El Athletic roza la hecatombe en San Mamés

¡Por el valor doble de los goles en campo contrario... mamma mía! El pase del Athletic Club a los cuartos de final de Copa parecía cantado con el histórico 2-4 de Vigo, que convertía el duelo con el Celta en San Mamés en una sesión de 'Cine de barrio'. Es decir, poco público, escaso fútbol y proyección de una serie 'B' como para aburrir a las moscas. Pero increíblemente la segunda parte dio paso a una peli de terror de las de Roger Corman, cutre sí, pero paralizante cuando los celestes se pusieron 0-2 con un gol en propia meta de Etxeita y un penalti de Orellana. Hubo que rezar para pasar la eliminatoria, más aún que contra un 2ªB como el Alcoyano, que ya sacó los colores a unos jugadores bilbaínos que siguen dando una imagen nefasta en buena parte de la campaña. La pitada final fue de órdago.

Se pueden contar con los dedos de una mano los buenos encuentros en lo que va de curso de los de Ernesto Valverde, y el de este miércoles tampoco está entre ellos. Sí en la videoteca del horror que el Club no comercializará y que vuelve a generar todas las dudas del mundo tras ver los cuatro choques de este 2015 (Depor, los dos del Celta y Elche). Desde luego la base del entrenador rojiblanco se resquebraja vislumbrando que no pasa de junio en Bilbao.
Pero en fin, yendo a lo práctico los leones han empatado con los de Berizzo (0-2) y se medirán al Málaga en el escalón previo a las semifinales tras pasarlas canutas. Increíble.
La noche venía totalmente marcada por el 2-4 de Balaídos, así que Valverde pudo meter 5 variaciones de saque, como la entrada arriba de Iñaki Williams, la de Ibai o incluso dejar en el once a un Muniain que se va a perder los dos próximos partidos de liga por sanción. Y también había un inconsciente colectivo basado en el disgusto del domingo ante el Elche, así que el equipo rojiblanco salió con brío. Y hasta se gustaba, pero volvió a durar poco el gas. ¿Por qué tan poco?
Lo cierto es que en el espejismo inicial Etxeita la sacaba jugada, Balenziaga, sí, uno de los nombres propios del mes, llegaba hasta zonas de peligro y Williams, muy activo en sus desmarques, pudo rematar en la primera aproximación con un disparo cruzado que se fue desviado.
El delantero del filial estaba con ganas de lucirse y de hacer méritos para pedir paso. No es ajeno a que la grada necesita nuevas ilusiones y el mister, directamente, gol y despliegue físico. Aún le falta mejorar en su toma de decisiones e intervenir más.
Probablemente sus mismas expectativas tenía el escurridizo Santi Mina, un retortijón habitual para los leones, quien también quiso probar a los 12 minutos a Herrerín en una Catedral que mostraba un aspecto bastante desangelado. Algo que tampoco es que sorprendiera demasiado por varias circunstancias facilmente imaginables.
Un primer tiempo sin mucho brillo
Uno de los problemas de los de Valverde es que aunque le pongan actitud, es difícil recordar partidos con buen juego, sobre todo en materia ofensiva, y eso que esta noche tampoco es que el Celta se fajara, porque los celestes se lo tomaron con bastante calma pese a necesitar un 0-3, o a que Berizzo casi ensarta a un periodista por decir que había tirado la eliminatoria en la ida. Fue el Athletic el que le emtió en la película.
Antes Ibai tuvo una buena ocasión en un cabezazo que atajaba Rubén, pero el fútbol pintón fue desvaneciéndose como un susurro. Buena parte de los pases vizcaínos no acababan en su destinatario, pese a tener el dominio del juego, algo que viene pasando toda la temporada y es uno de los dolores de cabeza del técnico, que veía como sus chicos seguían perdiendo fuelle conforme pasaba cada minuto.
De hecho Iago Herrerín cobró protagonismo en la parte final, tuvo que hacer un paradón a Orellana, e incluso los celestes bien pudieron reclamar un posible penalti por mano de Óscar de Marcos que si Martínez Munuera lo pita hubiera podido hasta atascar las glotis. Vamos, que el 0-0 al descanso no supo mal y acercaba el objetivo final pese a que las vibraciones eran algo turbias.
El Celta provoca el pánico en la reanudación 
Y es que el susto en la peli estaba por venir. Y fue gordo. Mucho. El venirse arriba de los gallegos encontró su premio en el inicio de la segunda mitad con la llegada de un gol afortunado, ya que Etxeita superó a Iago cuando quería despejar después de que Mina hubiera dejado a Balenziaga, ya es casualidad hombre, hecho un Ecce Homo. Era justo lo que no hacía falta a un equipo tan mal encajador como el Athletic. ¿Cómo les llamaba Clemente?
Poco después cuando la grada andaba con la duda de si pasar de todo o pitar Bongonda perdonaba un 0-2 que casi se hizo material. Menos mal que su remate se fue arriba tras la cesión de Charles, pero ya en el penalti de Rico -pero que 'fabricó' absurdamente Muniain- Orellana en cambio no falló y echó a la Catedral a temblar y a Aduriz e Iraola al campo. ¿Quién podía pensar que con un 2-4 en la ida se iba a acabar rezando para que el cronómetro corriera?
Todo el tramo final fue una congoja constante, un sinvivir doliente que vuelve a reafirmar la creencia de que el año va a ser muy largo y muy duro y que Valverde está desbordado por la inexplicable descomposición de un equipo que llegó a la Champions con 70 puntos hace unos meses. El silbido arbitral dio paso a la pitada de un San Mamés que está al límite. La solidez del equipo también. Y la megafonía cascará como siga a ese volumen para tapar los pitidos...
@asismartin