El traslado más lejano del fútbol español
Llegó la hora. El balón echará a rodar por primera vez en el Wanda Metropolitano este sábado, a las 20.45 horas, cuando el Atlético de Madrid reciba al Málaga en esta cuarta jornada del campeonato liguero. Se ha hecho de rogar el primer duelo de la temporada en casa, pero la espera ha merecido la pena. El club rojiblanco estrenará una estadio que se convertirá en icono de la ciudad y del fútbol europeo y dejará atrás el Vicente Calderón tras más de 50 años jugando a orillas del Manzanares.
Este traslado es, curiosamente, el más lejano que se recuerda en un equipo de fútbol español. Y es que entre el Calderón y el nuevo Metropolitano hay nada menos que 16 kilómetros, lo que supone un cambio radical de la idiosincracia del equipo colchonero. El río Manzanares quedará atrás, al igual que el barrio de Imperial, el Metro de Pirámides o el túnel de la M-30 pasando por debajo del estadio.
El traslado se hace aún más difícil comparándolo con otros equipos que han cambiado de estadio en los últimos años. La gran envidia es el Athletic, que decidió derribar el antiguo San Mamés para ubicar su nuevo recinto en la misma zona, casi sobre los terrenos del anterior feudo. Por su parte, tanto el Real Madrid como el Barcelona tienen en marcha los proyectos de remodelación de sus respectivos estadios, que modernizarán para adaptarlos a los nuevos tiempos sin moverse ni un solo metro de su zona.
Así que la comparación, en este caso, hay que hacerla con otros clubes. El más reciente es el Espanyol, cuyo cambio de casa tuvo mayor duración en el tiempo. El equipo catalán está ahora a las afueras de Barcelona, pero su mudanza no ha sido tan grande como la del Atlético, ya que entre el Estadio Olímpico de Montjüic y el actual RCDE Stadium hay 11 kilómetros. Echando la vista un poco más atrás, el nuevo feudo perico se sitúa a 12,3 kilómetros de donde se ubicaba el antiguo estadio de Sarriá.
Otro de los equipos que están llevando a cabo su proceso de traslado es el Valencia, aunque las obras del Nou Mestalla llevan años paradas. Entre el feudo actual del conjunto valenciano y el futuro estadio hay un total de 5,3 kilómetros, muy lejos una vez más de los 16 que separan los dos estadios del Atlético de Madrid.
En España resulta difícil encontrar equipos que hayan realizado traslados tan distanciados. Este mismo año, sin ir más lejos, el Betis ha estrenado nueva grada en el Villamarín, mientras que el curso anterior fue el Sevilla quien apostó por modernizar su estadio. El Éibar, además, está llevando una reconstrucción paulatina de Ipurúa, en el que han estrenado dos nuevas gradas los dos últimos años.
Hay que echar mucho la vista atrás para llegar al cambio de ubicación de la Real Sociedad, que pasó del antiguo Atocha a Anoeta, separados por 2,8 kilómetros. De hecho, el club donostiarra ha emprendido este mismo curso una gran remodelación del estadio, al que le eliminará la pista de atletismo.
Algo que también hizo el curso pasado Las Palmas en el estadio de Gran Canaria, donde juega desde 2003. El traslado del conjunto canario también fue considerable, pues el viejo Insular estaba a 7,7 kilómetros de distancia, aunque la diferencia sigue siendo insignificante respecto al Atlético.
Otros equipos de España de Segunda o Segunda también han cambiado de feudo en los últimos años, aunque sus traslados siguen siendo mucho menores que los del Atlético. El Almería se desplazó desde el Juan Rojas al de los Juegos Mediterráneos, a 3,4 kilómetros; en Mallorca, 2,4 kilómetros separan el Lluís Sitjar del Iberostar; el Recreativo de Huelva cambió el mítico estadio Colombino por el nuevo, situado a 3,6 kilómetros; mientras que el Oviedo apenas se movió 800 metros entre el viejo Tartiere y el actual.
Desplazando la mirada a Europa, la comparación sigue dejando al Atlético como el último en la lista. El Allianz Arena del Bayern está a 11,3 kilómetros de su antiguo estadio, la Juventus construyó su nuevo feudo sobre el antiguo Delle Alpi y el Tottenham, sin ir más lejos, está contruyendo su nuevo estadio en la parcela contigua a White Hart Lane. Algo similar hizo el Arsenal, pues el Emirates está a apenas cinco minutos andando del antiguo Highbury.
Para encontrar un caso similar al del Atlético hay que desplazarse en este caso hasta Francia. El Olympique de Lyon estrenó el pasado curso su nuevo estadio, que también está situado a las afuerzas de la ciudad. Le separan 16 kilómetros del antiguo Gerland, que estaba en pleno centro, la misma distancia que hay entre el Calderón y el Wanda Metropolitano.
Y es que el traslado del Atlético está marcado, entre otras cosas, por ese cambio radical en el día a día de la afición del Atlético. Queda atrás el Paseo de los Melancólicos, cruzar el puente de San Isidro o bajar por Pontones. La M-30 se cambia por una más lejana, la M-40. Arganzuela deja su paso al distrito de San Blas, donde la afición tendrá el nuevo reto de dotar a su nueva casa de la personalidad que había a orillas del Manzanares.
