Jaula nueva, pájaro muerto

Decía Luis Aragonés aquello de "jaula nueva, pájaro muerto" cuando entrenaba al Real Oviedo. Fue una profecía, pues poco después El Sabio abandonó el conjunto carbayón, el Oviedo cambió de estadio a la temporada siguiente y acabó descendiendo a Segunda División. No parece que ese vaya ser el caso del Atlético de Madrid, que se ha instaurado en una preocupante crisis ahondada aún más con la eliminación virtual de la Champions League.

Bien conocen los seguidores colchoneros lo que significa bajar a los infiernos, aunque tampoco hay que olvidar que ahora, en la mayor crisis concebida desde que Diego Pablo Simeone llegara al conjunto rojiblanco, el Atlético ocupa la cuarta posición de la tabla. Bendita crisis, pensarán la hinchada.
Sea como fuere, lo que sí es una evidencia es que el Atlético no está bien. Gabi hablaba tras el partido de las señas de identidad, de encajar pocos goles y aprovechar las ocasiones generadas, todo lo contrario de lo que le sucede ahora al equipo rojiblanco. Unas señalas a las que hay que sumar un cambio de estadio relevante y una transformación en el escudo que los hinchas no terminan de entender.
Ese cambio de estadio, ese éxodo al Wanda Metropolitano es precisamente uno de los factores a los que el equipo no se termina de acostumbrar. El Atlético parece jugar cada partido como visitante, y ni si quiera el rugido de los 55.000 espectadores que se congregaron ante el Qarabag (precisamente los mismos que cabían en el Calderón) fue suficiente para doblegar al equipo azerí.
El Atlético ha estrenado una nueva 'jaula', que diría Luis, y sus opciones en Champions han quedado muertas a las primeras de cambio. Lo cierto es que los colchoneros ya han jugado seis partidos en este inicio de campeonato en el Metropolitano, donde sus números empiezan a ser preocupantes: ganaron los dos primeros duelos ligueros a Málaga y Sevilla, cayeron derrotados en el último minuto ante el Chelsea, empataron ante Barcelona y Villarreal y sumaron otra igualada ante el Qarabag.
Mientras, fuera de casa sigue alargando una racha en la que no conoce la derrota en todo el año 2017 en el campeonato doméstico. Las opciones de este Atlético para retomar el vuelo pasan por recuperar esa magia del Calderón o, al menos, esa fortaleza que lo convertía en un lugar diferente. Todo pasa por transformar la jaula en un fortín, resucitar de entre los muertos y volver a hacer de este Atlético lo que Simeone ha conseguido: un equipo que solo sabía "ganar, ganar y volver a ganar".