De leyenda en el campo a novato en el banquillo: tres casos alemanes

La llegada al banquillo, como novatos absolutos, de exjugadores que en su época de activos fueron leyenda -como Zinedine Zidane en el Real Madrid- es un experimento más frecuente de lo que parece, como se puede ver en cuatro casos alemanes.Tres de ellos -Jürgen Klinsmann, Rudi Völler y Franz Beckenbauer- se convirtieron en seleccionadores alemanes sin tener experiencia previa como entrenadores.
El cuarto, Mathias Sammer, se encontró de pronto como entrenador del Borussia Dortmund sin haber acabado ni siquiera oficialmente su carrera como jugador.
Völler y Beckenbauer no tenían ni siquiera licencia de entrenadores y ambos asumieron la selección en momentos de crisis. Beckenbauer sucedió a Jupp Derwall, tras la desastrosa Eurocopa de 1984. Völler a Erick Ribbeck después de una Eurocopa todavía peor en 2000.
Beckenbauer tuvo al comienzo algunos problemas pero terminó coronándose campeón del mundo en Italia 90. En 1986 había sido finalista.
Tras coronarse campeón del mundo dejó la selección, posteriormente entrenó al Olimpia de Marsella y en dos ocasiones se sentó en el banquillo del Bayern, una vez para reemplazar a Ribbeck a mitad de temporada y otra vez, siendo presidente del club, para relevar al recién sustituido Otto Rehagel.
En su primer paso por el banquillo bávaro ganó la Bundesliga, en 1994, y en su segundo experimento conquistó la Copa de la UEFA, en 1996 aunque el "Kaiser" siempre ha reconocido que este último título era ante todo mérito de Rehagel que había llevado al equipo hasta la final.
Völler llegó, contra todo pronóstico, a la final del Mundial de 2002 lo que causó un estallido de júbilo en Alemania, pese a la derrota contra Brasil.
Dos años después, tras quedar eliminado en la fase de grupos de la Europa, optó por dimitir, pese a que había recibido el respaldo de la Federación Alemana (DFB), argumentando que el seleccionador que preparase el Mundial de 2006 necesitaba un crédito que el había perdido en la Eurocopa.
El sucesor de Völler fue Klinsmann, que desató una revolución el fútbol alemán. En el 2006 Alemania terminó en el tercer lugar, tras haber caído ante Italia en la semifinal y derrotar a Portugal en el partido por tercero y cuarto puesto.
La DFB quería que Klinsmann siguiera pero él prefirió dejar la selección en manos de su hasta ese momento segundo entrenador Joachim Löw.
Posteriormente, Klinsmann tuvo un paso desafortunado por el Bayern como entrenador, no terminó la temporada 2008/2009, y actualmente es seleccionador de Estados Unidos.
El hecho de que Klinsmann no haya podido tener éxito en el Bayern se ha explicado desde dos ángulos.
Por un lado, se argumenta que lo que lo hizo fuerte en la selección -su talento como motivador- es algo que en el trabajo en un club se agota más rápido. Por otro lado, se recuerda que, a diferencia de lo que pasaba en la selección, en el Bayern Klinsmann no tenía a Löw a su lado.
Sammer, siendo todavía nominalmente jugador del Borussia Dortmund pero alejado de las canchas por una lesión, se convirtió en 2000 en segundo entrenador del equipo, como asistente de Udo Lattek que llegó en la recta final de la temporada en medio de la lucha contra el descenso.
El dúo Lattek-Sammer salvó al Dortmund del descenso. En la siguiente temporada Sammer sucedió a Lattek como primer entrenador y terminó en el tercer lugar del torneo alemán. En la temporada 2001/2002 el Dortmund fue campeón alemán y Sammer, con 35 años, se convirtió en el entrenador más joven en levantar la ensaladera.
Sammer tuvo una segunda experiencia como entrenador en el Stuttgart y posteriormente pasó por la Federacion Alemana, como director deportivo. Actualmente ocupa el mismo cargo en el Bayern.