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Pues mira, el 'caro' Berenguer rompió una lanza por los no habituales
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Pues mira, el 'caro' Berenguer rompió una lanza por los no habituales

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Kuitxi Pérez

"Estoy hasta las narices; tanto empate me tiene atolondrado". La enésima igualada en Copa y en LaLiga Santander empezaba a caer a plomo sobre la brillante testa de Marcelino. Harto. Pájaros en la cabeza. Ese tener que ir a la 'sala de prensa Jose Iragorri' y en ella maldecir al guionista que diseña el ir y venir de los partidos que juega el Athletic Club. Hasta las narices, este cronista. Atolondrado porque al Athletic parece no darle su juego para alcanzar la victoria.

Y eso que en esta ocasión fue él, y no el rival de turno, el que se puso por delante en el marcador. Tan prematuro como brillante el 'bakalao' que Asier Villalibre encajó en las redes de Rui Silva, portero de este 'EuroGranada' al que Yuri batiera para merecer sitio en La Cartuja junto a la Real Sociedad. Va ya para un año la 'gesta' del 'Athletic de Garitano. Hace apenas tres días, la 'troupe' de Marcelino se había ganado  billete para la final de este curso bajo la luna de Valencia. Levante, Levante, Levante. Tres veces Levante.

Oihan Sancet positivo ante el Granada en San Mamés (Foto: LaLiga).
Oihan Sancet positivo ante el Granada en San Mamés (Foto: LaLiga).

La ida copera de San Mamés...

El Ciutat de Valencia acogiendo un 'ensayo' liguero y un partido de vuelta escrito cual Epopeya por un Marcelino que crece día a día apoyado en el tronco de un 'Txopo' mitológico. Iribar, hasta lo eterno, y luego más.

"Mira el Levante", me comentaba mi compañero Asís Martín. "A merced de la Real Sociedad, hecho unos zorros" por ese esfuerzo, tan tremendo como estéril, que tuvo que derrochar en su empeño de querer eliminar al Athletic. Marcelino García Toral había sido testigo de ese 'pelar las barbas de su vecino' granota por parte del barbero de Zubieta. Sabio, o sensato cuando es suficiente, le encargó al 'barbudo' Villalibre que reclutara ocho leones de su corte para protagonizar una 'revolución en la granja' de San Mamés. Los dos restantes, Simón y Unai Nuñez, a cuenta de su jefe Marcelino. Temeraria parecía la faena. Quimera, semejante empeño.

Y resultó que no. Que, al final de la partida, ese hombre que en Lezama se dedica a "dotar de  herramientas" a sus futbolistas se mostraba "muy contento en general". "Satisfecho" estaba. Por qué, "Porque es muy agradable ver rendir así a los que no juegan habitualmente". Acuerdo total entre entrenador y cronista.

Ibai Gómez, titular ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Club).
Ibai Gómez, titular ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Nueve caras distintas con respecto al once que se batió soberbio contra el Levante de 'un tal Sergio León'. Del Granada, que escriba su gente y hable ese califa gallego que ha restaurado en Los Cármenes el 'imperio nazarí. Y que del Athletic se ocupe su gente. De este Athletic que su juego despliega de inmediato a ponerse por delante en el marcador.

Una declaración de intenciones. Tan alegre como el gol será su juego. Sancet. Ohian. Va por la 'selva' a paseo, a la portería vecina, entre las ramas ve a Asier, y le regala su juego. Qué sensación tan placentera. Sentir que resbala y no camina. Sobre los grandes espacios que domina. El esférico es una pastilla sobre el hielo. Un balón que Villalibre controla. El maestro que a la portería da la espalda.

Ojos en la nuca. Finaliza de lujo. El 'trompetista' que en la 'Banda' que dirigía Garitano no 'tocaba'. Un ariete en el banquillo, por si acaso. Era de la partida en este "Athletic no habitual". Elegido para poner a su equipo por delante.

El beso de Villalibre ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Club).
El beso de Villalibre ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Un once de ningún modo 'habitual'. Distorsionado. Posiciones equívocas. Valiente, mucho, la apuesta de Marcelino. 'Balen' de central. El Lekue de Ziganda, el de Valverde. Cuatro posiciones, y en las cuatro defendiendo , hábil, expertas sus dos piernas, la 'casa de su padre'. Morcillo, sí, aquel capaz de mover las masas el día de su debut. Ibai Gómez, nunca es tarde para asistir al regreso del que en el dique seco tantos lunes al sol.

