¡VAR-ya partidazo!

El Manchester City consiguió un excelente encuentro este miércoles en Alemania tras sobrevivir a un partido que todo tuvo: VAR, errores en el VAR, penaltis, expulsiones y remontadas basadas en fe, esperanza y pasión. ¡VAR-ya partido, Pep!

El encuentro arrancó en Alemania tal y como todos esperaban: el Schalke esperaba y el City dominaba. David Silva, Bernardo Silva, Sterling y el Kun Aguero se paseaban sobre un verde altamente perjudicado y la defensa de Pep Guardiola apenas discutían por ver quiénes subían a rematar los balones al área.

Si el dominio era poco, todo iba a crecer poco después del cuarto de hora de partido. Error incomprensible en la salida de balón, Sané -el del Schalke- se quedaba  dormido, Silva la recuperaba y, a placer, el Kun Aguero anotaba el primero. Diez años marcando en Champions, se dice pronto.

Sin embargo, Pep Guardiola no contaba con el invitado especial de la noche: Del Cerro Grande y el VAR. En un partido en el que todo parecía bajo control, en el que la victoria abultada que negaba el técnico parecía dispuesta a llegar, apareció el VAR.

Tan inexplicable como el error defensivo, el Schalke se encontraría con la ocasión perfecta para empatar: mano de Otamendi dentro del área, consulta del VAR -un error no dejó ver a Del Cerro la pantalla-, tres minutos de juego detenido... y Bentaleb a la red (min. 38).

El partido había cambiado.

Tras los más de tres minutos que tardó Del Cerro Grande en estudiar, analizar, escuchar e incluso explicar a los capitanes de ambos equipos que debían respetar la decisión y la escucha del mismo, el City parecía haberse perdido en polémicas. Y los alemanes lo aprovecharon.

Apenas cinco minutos después, un balón al área acabaría en un absurdo agarrón de Fernandinho y, esta vez sin VAR, otra vez el balón al punto de penalti. Bentaleb volvió a marcar y mandó al descanso a su equipo por delante en el marcador.

La locura se hizo pasión

Tras el paso por los vestuarios, la dinámica se repetía: dominio absoluto del City, ocasiones, llegadas, presión y preferencias para que los de Guardiola empatasen. Pero no llegaba.

Los alemanes jugaban con el reloj, presionaban al City -al menos mentalmente- y comenzaban a refrescar al equipo para sobrevivir a la pasión celeste. Y seguía sin llegar.

Sin embargo, lo que sí llegó fue el primer cambio -y decisivo- del Schalke: Burgstaller entró al campo y lo primero que hizo fue expulsar a Otamendi. El ex del Valencia, como si de un chico joven e insensato se tratase, derribó al punta en campo contrario y debía marcharse antes de tiempo.

El VAR, los penaltis y la expulsión. Guardiola y los suyos lo tenían todo. Menos el resultado... hasta que apareció Sané con un precioso tanto

Pero el resultado llegaría, la insistencia tendría premio y la firma, como no podía ser de otra forma, la pondría el ex. Sané, ex del Schalke y que saltó al terreno de juego cuando apenas faltaban menos de 20', se sacó un precioso trallazo de falta directa para poner el empate.

Todo parecía estar sellado, el City miraba con buenos ojos el empate después de todo, sin embargo, de la manera menos esperada del City, llegó el tercero: pelotazo de Ederson, Sterling le gana la partida a la defensa y supera, con suma facilidad, a Fahrman.

No le busquen explicación ni lógica, no le expliquen razón alguna a la pérdida del City cuando mejor estaba, a la remontada cuando todo parecía perdido. Por cosas así se ama al fútbol.

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