El termómetro de la 17ª jornada
El termómetro de decimoséptima jornada de LaLiga Santander:
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Barcelona: El equipo de Ernesto Valverde asestó un golpe casi definitivo a la Liga. Con una segunda parte de personalidad y gol, enterró las opciones de resurrección del Real Madrid y aprovechó con su nueva conquista del Santiago Bernabéu, los malos resultados de Valencia y Atlético de Madrid para despedir el 2017 como un líder prácticamente inalcanzable. Sin necesidad de exhibir un fútbol brillante, la efectividad en su juego y la regularidad le dan una ventaja de nueve puntos, once y catorce sobre sus perseguidores.
Iago Aspas: en donde más gusto le puede dar, en Riazor, la casa del eterno rival, Aspas dejó una exhibición de pegada para instalar la alegría en la afición del Celta de Vigo. El primero estando en la zona del nueve y su doblete con una falta pegada a la perfección con una rosca inalcanzable. Su doblete no solo le asienta como máximo artillero español si no que le sitúa como el principal perseguidor de Messi con 11 dianas, a cuatro del astro argentino.
Abelardo: Desde que se sentó en el banquillo del Alavés para sustituir al italiano Gianni De Biasi, el técnico asturiano ha conseguido imprimir su carácter a un equipo que estaba hundido en la zona baja de la clasificación. Su llegada al cuadro vitoriano ha sido un bálsamo para el Alavés, que en cuatro partidos ha conseguido coger impulso para soñar con la salvación. Con Abelardo en el banquillo, su equipo ha sumado nueve puntos de doce posibles tras ganar al Málaga (1-0), al Las Palmas (2-0) y al Girona (2-3) y perder contra el Atlético (1-0). Con Abelardo, el Alavés no se rinde.
Eibar: José Luis Mendilibar y su Eibar son los otros triunfadores del último tramo del año. El conjunto vasco, poco a poco, y sin hacer ruido, ha ido escalando en la clasificación hasta terminar a un paso de los puestos europeos. El Eibar, después de diecisiete jornadas, es séptimo por debajo del Villarreal. En las últimas jornadas, suma cinco victorias y un empate. De 18 puntos, ha conseguido los últimos 16 y por eso sueña con Europa. El trabajo de Mendilibar, casi siempre efectivo, funciona.
BAJAN:
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Zinedine Zidane: el clásico siempre deja señalados en el bando perdedor. En esta ocasión junto a un Karim Benzema al que se le agota el crédito, queda su gran defensor: Zidane. El técnico madridista modificó su habitual dibujo y perfil de equipo dejando a Isco Alarcón sin minutos y dando la titularidad a Mateo Kovacic y el resultado jugó en su contra. Necesitaba ganar y realizó una modificación con la que perdió presencia ofensiva y calidad. El 0-3 es la derrota más dura de su exitosa etapa en el banquillo madridista.
Sevilla: El entrenador argentino Eduardo "Toto" Berizzo ha sido el mayor perjudicado de la última jornada del año. El Sevilla, después de perder 3-1 ante la Real Sociedad, sumó un solo punto de los últimos nueve. Esos números han sido la puntilla para Berizzo, que llegó al club el 7 de junio de 2017 y seis meses después no ha podido resistir a la exigencia de la afición y de los dirigentes de la entidad sevillana. Ser quinto en la clasificación y haber metido en octavos de final de la Liga de Campeones no fueron argumentos para la continuidad en una decisión polémica por el cáncer contra el que lucha el entrenador. El fútbol no entiende de sentimientos.
Valencia: vive su momento más bajo, frenada la euforia que invitó incluso a soñar con poder pelear por el título y tras caer en el duelo regional con el Villarreal ante su afición en Mestalla. El equipo de Marcelino pasó de tener en su mano la opción de derrotar al Barcelona, a encadenar una racha de 3 puntos de los 12 últimos, con dos derrotas consecutivas que le despiertan del sueño.
Míchel: Finalmente, parece que Míchel aguantará en el banquillo del Málaga por lo menos hasta 2018. Hay indicios de que, como dice el tópico, se comerá el turrón. Pero el técnico del conjunto andaluz queda bastante tocado después de llegar casi al ecuador de la competición. El Málaga, penúltimo con once puntos, perdió 1-0 su último encuentro ante el Alavés y vive en una montaña rusa constante. Con lo mejor de su plantilla fuera del club en verano, no ha podido reinventarse y Míchel no ha conseguido imprimir el sello con el que consiguió salvar al Málaga la pasada temporada.
