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Adiós a Kobe Bryant, último estandarte de la vieja escuela
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Adiós a Kobe Bryant, último estandarte de la vieja escuela

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Manuel González

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Demostrando su amor incondicional al baloncesto y firmando una ejecución de bella factura, Kobe Bryant anuncia su retirada definitiva de las pistas del mismo modo en que las ha honrado con su presencia y buen hacer durante nada menos que 20 temporadas, la última de ellas aún por finalizar.

Mediante una emotiva carta titulada Dear Basketball (Querido Baloncesto), el que es ya una leyenda viva de la NBA apela al deporte de la canasta como “un amor muy profundo al que le entregué todo, desde mi mente y mi cuerpo hasta el alma y el espíritu”, pero de cuyo camino considera conveniente apartarse al término de la presente campaña:

“Concediste a un pequeño niño de seis años su sueño Laker, y siempre te amaré por ello. Pero no puedo amarte de manera tan obsesiva por mucho más tiempo. Mi corazón puede atajar los golpes, mi mente puede lidiar con la dura rutina, pero mi cuerpo sabe que es tiempo de decir adiós. Y eso está bien. Estoy listo para dejarte ir”

Kobe Bean Bryant nació en Filadelfia el 23 de agosto de 1978, en un hogar donde el baloncesto ya era uno más de su familia, pues el padre del chico recién nacido se hallaba, en el momento de su nacimiento, a punto de comenzar con los Philadelphia 76ers la tercera de las ocho temporadas que disputaría en la principal competición de baloncesto estadounidense antes de emigrar a la liga italiana.
Quizá por ello el joven Kobe siempre estuvo ligado a la disciplina en la que su padre, Joe 'Jellybean' Bryant, se desenvolvía como profesional. Todo ello, por supuesto, sin olvidar el talento natural del chico, cuya excitante relación con el baloncesto empezó a escribir páginas de oro ya en su instituto, el Lower Merion, situado en un barrio de las afueras de su Filadelfia natal. Allí, en 1992 y con sólo 14 años, se convirtió en uno de los pocos estudiantes de primer año de la historia de la institución en competir directamente con el combinado universitario.
A pesar de su precocidad, Kobe mostraría desde el primer momento una sobriedad que le llevaría a firmar unos números sobresalientes para su edad e inspiradores para el resto de sus compañeros, quienes estuvieron cuatro años bajo su firme liderazgo, que culminó en 1996 con la consecución del primer título estatal para el Lower Merion en 53 años. Un importante logro que poco después llevaría al instituto a retirar el dorsal 33 de su ya ilustre exjugador.

Nada más comenzar el verano de 1996, un Kobe a quien aún le restaban dos meses para alcanzar la mayoría de edad se presentaba al Draft de la NBA
Pero el carácter prematuro de Bryant durante su época de estudiante no fue más que una muestra de lo que vendría inmediatamente después. Nada más comenzar el verano de 1996, un Kobe al que aún le restaban un par de meses para alcanzar la mayoría de edad se presentaba al Draft de la NBA sin pasar previamente por ninguna liga universitaria, una práctica muy poco común, conocida como 'prep-to-pro', y que incluso fue prohibida por los organismos federativos de la competición en 2005.
No obstante, el reciente campeón estatal con el instituo Lower Merion no tenía dudas de su capacidad y su pulso no tembló ni un momento a la hora de dar el gran salto a las canchas de primer nivel. Por tanto, el 26 de junio del 96 los Charlotte Hornets seleccionaron como número 13 del Draft a un todavía adolescente Kobe Bryant, que sin embargo fue traspasado inmediatamente a Los Angeles Lakers a cambio de los derechos de un jugador por entonces consagrado como era el yugoslavo Vlade Divac, lo cual dejaba claro la confianza del conjunto angelino en el joven escolta, al que había seguido durante las semanas de preparación anteriores a la celebración del Draft.

                                                      Un joven Kobe posa sonriente con su nueva camiseta, la de los angelinos.
                                                      Un joven Kobe posa sonriente con su nueva camiseta, la de los angelinos.

Lejos de sentirse presionado por su aterrizaje en el Staples Center, Kobe supo aceptar su rol secundario en el equipo, a pesar del cual tuvo tiempo durante su primera temporada, la 96/97, de mostrar que había llegado para quedarse. Su participación no fue escasa, pues a pesar de acumular tan sólo seis partidos como titular intervino en un total de 71 encuentros, en los que fue capaz de demostrar sus dotes y su confianza consiguiendo unas aceptables cifras, especialmente en los encuentros de play-off ante los Portland Trail Blazers o los Utah Jazz.
Un buen final en su primera temporada que le llevó además al All Star Weekend, donde consiguió 31 puntos en el partido de rookies así como el primer puesto en el concurso de mates. Todo ello fue sumando en su progresión, que se hizo especialmente patente en la mejoría de sus cifras anotadoras y reboteadoras y sobre todo en su presencia en el All Star Game de la temporada 97/98, lo cual le convirtió, con sólo 19 años, en en el jugador más joven en acudir a la cita de las estrellas. Ya en la 98/99, su importancia en los Lakers se hizo más evidente que nunca gracias a un promedio de 20 puntos por encuentro que le permitió colarse por primera vez en el quinteto ideal de la temporada. Sin embargo, el indudable crecimiento de Bryant no pudo verse premiado con la obtención de ningún campeonato por parte de su equipo.

