Simeone no rota porque no puede, no porque no quiere
"Llevamos muchos partidos seguidos y somos poca gente". Esas fueron las palabras de Savic tras la dura derrota del Atlético de Madrid en Anoeta en un partido para el olvido tras el que el central montenegrino fue bastante claro: las rotaciones no llegan porque no hay opciones para ello.
A estas alturas de la temporada, con la imposibilidad de alcanzar el liderato en Liga desde hace varias semanas y la Europa League como gran aliciente para acabar visitando Neptuno a final de curso, Simeone podría haber optado por rotar en el campeonato doméstico con el objetivo de llegar fresco a los duelos cruciales europeos.
Esas rotaciones no han llegado nunca porque realmente el Cholo no ha tenido opción de hacerlas. No hay profundidad de plantilla, pues las dos salidas a finales de febrero redujeron la plantilla a apenas 19 componentes, que con las lesiones de Filipe Luis Diego Costa queda reducida a 17 futbolistas, sólo 15 de ellos de campo.
A ello se suman las lesiones que han sufrido Juanfran o Vrasljko, los problemas musculares de Giménez o Thomas y la última sanción de Lucas Hernández. Simeone ha tenido que tirar del filial en todas las últimas convocatorias y, sin ir más lejos, en Anoeta estaban en el banquillo jugadores como Sergi González o Juan Agüero.
En Anoeta no salió de inicio Vitolo, que llevaba tres partidos consecutivos siendo titular y sí podría considerarse una pequeña rotación. Descansó Gabi, que tampoco es fijo en este tipo de partidos, y Fernando Torres salió desde el banquillo nada más comenzar el segundo tiempo.
El único jugador de campo de la primera plantilla que no jugó fue Giménez, un central que poco tenía que aportar en San Sebastián según se fueron sucediendo los acontecimientos. A partir de ahí, Simeone tendrá que empezar a pensar en el once que sacará de nuevo el domingo ante el Betis sin perder la vista el duelo del jueves siguiente ante la Arsenal. Porque la Europa League, a pesar de la corta plantilla y la imposibilidad de rotar, sigue siendo el gran aliciente.
