Cuando el fútbol le ganó a la vida

El fútbol es el motor de superación más bello para describir los quehaceres de la vida misma. Con esa historia llega el idílico cuento de Elías Pereyra, un argentino con el enquistado recuerdo de aquel maldito-bendito 2012. Cabe remontarse un lustro atrás para vislumbrar la sonrisa birlada a aquel niño de 13 años al que le detectaron leucemia, privándole del sueño más simple y bonito de su corta vida, jugar al fútbol.

Unas aparentes paperas tornaron la relativa tranquilidad en la amarga decepción de la leucemia, una publicación que solo obtuvo una respuesta: "¿podré seguir jugando al fútbol?". Precisamente esa esperanza regeneró y dotó de más fuerzas si cabe al argentino, que no cesó en su empeño de cumplir sus objetivos y codearse algún día con la élite del deporte rey.
Ahora y cinco años después, la vida le ha regalado una nueva oportunidad por partida doble: superar la leucemia y firmar su primer contrato profesional con San Lorenzo. El fútbol ha ido ligado con el pasaje de vida de Elyas Pereira, premiándole con su reciente mayoría de edad: "A veces llegaba del hospital tarde y me escapaba a jugar al fútbol. Mi vieja me regañaba porque no podía hacer esfuerzos por la quimioterapia. Siempre supe que iba a volver a jugar", relata el argentino.
Un ejemplo de vida que "ha sido como una película", lidiado con las tres y cinco horas diarias de sesiones de quimioterapia que, lejos de marchitar sus fuerzas, ha premiado el esfuerzo de un ejemplo de vida. De un baluarte vivo de San Lorenzo y Argentina.