Wood y un pésimo último cuarto hunden al Bilbao Basket en Murcia (78-77)

Se acabó la racha de victorias consecutivas para Bilbao Basket que ha caído en Murcia ante el UCAM (78-77) con un triple anotado por Scott Wood a falta de 4 segundos. Los de Pueyo desperdiciaron su estirón de 11 puntos de ventaja para hundirse en un nefasto último cuarto en el que cedieron un parcial de 20-11. Los 22 puntos de Pilepic, con 6/9 en triples, se quedaron para la anécdota.

Fue un encuentro jugado a tirones, con constantes subeibajas, en el que se ha fugado una buena opción de arrimarse a las plazas de acceso a la Copa de Málaga. Ahora los de Miribilla cierran el año este domingo (12:15h) jugando en Manresa ante otro complicado rival en su pista.  
Pero en la cita del viernes ambos equipos empezaron fallones hasta que un triple de Dwayne Davis abrió la jornada 12ª de la ACB.
Pese a estar avisado el conjunto MIB del potencial ofensivo de los pimentoneros, el choque surgió en la dinámica Dínamo Sassari. Es decir, un bombardeo al aro vasco que obligaba a pedir tiempo muerto en apenas tres minutos cuando el marcador mostraba ya un nocivo 10-4.  
Augusto Lima y Germán Gabriel firmaron el primer matchup de la tarde, intercambiándose canastas en ambos aros, pero los de Oscar Quintana tenían especialmente un imán con la línea de tres puntos, donde casi todo su quinteto buscaba fortuna sin cortarse demasiado, y la verdad es que con acierto (3/5).
Los nuestros optaban más por el bricolaje de Mumbrú y Germán para sumar bajo el aro marcando bien los pasos. Aunque sin embargo fue la línea mágica, con dos triples seguidos de Alex y de Pilepic, la que dio la primera ventaja vasca con el 17-18 a 2'24 de acabar el primer cuarto. Incluso el equipo MIB se puso +4 merced a la única bomba de Markota, castigando la zona 2-3 de los murcianos, con un 3/4 en triples que permitió cerrar el primer acto con un elevado 22-23. Lo esperado en este pabellón vistas las jornadas previas de Liga ACB. 
El segundo cuarto empezaba igual que el primero, las pérdidas bilbaínas eran castigadas con tiros de tres dando lugar a un 6-0 que obligó a devolver a cancha a Raül López para poner orden. Hizo efecto el fuet de Vic porque hasta se conseguía habilitar alguna contra para ponerse a uno con un buen mate de Bertans.
El encuentro volvía a la 'locura equilibrada'. Lástima que Markota tuviera el día pastelero porque se le escapaban todas las asistencias de Raül cuando estaban a huevo para anotar bandejas a placer.  
Unos errores, hasta 9 en la primera mitad, malvadamente torturados por los de Quintana, que se fueron al 36-28 en segundos, gracias a su 50% en triples desde todos los ángulos. Su mentalidad atacante, también hacia los rechaces en los tableros, les reasignó el mando del juego.
Hubo que empezar a afinar atrás para que un 0-9 -con Raül atinado- condujera el partido a una nueva ventaja vasca. Se vivía un desarrollo a tirones con hasta 30 intentos desde más allá del 6'75, mientras que los tiros libres casi ni existían. El último anotado por Mumbrú, sin embargo, sirvió para llegar al descanso con un apretado (39-38) en contra.  
Cada equipo se había adjudicado un cuarto, así que las espadas estaban arriba. Y parece que Lima tenía ganas de R'n'R porque hizo siete puntos seguidos que exigieron un paso adelante de Pilepic para ser enjugados. El croata, con una de sus rachas estelares, tenía la mano tonta y con un 4/5 en tiros de campo fue el sostén en esos momentos de impasse que había provocado el interior brasileiro.
Los vizcaínos, encima tiraron p'alante robando balones, moviendo la pelota y encontrando buenos lanzamientos hasta ponerse con 48-53. Por lo que fue el coach local el que optó por parar el juego tras la nueva tirolina divisada en el luminoso. 
Fran seguía a lo suyo estirando la ventaja a +8 al enchufar 5 triples de 6 intentos. El de Rijeka empezaba a recordar a aquel escolta que liquidó al CAI Zaragoza con 30 puntos el curso pasado, y los levantinos andaban locos tratando de cerrarle la visión. Pero no jugaba solo. Los MIB había tomado carrerilla y un 2+1 de Hervelle trajo una máxima diferencia de +11 con el 53-64 que empezaba a definir la moneda lanzada al aire. El magnífico tercer cuarto, (19-28) para los de Pueyo, se finiquitó con un favorable 58-66 tras una leve reacción local. 
Ahora el tema era no pifiarla, el duelo estaba encarrilado. Por eso tras ver a Vrkic fallar un mate y hacer seguido una falta intencionada, a alguno le entraron ganas de mandarlo para Croacia. Lo increíble es que Rodrigo San Miguel, al más puro estilo Luis Mari Prada, erraba los tres tiros libres de los que dispuso dejando todo igual a falta de 7 minutos.
Pero la empanada en el Bilbao Basket es tan factible como la lluvia en Londres. Un par de pérdidas y cinco minutos sin anotar trajeron un parcial de 11-0 que hizo al speaker berrear como un iluminado lo del 'sí se puede'. Menos mal que Raül le apagó el micro... ¡Cómo se complica este equipo los partidos! Tuvo que ser Triplepic con su punto 22 el que devolviera la ventaja a manos vascas, aunque preocupaba la quinta falta del base catalán tras empujar en la banda como un carnero. Extraña decisión en alguien de su clase que se acabaría pagando...
Dos minutos restaban para acabar cuando Kavaliauskas fallaba dos tiros libres que hubieran venido al pelo, por contra una falta en ataque fue su producción, mientras Jordi Grimau ponía el empate a 72. Tras anotar le cambiaron y el hermanísimo la emprendió a patadas contra una silla que ni Chuck Norris.... Momento de tensión, porque los MIB estaban atascadísimos con ¡6 puntos en 9 minutos! Eso hizo entrar a los 60 segundos finales tres abajo con un último cuarto deplorable (17-6).
Sin embargo el basket es generoso. Gabriel anotaba un triple salvador que permitía tener la baza en la mano con medio minuto de tiempo por disputarse. Mumbrú anotaba dos libres para entrar en la apuesta final dos arriba. Y llegó el desenlace. Los nuestros no hicieron falta, los locales se la jugaron al triple y lo malo es que entró. Wood, que había estado fatal esta vez enterró a los bilbaínos ya que la opción final de Alex no tocó ni aro. Un dura derrota. Y es que la quinta victoria pareció estar en la mano.