0-0: Empate agridulce en La Romareda

Cuatro victorias consecutivas hicieron que el Real Valladolid volviera a la zona de ascenso directo después de 20 jornadas. Llegar a las dos primeras posiciones era sólo un paso. Los blanquivioleta llegaban a uno de los grandes objetivos de la temporada pero como siempre se dice, lo importante no es "llegar" y sí "mantenerse" y ésta es la gran exigencia pucelana desde la victoria (1-0) ante el Burgos CF.

Con casi el 50% de la temporada por delante el Real Valladolid necesita la exigencia máxima y en LaLiga SmartBank hay pocos lugares tan exigentes como Zaragoza y el Estadio de La Romareda y, con ello, la jornada 24 era capital para los intereses pucelanos. La capital del Ebro marcaría la tendencia del equipo de José Rojo, Pacheta.

Ganar era un golpe sobre la mesa y perder, un lastre importante. Sin ganas de sentenciar ni ser determinante, tal y como pide el burgalés en su discurso, el Pucela empató en Zaragoza. Sumó un punto, que sin ser importante ni determinante, aplaza cualquier decisión y La Romareda no será determinante. Ni en lo positivo ni en lo negativo.

Ritmo lento

Ante un rival exigente pero en mala situación y en un lugar duro pero debilitado, el Real Valladolid vivía una oportunidad muy buena para conseguir demostrar quién es y qué tipo de rostro tiene. Si este equipo es ganador no tenía mejor lugar para demostrarlo y eso que nada sería fácil y sencillo.

Pese al mal lugar clasificatorio de los de Juan Ignacio Martínez, el equipo blanquillo exigiría a los pucelanos, tal y como se dio el encuentro y, sobre todo, los primeros 45 minutos, aquéllos en los que el Real Zaragoza fue superior al Pucela.

El exentrenador blanquivioleta siempre ha mostrado tener controlados los detalles de su equipo y ha mostrado ser bastante intervencionista en el juego y, por ello, el mal rendimiento pucelano en los primeros 45 minutos y en fases concretas de la segunda parte fueron mérito maño. El duelo se definía por detalles y en ellos estaban mucho mejor los locales, que generaban peligro y seguridad.

Detalles

Con ello y sin grandes ocasiones, el Real Valladolid y el Real Zaragoza firmaron 90 minutos de alternativas e intentos, pero sólo eso. Ni unos ni otros fueron dominadores del juego en fases prolongadas del partido y, con ello, el partido se iba a resumir por detalles que no llegaron. Ni de unos ni de otros. Por falta de acierto o ausencia de calidad, el duelo avanzaba y no había argumentos ofensivos sobre los que sostenerse para estrenar el marcador.

Es cierto que esos momentos definitivos pudieron producirse en un bando o en otro, pero no llegaron y el Real Valladolid y el Real Zaragoza se repartieron los puntos en una igualada que deja un regusto agridulce en el bando de Pacheta. La sensación de oportunidad perdida está en el ambiente y viajará hasta Valladolid en el autobús pucelano, pero hay más.

Pese a que sumar siempre es positivo para cualquier equipo lejos de su estadio, el punto de inflexión que el Pucela podía dar en Zaragoza queda neutralizado y ese el mayor dolor que deja la jornada, aquélla que será recordada por la acción de Cristo González en el tramo final. Sin esa ocasión, el duelo dejaría otra lectura pero el '23' pudo cambiar el duelo y falló.

Lo diferencial que fue en el último duelo le faltó en Zaragoza y aumentó la sensación agridulce que deja un empate en un lugar complicado y ante un rival exigente en el primer empate sin goles de los pucelanos en la temporada.