De trivote, Saúl, Juanmi y Barça

La dolorosa derrota en el Calderón, el empate de la Real en Vigo sobre la bocina por el oportunista Juanmi y la despedida a medias de Ernesto Valverde en el postpartido dio para mucho en una jornada dominical que dejó sin aliento a los aficionados del Athletic Club. En que más y el que menos se las prometía muy felices, pero el Atlético es el Atlético, por mucho que ya fuese tercero.

Los aspavientos de Simeone y de Griezmann, balanceando sus brazos como si no hubiese un mañana, ya en el primer gol de Fernando Torres corroboraba lo previsible que es el fútbol. Un envite retorcido, con dos goles tempraneros de Fernando Torres, siempre el Niño, con Griezmann empecinado en marcar el suyo, que casi logra si no llega a ser por la madera de Kepa Arrizabalaga o por su tacón en fuera de juego tras jugarse el físico Laporte.
El trivote con el que apstó Valverde, con Beñat, San José e Iturraspe para contarrestar lo poblado de la zona ancha colchonera no funcionó. Quizás por los dos golpes de efecto de Torres y porque Williams estaba más para dosificar que para lanzarlo al ruedo de saque.
Con Iturraspe sacrificado en el descanso, saltó el '11' rojiblanco para desdoblarse con De Marcos, el más incisivo, y percutir sobre un Saúl Ñíguez fuera de sitio, como improsivado '3' por las lesiones de la defensa de Simeone. Ni por esas. Aunque Williams recortó distancias, aunque fuera de rebote, el Atlético no estaba para regalos y supo aguantar el tipo y ganar en medio de un ambiente de verbena en el cierre de la persiana del vetusto Vicente Calderón. El tercer gol de Correa, en su primer balón, paralizó definitivamente a los leones.
El gol de Juanmi en Balaídos, el golpeo a unas botellas de agua de Williams, de pura impotencia, las previas a las que aludió Muniain en la zona mixta, donde se despidió hasta luego Ernesto Valverde, hizo el resto. La inmediatez no debe nublar esos 63 puntos, en un panorama que apunta a Europa, aunque ahora todos sean del Barça.