Una travesía por el desierto que estaba a punto de tocar a su fin con la llegada al banquillo de Phil Jackson, el exitoso director de orquesta de los extraordinarios Chicago Bulls. Con el aterrizaje del nuevo entrenador en la capital angelina, Kobe Bryant comenzó pronto a erigirse en uno de los mejores escoltas de la liga y, perfectamente secundado por la mejor versión de Shaquille O´Neal, en integrante de un equipo campeón. Así, en su cuarta temporada, el de Filadelfia saboreaba finalmente las mieles del triunfo en la 99/00, sensación que repetiría de forma consecutiva en la 00/01 y la 01/02, todas ellas campañas donde además de enfundarse el anillo disparó su influencia en el juego y sobre todo en su aspecto más brillante, el anotador.

                                                        La sociedad Bryant - O´Neal devolvió a los Lakers a la senda del triunfo.
                                                        La sociedad Bryant - O´Neal devolvió a los Lakers a la senda del triunfo.

En la campaña 02/03 lograba su primer hito anotador, mediante el cual registró 40 o más puntos en nueve encuentros consecutivos
Precisamente fueron sus mareantes cifras de puntos las que mantuvieron al reciente tricampeón de la NBA en lo más alto del baloncesto mundial, toda vez que tras la consecución del tercer anillo la hegemonía de los angelinos desapareció estrepitosamente. A pesar de contar con la columna vertebral responsable de los tres títulos anteriores, la temporada 02/03 terminó para los Lakers en las semifinales de la Conferencia Oeste. Un mal resultado que no impidió a la 'Mamba Negra' lograr en esa misma campaña su primer hito anotador, mediante el cual registró 40 o más puntos en nueve encuentros consecutivos. Los impresionantes números de Bryant y el aumento de su influencia en el juego tampoco sirvieron a los californianos para volver a lograr el campeonato en la 03/04, lo cual propició además la salida de hombres importantes como O´Neal, Karl Malone o el propio Phil Jackson tras una dolorosa derrota por 4-1 en las Finales ante los Detroit Pistons.
Después de esta diáspora, los Lakers regresaron a una mediocridad donde sólo era capaz de sobresalir su escolta, que a pesar de las malas temporadas de su equipo conseguía mantener su alto promedio anotador, coronado por noches históricas como la del 22 de enero de 2006, donde Bryant logró la friolera de 81 puntos ante los Toronto Raptors. Una actuación para el recuerdo que le sitúa como segundo máximo anotador de la NBA en un encuentro, sólo por detrás de los 100 de Wilt Chamberlain. Ese mismo mes de enero, el de Filadelfia se convirtió en el primer jugador desde 1964 en hacer 45 o más puntos en cuatro choques seguidos. Cifras apabullantes que le llevarían a hacerse con el título de máximo anotador de la temporada 05/06

