Chris Froome marcará el eje sobre el que vire la temporada de 2018

Chris Froome ha sido, en las últimas temporadas, uno de los principales nombres en los albores de cada nuevo curso ciclista. El británico no sólo no cede ni un atisbo de protagonismo, sino que inicia 2018 con el doble de miradas puestas sobre él. Su presunto positivo en La Vuelta de 2017 ha dejado, tristemente, en un segundo plano su decisión de doblar Giro y Tour para la temporada que se avecina. Una decisión valiente cuando apenas le resta un entorchado para alcanzar al selecto club de pentacampeones de la ronda francesa formado por Eddy Merckx, Jacques Anquetil, Bernard Hinault y Miguel Induráin.

A expensas de la posible sanción por doblar el límite permitido de Salbutamol en el organismo, el planteamiento de Chris Froome cambia radicalmente las expectativas de la temporada de los pesos pesados del pelotón. Tanto, que el principal duelo de la temporada, la lucha entre el corredor del Sky y Tom Dumoulin tendrá lugar en las carreteras italianas en el mes de mayo y no en la Francia estival. 'La mariposa de Maastricht' buscará reeditar la maglia rosa de 2017, su primera gran vuelta, en un recorrido que presenta menos kilometraje contra el crono. Froome tendrá que exprimirse para vencer a un rival que podrá jugar la baza de no ir al Tour y poder ir al cien por cien con su primer pico de forma de la temporada.
Para ese Giro de Italia los otros grandes competidores serán Fabio Aru, que se estrena en el UAE Team Emirates tras dejar el Astaná, y que será la gran esperanza local. Su ex compañero en la escuadra kazaja, Miguel Ángel López, será otra de las grandes figuras para la Corsa rosa, en la que intentará confirmar su buen papel en la pasada Vuelta a España. Esteban Cháves, tras una decepcionante temporada, buscará superar a su compatriota colombiano y regresar a los puestos de honor en las grandes vueltas con el maillot de un renombrado equipo, el Mitchelton-Scott.
La historia será un reto para Chris Froome, puesto que desde que Marco Pantani campeonara Giro y Tour en 1998, ningún otro ciclista ha sido capaz de vencer en ambas rondas durante la misma temporada. Veinte años en los que grandes ciclistas como Alberto Contador y Nairo Quintana no fructificaron tal aventura. El pinteño ha sido el que más cerca ha estado, ganando en las dos ocasiones el Giro (aunque en 2011 la sanción le desposeyó del título), pero haciendo un quinto puesto en la ronda francesa. Quintana, por su parte, tras ser segundo el pasado año, se desplomó en el Tour, donde ni siquiera terminó entre los diez primeros (12º).
Quintana y Nibali, al acecho del Tour 2018
La decisión del británico de doblar grandes vueltas darán otro cariz a la temporada de otros corredores como el ya citado Nairo Quintana y Vincenzo Nibali. El colombiano, tras el fiasco del año pasado, parte con la presión de tener que subirse al cajón más alto de París. Acumula tres pódiums, con dos de ellos en el segundo puesto, pero las expectativas creadas en torno a él desde su juventud han elevado el panorama de su techo. Hasta el punto de que su futuro en el Movistar, del que ha sido (y es) jefe de filas, se ha puesto en entredicho.
Quintana termina contrato en 2019 y tiene un nuevo compañero que quiere liderar, también, a la escuadra española en el Tour, Mikel Landa. En un año donde Froome, a priori, se presentará en Francia con una vuelta de tres semanas en las piernas, no coronarse campeón en los Campos Elíseos será una presión añadida para el cafetero. Además de Landa, le acompañará Alejandro Valverde, un equipazo de lujo con el que Movistar quiere asaltar, más de veinte años después (Induráin en 1995), el Tour de Francia.
