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Fútbol bajo cero, de la mano de Valverde, en el infierno de El Sadar
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Fútbol bajo cero, de la mano de Valverde, en el infierno de El Sadar

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Kuitxi Pérez

El partido, al igual que la respuesta de Dylan, estaba en el aire. El balón era una esfera que quemaba. Demasiado 'planeta' como para pretender abarcarlo. Toda la grandeza del fútbol cabía en las medidas de la pelota. Incapaces de abarcar los misterios del cuero, de tomarlo, tratarlo con mimo y descifrarlo, sentían los futbolistas que era un clavo que ardía. Páse de mi. Y de mí también. Nadie lo quería.

Despreciado, el cuero volaba de lado a lado. El fútbol brillaba. Sobre el verde, por su ausencia. En las alturas, cual sol que le añade luz a la luz de la luna. Frio. Desde la distancia, todo lo que sentía era frío. Indiferencia. Como si nada me importara. Como si en juego no estuviera el pase a la final de la Copa de un rey que bebe copas en la intimidad. ¿Qué hacer? ¿Tú lo sabes?

El once que sacaba Ernesto Valverde en El Sadar ante el CA Osasuna en Copa (Foto: Athletic Club).
El once que sacaba Ernesto Valverde en El Sadar ante el CA Osasuna en Copa (Foto: Athletic Club).

Seguir pegado a la pantalla pero sin apego. CA Osasuna y Athletic Club, como escuadras de esbirros, como mercenarios que defienden una causa que diríase no fuera la suya. Arrasate y sus 'rojillos'; Valverde y sus 'leones' a los que miraba como si el lance se tratara de un safari fotográfico.

El fútbol, bajo mínimos, a la altura de la noche fría que ocupaba las medidas de un gélido Sadar. Qué triste se vuelve todo cuando tristeza es lo que emana de los tristes rostros de Jagoba Arrasate y Ernesto Valverde. Como si entrenar fuera un castigo similar a los trabajos forzados de aquellos que levantaban piedras para conseguir la proeza piramidal de la Meseta de Giza.

Fútbol maltratado. Violación de los derechos humanos de aquellos que seguimos pensando que el fútbol es, o debería serlo, un juego curativo de las enfermedades que dañan el cuerpo y ensucian el alma.

Aplauso de Iñigo Lekue en el cruce de El Sadar ante el CA Osasuna (Foto: Athletic Club).
Aplauso de Iñigo Lekue en el cruce de El Sadar ante el CA Osasuna (Foto: Athletic Club).

Para tanto como esto daba un cruce de semifinales en el que ETB1 había decidido tirar la casa por la ventana. Tanto amor televisivo y no poder hacer nada contra la muerte. Diseñada por los entrenadores y ejecutada por unos hombres a los que les resulta más sencillo inhibirse que volcarse en una creación para la que, tal vez, no estén capacitados. Qué pena tan honda asistir a lo profundidad que alcanza el fútbol en el penoso oficio de su enterramiento.

Muero yo, Mueres tú, se decían entre sí los que fueron contratados para anularse en la noche de los 'puñales cortos'. Ni daño se hacían. Como una eutanasia, como un suicidio asistido sin dolor ni plañideras. Esto no pasaba cuando Txetxu Rojo ponía "arriba ese balón", cuando Amancio rompía la banda derecha con su "magia", cuando Iribar paraba con la suficiencia de los mejores porteros del mundo. El 'Txopo' cumplía 80: mal día para que todo en el Athletic fuera naufragio.

Alex Berenguer batalla con Abde en el horroroso Osasuna-Athletic de Copa (Foto: Athletic Club).
Alex Berenguer batalla con Abde en el horroroso Osasuna-Athletic de Copa (Foto: Athletic Club).

Coyuntura que se podría haber evitado. Si Jon Uriarte Uranga no hubiera permitido la muerte prematura de Marcelino García Toral.

Si no le hubiera dado por resucitar al fantasma de Ernesto Valverde. Y es que para este viaje no hacían falta las alforjas de un sacrificio y el rescate de un técnico de sobra amortizado. El tiempo. Su paso. La perspectiva suficiente para intuir que Marcelino, tácticamente, le hubiera dado sopas con honda a Jagoba Arrasate, y, de paso, dejado en evidencia a un entrenador, como Ernesto Valverde, al que la asignatura de 'Táctica' se le sigue atragantando en los exámenes donde se libra la suerte final de los equipos.

Señal del míster, Ernesto Valverde, entrenando en Lezama (Foto: Athletic Club).
Señal del míster, Ernesto Valverde, entrenando en Lezama (Foto: Athletic Club).

Y sin embargo, a la hora de la muerte, fueron sus 'soldados más leales' los que lo terminarían 'traicionando'. Desde el centro del campo partió un tal 'Abde'. Carrera asumible. Pero no para De Marcos, que cayó a un lado, derrengado. Tampoco para Vivian, roto en velocidad y por su cintura. Y cuando Agirrezabala lo tuvo delante, en vez de activar su pierna izquierda al modo de un portero de balonmano, se inclinó por una estirada excesiva. Sus brazos, su cuerpo, sus piernas.

Demasiado tiempo invertido para cazar un balón que ya le había superado. ¡La pierna, portero, la pierna! Al no sacarla, metió la pata. La que le costó al Athletic el gol; y a Valverde, el partido. Un Ernesto Valverde resucitado por Uriarte tras haber permitido que Marcelino García Toral feneciera de manera prematura. Y con su muerte, la desaparición de esas maneras tácticas que fortalecían a un Athletic fácilmente reconocible.

• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista

4 comentarios
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  1. Calatrava

    De acuerdo en todo. Yo creo que el problema del Athletic es que estamos jugando y fichando con la misma filosofía de los años 70 o 80, y eso no puede ser válido, pues el fútbol ha cambiado 3 o 4 veces 360°. Antes se " jugaba" con campos embarrados. Éramos especialistas, y casi todos los chicos vascos querían jugar en el Athletic. Y ahora prefieren otros equipos, como la Real y Osasuna. Mientras los señores directivos no den solución a este problema el Athletic seguirá igual o peor.

  2. Eusebio

    Decepción tras decepción. Ya nos falla hasta Valverde, ! Vaya planteamiento de partido !. Salen al partido ya derrotados.

  3. Emilio Silva

    Buenas tardes, interesante artículo aunque yo lo matizaría un poco, con una simple opinión que nada más pretende que ser eso. El Athletic tiene un margen de maniobra bastante corto, lo entrene quien lo entrene, sea Valverde, Marcelino, Garitano o Guardiola. La realidad creo que es esa y se puede ver desde millones de puntos de vista pero... poco va a cambiar. Aunque poco he jugado al fútbol y aunque también poco he tratado de entrenar a algunos chavales -tengo el título de nivel 2, ahí me quedé porque no veía futuro como entrenador, más bien perdía dinero- y tengo más que claro que el entrenador quiere lo mejor para su equipo y los chavales que juegan quieren siempre ganar, pero con quererlo no se arregla todo. El Athletic es un gran club, supongo que nadie lo dudará, pero su realidad hoy dista mucho de la de hace cincuenta, sesenta o setenta años atrás, porque todo ha cambiado en la sociedad y en el fútbol, como no podía ser menos también. La táctica es una parte primordial, muchos partidos hay que leerlos en pocos minutos varias vecesyno siempre hay soluciones desde el banco. La estrategia hoy es vital, porque muchas ocasiones de gol nacen ahí, en la pizarra, y eso da goles que llevan aparejados puntos, y con la falta que hacen... serían como lluvia de mayo. Con Marcelino se volvieron a rematar corners y se marcaron goles -Vivian recuerdo por ejemplo- se sacaron faltas con peligro y se podían ver posibilidades. Creeis que Ernesto no trabaja esto? Es que no son los mismos jugadores los que están este año en el campo y sacan medio millón de corners y faltas para no rematar ninguna? Como esto no es una ciencia cierta cabrán mil explicaciones, que si la temporada es atípica, que si el parón del Mundial, que si llueve mucho o hiela poco, pero donde están las certezas? Yo no creo que a ningún entrenador se le ocurra dejar en el ostracismo a Capa -tampoco juega ahora con otra directiva, otro entrenador...- ni quiera perjudicar a Vencedor o a Morcillo o a Villalibre, pensar eso creo que es entender poco o nada de fútbol, y pido disculpas si alguien se siente ofendido por este comentario. La preparación física en estos tiempos no es negociable, hay que estar al 100% para poder optar a algo, y aprovechar toda la amplitud de efectivos, se llamen Capa, Vencedor, Morcillo o como quiera que se llamen. Lo que pasa es que en el campo yo no veo la intensidad que se puede pedir, y no al Athletic, a cualquier club de fútbol profesional. En eso muchas veces se ha competido como los que más -otras no y se ha estado a punto de descender, cierto es- pero de un tiempo a esta parte se ve un partido en el que si se compite y cuatro en los que no, sean rivales duros o blandos. Este año en la copa se ha llegado hasta aquí con rivales bastante asequibles -los dos primeras que han tocado están en una temporada apurada buscando no descender- y en la liga partidos lo que se dice complicados se han competido con opciones pocos. No es ser ventajista, son los números. Nueve derrotas son bastantes, y las sensaciones muchas veces no fueron nada buenas. La guerra del delantero es ya una historia antigua, muchos que iban a ser la leche y no pasaron de agua coloreada, otros no llegaron ni a eso. Los chavales tienen que probarse con diecinueve y veinte años, darles oportunidades para ver si pueden llegar a algo, no tenerlos en el filial hasta los 25 para que no dean llegado a nada. Si no sirven pues se siente, que el mundo no acaba en el Athletic, buen trato y oportunidades dadas no hay nada que objetar, y si alguno explota más tarde y puede y quiere volver pues adelante y si no quiere pues se le felicita y a otra cosa. Yo creo que no se está en disposición de dar lecciones a nadie ni se puede ir de sobrado con nadie, ni con Osasuna, ni con Alavés ni con Eibar ni con la Real, ellos harán lo que estimen y el Athletic a lo suyo, que bastante tiene. La realidad permite hacer el juego que se puede, con los mimbres que se puede y ya está, el que quiera que siga y el que no que se baje, al fin y al cabo esto es fútbol. Los que siempre están hablando de los que no están y serían fenomenales -Iñigo Vicente, Unai, Córdoba, Nico Serrano o incluso Galarreta...- no ven tantos éxitos cada domingo.. muy a su pesar. Pero como con los nombres mucho no se resuelve... Valverde es un entrenador que nada tiene que demostrar, la plantilla si. Poner nombres sobre la mesa para que lo pasen mal no tiene mucho sentido, ganen lo que ganen, porque no les ayuda. Tienen que demostrar que son jugadores de primera, que corren como nadie y que en intensidad nunca pueden perder, pero que lo tengan que demostrar es una cosa y que lo demuestren cada partido es otra... Aupa Athletic!

  4. Mikel

    Brillante crónica, creativa y acertada a la vez.

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