De recuperar sensaciones se trataba, no le pidan más al 'hijo del histórico Mitxelo'. Dani García, Vencedor. La virtud está en el medio: ¡no se duerman, compañeros! De Sancet y Villalibre ya se dijo. Del primero, el pase, del segundo, su precioso gol. Y ahora qué  hacemos. "Hagámoslo otra vez". Jugar como los 'titulares' pero a nuestra manera. Priorizando la salida limpia. Buscarse. Asociarse en todo tiempo y lugar. Gustarse hasta ser capaces de bailar de tres en tres sobre una baldosa con la marca de Bilbao.

La apuesta es ya irreversible cuando el partido se convierte en un ida y vuelta. Va el Athletic en alegres transiciones. Llega y regresa. No hay pausa. El tren no se detiene ni en la estación central. Mientras, el Granada de Diego Martínez Penas, a lo suyo. Va. Viene. Partido de esos llamados abiertos. Bonito de ver. Los ataques, sobre la cresta de la ola. Olas que buscan esa orilla en la que morir. Mató Villalibre. Desde entonces, todo es promesa de algo que se espera y nunca llega.

El corazón de Berenguer ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Club).
El corazón de Berenguer ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Un penalti mal tirado por Raúl García

Ni tan mal. Y si me dan a elegir, que el partido termine me pido. Porque como un día se dijo, "Lo bueno de la derrota es que se puede revertir; lo malo de la victoria, es que el que gana puede terminar perdiendo". Que se acabe el partido quiero. Porque, aunque el partido es alegre y vistoso, "no es el fútbol lo que me gusta, sino el Athletic". Que gane, Ya gana, Que pite el árbitro el final, No debe, ni puede, Qué nos espera, entonces, Tan solo sufrir. Ver cómo en cada intento la renta no crece. Como en cada avalancha nazarí, la amenaza de que en el luminoso se instale ese empate, el enésimo, del "hasta las narices", del "estar atolondrado".

Minuto 70'. En mala hora te puso en el verde Marcelino, 'Rulo'. Porque de seguir en la banqueta, otro, no tú, habría posado el balón sobre la cal del punto fatídico. Estabas frío aún, 'Comandante' Raúl García. Se precisaba de más brega para convertirlo. Mira que no las tenía todas conmigo. Ni la mitad las tenía. Tras el fracaso, la gente que cree entender habría de volcarse en alabanzas sobre la pericia del portero. "Lo tiró de lujo 'Rulo', no falló el lanzador, extraordinaria parada la del arquero".

En total desacuerdo este cronista...

Que recuerda el que superó la línea de gol ajustado a la base del palo, y ese otro que tomó una altura inaccesible para todo intento de estirada. Para concluir que el golpeo de Rulo fue del todo defectuoso. A media altura y de ningún modo alejado del centro de la portería. Ese lugar, más bien centrado, a media altura. Propicio para todo portero, que no salta, se estira, que lo primero que se encuentra es la 'media altura'.

Williams con el logo de 'Bizi Ametsa' en su manga ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Clu
Williams con el logo de 'Bizi Ametsa' en su manga ante el Granada en San Mamés (Foto: Athletic Clu

Y si el balón, ni escorado y sí a media altura, ahí tenemos un portero que ha evitado el segundo gol del Athletic, el que habría cerrado el partido. Abierto sigue. Para que ese gol tempranero, que le correspondía al Granada por costumbre, llegue de ese modo que tanto irrita así a Marcelino como al cronista, "hasta las narices de tanto empate", "atolondrados" por ello.

Este empate, sin embargo, no encajaba en el puzzle del partido...

El Athletic, tras marcar tan temprano, se dedicó a transitar de portería a portería. Sin amarras. Ir y venir. Y en cada viaje, una aventura. Si no hubiera un marcador al que rendir cuentas, todo era hermoso, todo era bello. Un resbalón en terreno prohibido. Un centro malévolo. Un testarazo incontestable. Por la mañana, Bilbao Basket había amarrado la victoria taponando con sus dos manos Hakanson un lanzamiento de tres.

La fe de y en Álex Berenguer...

Había que marcar en San Mamés. Cuándo, dónde, cómo, quién. Acababa de saltar Alex Berenguer al campo. El del gol al borde. El del gol de la fe. El apoteósico. Le cayó el balón allá donde apenas se vigila porque el ángulo no da. "Racha", "Confianza", "Fe", Creer en lo que no se ve. Desde el área técnica, en cambio, Marcelino y esa empatía con Berenguer que le hace ver "la puerta como el arco iris". Fue así como Alex Berenguer descerrajó un disparo brutal con su pie izquierdo. Entre el palo corto y el portero. Gol para una victoria. Ni "hasta las narices", ni "atolondrados". Athletic. "Arco iris en lo negro de la noche".

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