La imponente reacción de Griezmann

Antoine Griezmann, delantero del Atlético de Madrid, se reencuentra con el Real Madrid una vuelta de Liga después, del contraste entonces de su peor racha de rojiblanco, con pitos incluidos en el Metropolitano, con su excelso momento actual, determinante y desatado con 16 goles en sus últimos 15 partidos, ya con sus mejores números a estas alturas de su carrera profesional.

Del pasado 18 de noviembre, aquel 0-0 en el que dos decisiones al contragolpe, en las que, sin compañeros por delante, optó por contemporizar en lugar de lanzarse al ataque, silbado por sectores del público por este hecho, hasta ahora. Ha fulminado aquellas dudas de entonces con fútbol, goles, regates, talento... Con todo.
Desde aquel día, arropado por sus compañeros, como tema principal en muchas de las preguntas de los medios de comunicación en la sala de prensa del Wanda Metropolitano, su reacción ha sido imponente, no sólo en los números, sino a la vez por la capacidad que tiene para decidir partidos y para hacer jugar a su equipo.
Al nivel que, salvo momentos puntuales, siempre ha aportado el atacante al conjunto rojiblanco, con el que ha marcado ya 107 goles en 199 partidos de competición oficial, ya entre los diez mejores artilleros de la historia del club, y con el valor tangible de que, por ejemplo, sus tantos en la Liga (74), han supuesto 73 puntos para su equipo, bien por ser el único goleador, el primero o el decisivo.
"Estoy demostrando en el campo que quiero mucho ha este club y a todos los compañeros", decía el delantero el pasado 28 de febrero, cuando le marcó cuatro goles al Leganés en el Wanda Metropolitano, una exhibición de un futbolista total, capaz de jugar, repartir juego, anotar tantos y también esforzarse por el bien colectivo.
Al 0-0 de la primera vuelta contra el Real Madrid, a aquellos pitos, además, respondió con la rotundidad de un futbolista de clase mundial. Al siguiente choque en la Liga de Campeones contra la Roma, decisivo entonces para su equipo, con un golazo acrobático, de chilena, y la asistencia del 2-0 a su compatriota Kevin Gameiro.
Lo ha mantenido en el tiempo. A aquel derbi llegó con sólo tres goles y dos asistencias. Treinta partidos oficiales después, de los que él ha jugado 25 encuentros, 22 como titular, ha disparado sus números, con 21 goles en esa serie de partidos desde entonces, además de haber dado ocho pases decisivos más a sus compañeros.
Aún más, si cabe, en los últimos encuentros. En los 15 más recientes ha aportado 16 goles y en sus ocho más cercanos ha logrado once dianas. Ha marcado, a la vez, más de la mitad de los goles de su equipo en los últimos ocho duelos, 11 de 21, relanzado indiscutiblemente desde la llegada liberadora de Diego Costa.
Desde el pasado enero, cuando entró en competición el atacante hispano-brasileño, su habitual pareja en la delantera, Griezmann ha marcado diecisiete goles en 19 encuentros para alcanzar a estas alturas de curso los 24 tantos en 39 partidos en esta temporada.
Son sus mejores registros con la camiseta del Atlético en cada una de las campañas con ese número de encuentros jugados: la pasada, que finalizó con 26 dianas, había alcanzado este tramo con 21; en 2015-16, que terminó con 32, sumaba 23 tras los primeros 39 duelos; y en 2014-15, cerrada con 25, llevaba 17.
Por delante, al menos ocho partidos de la Liga y uno de la Liga Europa -si avanza a semifinales serían dos más y si llega a la final sería otro más-, para pulverizar sus marcas al final de campaña, con el siguiente desafío frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu; el decimosexto derbi desde que juega el francés de rojiblanco.
En los quince anteriores, le ha marcado tres goles, dos en sus últimos cuatro duelos, el que significó la igualada en la Liga en el Santiago Bernabéu (1-1) en los instantes finales o el que hizo soñar con una proeza, al final imposible, en la vuelta en la Champions en el Vicente Calderón (2-1), ambos la pasada temporada.
Su otro gol al Real Madrid fue el 27 de febrero de 2016 en Chamartín para impulsar la victoria del Atlético en la vigésimo sexta jornada de aquella temporada de la Liga por 0-1 y, a la vez, la primera derrota de Zinedine Zidane como entrenador del conjunto blanco, al que se enfrenta de nuevo como un atacante determinante.