Un gran premio individual que vendría seguido dos campañas después por otro de sus mayores logros personales, el título de MVP de la temporada 07/08, donde a pesar de no lograr el anillo fue capaz de guiar a los suyos hacia una nueva final, en la que cayeron una vez más ante los San Antonio Spurs. En esta ocasión, el gran rendimiento que venía mostrando Bryant sí se contagió durante los meses siguientes al resto de sus compañeros, entre ellos el español Pau Gasol, para hacerse con dos anillos de campeón seguidos en las temporadas 08/09 y 09/10. Dos triunfos que colocaban a Kobe tan sólo un título por detrás de Michael Jordan, que había logrado seis bajo la tutela del mismo entrenador, Phil Jackson. Triunfos que llegaron acompañados, además, por un promedio de puntos, rebotes y asistencias que le consagraron como uno de los jugadores más determinantes en la historia de las Finales NBA.
Sus actuaciones en los campeonatos de la 08/09 y 09/10 le consagraron como uno de los jugadores más determinantes en la historia de las Finales NBA.
Una exitosa relación con las rondas decisivas que comenzó a volverse esquiva tras la consecución del quinto anillo. En la última temporada con Phil Jackson en el banquillo, los de púrpura y dorado no lograron mantener la solidez de los anteriores cursos, si bien lograron firmar una campaña de buenas cifras que les llevó a los play-off, donde su actuación fue sin embargo decepcionante. Tras la marcha de ´El Señor de los Anillos´ Jackson, el puesto en el banquillo fue ocupado por Mike Brown, que a la postre resultaría decisivo en la carrera de Bryant.
Una circunstancia que desgraciadamente no respondería a aspectos positivos, pues bajo la dirección de su nuevo entrenador y acompañados por los constantes rumores de salida de hombres clave como Lamar Odom o Gasol, las dificultades de los californianos para reencontrar su carácter de campeón fueron evidentes. No obstante, en el primer curso de Brown, el 11/12, Kobe volvió a tirar de los suyos manteniendo sus grandes números y llevando al equipo hasta las semifinales de conferencia, donde cayeron ante los Oklahoma City Thunders. Pero, desgraciadamente, la peor noticia para el escolta de Filadelfia estaba aún por llegar, no sin antes lograr el hito, en diciembre de 2012, de superar la mareante cifra de 30.000 puntos en la NBA. Pocos meses después, en abril de 2013, la carga de minutos a la que su técnico le sometía terminó costándole una grave lesión, pues su tendón de aquiles se rompió de manera parcial y le alejó de las pistas durante varios meses, en los que los Lakers volvieron a firmar un mediocre papel en los playoff.
Aquella prolongada salida de las pistas ha sido, para muchos, el episodio definitivo en la carrera del mejor Kobe Bryant, que a pesar de ello no cejó en su empeño de regresar al parqué haciendo gala de todas sus virtudes. Algo que ciertamente llevó a cabo, a pesar de encontrarse a su vuelta con un equipo angelino que había perdido la identidad debido a la ausencia de jugadores de referencia, papel que el cinco veces campeón NBA adoptó de inmediato. Este satisfactorio regreso, que llegó a resultar sorprendente debido a la gravedad de su lesión, no sólo se quedó en buenas actuaciones, sino que volvió a quebrantar cifras históricas. Sin ir más lejos, en noviembre de 2014, Bryant añadía un registro de 6.000 asistencias a su particular palmarés individual, al que aún le restaba por escribir su página más brillante. Ello ocurriría tan sólo unas semanas después, en diciembre del mismo año, cuando ese joven que soñaba con jugar en los Lakers conseguía, vistiendo la camiseta púrpura y dorada, situarse como el tercer máximo anotador en la historia de la NBA, dejando por detrás a Michael Jordan y siendo superado tan sólo por otras dos leyendas como Kareem Abdul-Jabbar y Karl Malone.

Todo un broche de oro a su carrera, que a pesar de continuar sin conratiempos físicos y con una regular participación en los partidos de su equipo, tomó la entrada en el podio de anotadores históricos como el principio del fin. Tras muchos meses en los que sus Lakers no logran un papel destacado, en parte debido a la disminución de sus aportaciones, Kobe encuentra el valor para decir adiós al amor de su vida siendo consciente de que no puede darle mucho más:

“Esta temporada es lo último que tengo que dar. Lo hice todo por TÍ, porque eso es lo uno hace cuando alguien le hace sentir tan vivo como TÚ me has hecho sentir. Y los dos sabemos que no importa lo que haga después, porque siempre seré ese niño con las medias enrolladas y los cubos de basura en la esquina: 05 segundos en el reloj, balón en mis manos 5… 4… 3… 2… 1”.

Se marcha una grande del baloncesto, un entendedor y amante de la disciplina en su vertiente más pura. Lo hace como tercer máxmio anotador de la historia de la competición, con cinco anillos de campéon, habiendo sido MVP de la temporada regular en 2008, dos veces MVP de la Finales NBA, máximo anotador de la temporada en otras dos ocasiones, 17 veces integrante del All-Star y 11 del quinteto ideal de la temporada e incluso doble campeón olímpico con Estados Unidos en Pekín 2008 y Londres 2012.

                                                Bryant dejará la NBA habiendo cosechado una extensa nómina de éxitos.
                                                Bryant dejará la NBA habiendo cosechado una extensa nómina de éxitos.

Pero más allá de todos esos logros materializados en cifras y títulos, dice adiós un jugador que posee un reconocimiento mucho mayor a pesar de ser intangible, el de último eslabón de la cadena que unía la última época dorada de la NBA, personalizada en hombres como el propio Jordan, Karl Malone, Gary Payton, Reggie Miller o Glen Rice, entre otros, con la nueva generación que nos ocupa. A partir del próximo 13 de abril, fecha prevista para el último encuentro de Kobe Bryant en la NBA, los Lebron James, Kevin Durant o Stephen Curry recogerán el testigo de esta leyenda del baloncesto norteamericano con la aspiración de significar tanto para este deporte y para las generaciones venideras como fue capaz de hacerlo este chico de Filadelfia.

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