0-2 a favor y recibir un sinfín de ocasiones del Valladolid, que llegó especialmente por los costados y las tuvo de muchos colores. Hasta Savic lo intentó contra su portería. El cuadro de Simeone es el equipo de LaLiga Santander que más partidos lleva sin perder (desde la jornada 3 en Vigo) y dormirá esta noche en el coliderato del campeonato, a la espera de lo que hagan Sevilla y Barcelona.

No está bien, pero está ahí, que de momento es lo importante. Le azotan las lesiones, con Filipe como damnificado otra vez. Pero las mayores preocupaciones llegan desde el juego, pues en el José Zorrilla el Atlético ganó un partido en el que no jugó mejor que encuentros anteriores fuera de casa. Apático en la creación, con Griezmann sin demasiada participación más allá de los goles (que no es poca cosa), con Kalinic desasistido y Saúl perdido entre tres posiciones diferentes. Koke apenas aparecía en la creación, la defensa hacía aguas y las sensaciones, en definitiva, eran malas.

Al descanso, los aficionados del Atlético no sabían demasiado bien cómo era posible irse con un 0-2 en el marcador. En el 70', veían sin demasiada sorpresa el 2-2 del Valladolid e intuían que podía acabar en catástrofe. En el 95' festejan el triunfo como Simeone, dando saltos por la banda del José Zorrilla. Lo festejaban porque era una victoria necesaria y sufrida, pero siguen sabiendo que jugando así, es difícil acabar haciendo algo grande a final de temporada.