La brutal eficacia de Aduriz sofoca la rebelión del Genk

Olía a napalm hoy en Bilbao. La cita del Athletic Club este jueves con la victoria ante el KRC Genk belga exigía el compromiso máximo a los pupilos de Ernesto Valverde y a la afición rojiblanca. Era una final, dijo el mister, y quien mejor descodifica esos mensajes suele ser Aritz Aduriz que, por si hay dudas de su importancia, lograba su primer repóker en Europa, lo que le coloca como el máximo goleador continental en la historia del club con 21 tantos. Sus ¡cinco! de hoy permitían firmar un (5-3) sufrido, alocado, tembloroso en defensa y estrategia, pero celestial. ¡Que grande eres, pecoso!

Sea como fuere con sus muchas lagunas un triunfo básico, necesario, que reconstruye las opciones rojiblancas en una UEFA Europa League que tiene entre las cejas, sueño que para muchos aficionados lleva incluido incluso un billete lejano para la final de Solna. En el otro choque del Grupo el Sassuolo empataba con el Rapid Wien (2-2) en el Mapei Stadium, con lo que se queda el Genk como líder en solitario con 6 puntos, igualado con bilbaínos pero con mejor average de goles. Los austriacos e italianos están cerrando el grupo con 5.
Las bajas de Beñat y Mikel San José obligaban a rediseñar el centro del campo, hoy conformado en su sala de máquinas por dos viejos conocidos, Iturraspe y Rico, que aunque luego no estuvieron nada finos eran la novedad junto a la entrada de Markel Susaeta. Este en detrimento de un Iñaki Williams, hiperactivo pero fallón. Hoy al punta bilbaíno le tocaba hacer de revulsivo ante un rival que apostaba por hacerse fuerte, con un 4-1-4-1, en el que el rocoso N´Didi hacía de tercer central, dejando a Pozuelo y Susic la tarea de organizar.
Los leones salieron como en los viejos tiempos, al toque de corneta y sin dejar de poner balones en el área belga. Una táctica valiente pero arriesgada, que dejaba terreno a las contras de Bailey, si bien parece que el balón parado sigue siendo la asignatura pendiente, porque los flamencos las tocaban todas por arriba. Dominaban de hecho los visitantes, pero la diferencia de calidad era grande. La primera llegada vasca, con una buena jugada de Balenziaga por medio, la remachaba en boca de gol un Aduriz que casi se deja la espalda contra el poste de Bizot. ¡Menudo golpe para resonar su sexta diana del curso!
Pese a ir en desventaja el Genk tiene el descaro de la juventud. Siempre resucitó. Con Pozuelo brujuleando igualaba la posesión, presionaba, subía con 6 hombres a rematar, y no dudaba en meter el pie. Un equipo incómodo y pintón, que se hizo con el esférico, aunque Castagne era un flete en el costado derecho. Balenziaga se le iba fácil. El problema, en realidad, visto desde nuestro ángulo, es que al Athletic le cuesta un mundo hacer llegar el balón a la banda, que manera de perder balones en la tres-cuartos. Uno tras otro.
Sufría, sobre todo la orilla derecha que estaba missing, pero le salvaban las individualidades. Tras Aduriz aparecía Muniain, que sacaba un penalti al pobre Castagne, que es que daba pena,  para que Aritz anotara su segunda diana al engañar perfectamente al gigantón Bizot. Un 2-0 que no trajo la tranquilidad deseada, porque de fútbol los de Valverde siguen muy flojitos, y una pérdida de Susaeta en el 28' permitía a Leon Bailey batir a Iago tras una buena asistencia de Pozuelo. Merecidamente volvían a la batalla porque, con sinceridad, estaban jugando mejor. Sus 7 córners al descanso, jugando fuera de casa, eran significativos.
Entre dudas en el 32' Raúl García se decidía a chutar, pero su tiro se fue algo cruzado. Lo mismo que alto marchaba otro del hábil Pozuelo, que se ha tomado estos partidos como la oportunidad de volver a la liga española. También se lo planteaba Colley, inmenso en la ida, pero el penalti que le hizo a Raúl García en el 42' fue para matarlo, Aduriz lo hizo desde los once metros, engañando otra vez -aunque por distinto lado- al meta tulipán. El 3-1 coronaba un movido primer periodo, con sus luces y sombras, pero, por encima de todo, con un hat-trick del ariete donostiarra para enmarcar.
Si es que casi hace el cuarto en el primer minuto de la reanudación. Pero en el deporte confiarse es morir. Enfrente había otra bestia, N'Didi que, como en la ida, volaba para acortar distancias en el 50' en el enésimo estropicio en los balones colgados sobre el área propia. Con 3-2 había partido, que se había vuelto loco, con un total descontrol. Allí podía pasar cualquier cosa, hasta que De Marcos le diera un rodillazo en la cabeza a Herrerín.
Poco a poco el de Laguardia descubrió que el daño lo debía hacer en el otro campo, poniendo un buen balón a Aduriz, que no paraba de intentarlo. A veces hasta chocaba en el aire con Rulo, tal era el ansia por zanjar aquello. Ya se sabe que pedirselo a Susaeta es complicado, en el 68 se embolicó al quedarse solo ante el portero, con lo que oyó el habitual run-run desde la grada. Era la gran ocasión de matar a un Genk que de verdad juega alegre y combativo, que decía la juventud abertzale en los 80's.
Tuvo que ser Aduriz quien asumiera la tarea con su cuarta diana, porque si es por algún otro es como ponerle 15 banderillas al toro, el del Antiguo anotaba con la zurda en el 74' al costado de Bizot, anotando el primer póker de su carrera. Pero no crean que cerró el choque, Susic se encontró cinco minutos después con un rechace ante Iago que le volvió a permitir ponerse a un solo gol. Los problemas en materia defensiva eran como para temblar cuando saltó Karelis.
Entre una nube de aplausos se fue Raúl García, dando paso a Eraso limando unos segundillos al crono en una tarde en la que se habían cambiado a los tres mediapuntas. Uno de los que salió, Merino, tuvo dos opciones claras, pero se ve que nadie quería eclipsar el hercúleo trabajo de Aduriz. Era su día. El tercer penalti, el de N'Didi sobre Williams, que volvía a transformar Aduriz, esta vez en plan tranquilote, ante el Don Tancredo del portero. Que locura. Cinco txitxarros llevaron su firma.
Y el domingo a Cornellá el Prat 
Superada la final continental, hay que volver rápidamente la mirada a la liga, ya que la primera plantilla del Athletic Club visita este domingo, a partir de las 16:15 horas, uno de sus feudos malditos, el campo del RCD Espanyol en el que, si en liga hablamos, lleva 18 años sin ganar. Hora de cambiar el tercio ante los de Quique Sánchez Flores, como pasara en Granada o Riazor, y de no perder tras un partido europeo, visto lo ocurrido en Málaga y Bernabéu.

@asismartin

Aduriz: "Era un partido trascendental. Yo sin el equipo no soy nadie. Termino las jugadas, pero el trabajo es de todos" #UEL pic.twitter.com/AhdpybqYoJ
— ElDesmarque Bizkaia (@ElDesmarque_BZK) 3 de noviembre de 2016