Otra de las grandes figuras para el mes de julio será Vincenzo Nibali (ganador en 2014), que vuelve al Tour tras una temporada en la que hizo pódium en las dos grandes vueltas que participó (3º en el Giro, 2º en la Vuelta). El italiano sacrifica la carrera de casa para intentar asaltar de nuevo la Grande Bouclé, sobre todo porque su equipo (Bahrain-Merida), con una masa talonaria importante, quiere un gran referente en la competición más mediática. Con el paso de los años, el Tiburón de Sicilia ha pasado a unas lecturas más pausadas, dosificando su carácter ofensivo para morder en aquellas situaciones propicias en las que se mueva el océano del pelotón. Siempre al acecho, Nibali seleccionará cuándo hacer sangre. El transalpino será de las grandes ruedas a vigilar, sobre todo en una temporada en la que se enfocará, también, a un Mundial, el de Innsbruck, donde sus opciones crecen exponencialmente.
Más desapercibido aparece esta temporada el nombre de Richie Porte. Su espeluznante caída en el pasado Tour acabó con la temporada en la que estaba destinado a triunfar en solitario. El australiano se plantea un calendario casi calcado al de la temporada pasada, donde fue el gran dominador en la previa a la ronda francesa. De estar recuperado plenamente, Porte será otra de las ruedas que más encuadres reciba de la televisión en un BMC completamente enfocado al Tour de Francia.
Romain Bardet buscará alzarse también con la ronda gala y pondrá al servicio un voluntarioso Ag2r. El francés opta por una mentalidad ofensiva, aunque peca de lecturas de carrera no siempre correctas y de un déficit contra el crono que le pone muy cuesta arriba la competición cuando la carretera, precisamente, no pica para arriba. La temporada será un examen para Thibaut Pinot, que volverá al Tour para hacer la clasificación general.
Rigoberto Urán, tras atar el pódium en Francia la pasada temporada, intentará reeditar participación en verano sin perder de vista el Mundial de Innsbruck en septiembre. El colombiano, quizás sin la presión de subirse al cajón por primera vez, opte por una táctica más ofensiva, lo que le impidió el año pasado amenazar al Froome más vulnerable de los últimos años.
La primera sin Contador, Boonen, Voeckler...
El pelotón no tendrá esta temporada la presencia de corredores emblemáticos. La retirada más sonada fue la de Alberto Contador, sobre todo por esa despedida en las rampas del Angliru, donde alzó los brazos por última vez. El pinteño deja uno de los mejores palmareses de la historia del ciclismo y la esencia de una mentalidad ofensiva, de carreras imprevisibles y de un deporte que parece de antaño. Su ausencia ya no es la pérdida de un favorito para ganar, sino la de un corredor que hacía la carretera un espectáculo.
No menos laureado, aunque en otros tipos de competiciones más valoradas por Centroeuropa, Tom Boonen dejó el pelotón tras las clásicas de primavera del año pasado. Se retiró en el Tour de Flandes, tras años de un lógico declive. Esta temporada su nombre no aparecerá en esas clásicas de un día. Uno de los grandes clasicómanos de los últimos 15 años y campeón del mundo en Madrid, en el año 2005.
Carismático como pocos, Thomas Voeckler dejó como despedida el Tour de Francia del año pasado. Cazador de etapas excelso y foco para las televisiones, el francés sufrió para ganar en sus últimos años, aunque mantuvo su habitual competitividad. Ídolo en su país, deja una huella imborrable que parece heredar Lilian Calmejane.
Y todo, a expensas de la sanción de Chris Froome
Muchas de las líneas precedentes a esta pequeña traca final dependen, precisamente, del cierre del círculo de este artículo. Una sanción de Froome cambia, radicalmente, todo el escenario para la temporada que ya comienza. Ya el Giro ha metido presión a la UCI para que se resuelva, cuanto antes, el caso. Alargarse hasta mayo dejaría en evidencia un mundo, el del ciclismo, injustamente señalado de por sí.
Si Froome no evade la sanción (cuestión que parece probable), se enfrenta a la posibilidad de perderse toda la temporada o gran parte de la misma. Su objetivo de alcanzar la triple corona se esfumaría para esta temporada y, según el inicio de la pena, podría incluso no ser partícipe del Mundial de Innsbruck, donde podría alzarse, además, con el Campeonato del Mundo.