El Oporto, ante su última bala

Por José Miguel Carretero (@carreterojm8) III      Al comienzo de este curso futbolístico, pocos pensaban que el dominante Oporto iba a estar en la situación de desilusión y decepción en la que se encuentra ahora mismo.

Su hinchada ha tenido que ver como ya en el mes de marzo estaban descartados para conseguir el título liguero (algo impensable para un club acostumbrado a coleccionar ligas como si de trofeos de verano se tratara), eliminados de un grupo de Champions que parecía asequible al menos para llegar a octavos de final y reflejando sensaciones de equipo menor cuando desde hace años están acostumbrados a todo lo contrario.
Equipo de referencia en Portugal, tanto en competiciones nacionales como internacionales, vio salir a jugadores importantes este verano (James Rodríguez, Moutinho, etc.), pero se confiaba en que, un año más, supiera pescar en aguas donde pocos equipos bucean y revalorizar futbolistas a escalas superlativas. Además, la plantilla que quedaba del año anterior y las nuevas adquisiciones que comenzaban el curso ofrecían garantías a priori para que el dominio de los moradores de Do Dragao continuase firme.
Importante tener claro que aunque esta temporada los resultados nos dicen que nos encontramos al peor Oporto de los últimos años, aún así sigue siendo un rival muy poderoso con figuras individuales de muy alto nivel. El club luso posee mejores jugadores de lo que ha demostrado como equipo. Como conjunto no han llegado a ser competitivos, ni a funcionar de una forma equilibrada, faltándoles continuidad, liderazgo y una idea clara de juego.
Destituido Fonseca como entrenador a pesar de ser recibido en verano como una de las mayores promesas entre los técnicos europeos, la presidencia del club le da las riendas a un hombre de la casa poco experimentado que no ha podido revertir la precaria situación deportiva del club, Luís Castro, técnico del filial y ayudante de Fonseca.
Muy probablemente, Castro vuelva al sistema 4-3-3 contra el Sevilla, sistema en el que menos tiene que desdibujar a sus jugadores y con el que han conseguido desarrollar un mejor juego.
Analizando a los posibles actores del equipo del Duero en el partido de este jueves, hay que empezar por la baja del eterno portero Helton (sin duda la demarcación más débil del equipo desde hace años) que ha dado la oportunidad a Fabiano para volver a erigirse como el buen guardameta que es y que ya demostró el año pasado en Olhanense. El por qué ha jugado siempre Helton temporada tras temporada, con distintos entrenadores, viéndose claramente que no era ni de lejos un portero de garantías para este equipo, es uno de los mayores misterios de este deporte.
En defensa poseen una dupla de centrales compacta en la que destaca uno de los que será mejores zagueros del mundo, el francés Mangala, un portento físico por el que ya apuestan sin esconderse los mejores clubes de la Premier League. Acompañados en los flancos por dos laterales ofensivos, destaca más el brasileño Danilo, lateral diestro de tremenda proyección ofensivo con cualidades para hacer mucho daño por todo su carril, si bien le cuesta aplicarse en tareas defensivas.
En la línea de mediocampo, “El Pulpo” Fernando es básico para el equipo, revelándose como un gran pivote que raro será continúe el año que viene en Portugal, aportando equilibrio y sapiencia para desempeñarse como único mediocentro defensivo en el esquema. A su lado estará el belga Defour, futbolista más que apto para ser referente y llevar la manija del equipo, como ya demostró en sus fenomenales temporadas en el Standard Lieja, pero al que se le acusa con razón de no estar tirando del carro como debiera. Como tercer hombre en la línea medular puede actuar el irregular mediocentro Carlos Eduardo o una de las revelaciones del campeonato luso, el joven Josué que explota mejor su dinamismo en posiciones más centradas que pegado a una banda y que ya ha debutado con la selección absoluta lusa.
Arriba, un renacido Ricardo Quaresma que a sus 30 años y a pesar de su mala cabeza, en su segunda etapa en el club está rindiendo muy por encima de lo esperado y dejando acciones dignas del gran extremo que fue pero que no duró. En el otro extremo puede actuar el peligroso Varela, aunque su falta de constancia puede provocar la entrada en el once del colombiano Quintero, una de las apuestas del club esta temporada y que es capaz de aportar ese desparpajo, soltura y claridad que tanta falta le hace al equipo en los metros finales si el entrenador le deja jugar con libertad de movimientos.
Y en punta de ataque, el jugador que marca diferencias y que será el nuevo cheque en blanco junto a Mangala con el que un verano más el Oporto recaude cantidades estratosféricas, el también colombiano Jackson Martínez, artillero dotado de una cualidades atléticas, un disparo, un juego aéreo y una capacidad intuitiva para el gol que lo hacen uno de los mejores futbolistas en su puesto a día de hoy, si bien no está alcanzando los registros de la campaña pasada.
Futbolistas interesantes como el prometedor central mexicano Diego Reyes, el atacante Lica en lenta pero constante progresión o el potente delantero argelino Ghilas pueden tener su participación en la eliminatoria y a ninguno de ellos hay que considerarlos jugadores de relleno aunque no lleguen al nivel de los mencionados anteriormente.
El Oporto afronta esta eliminatoria con la ansiedad que provoca ser el último suspiro al que agarrarse para intentar enmendar una muy mala temporada, algo con lo que debe saber jugar el Sevilla, el cuál, si muestra su mejor nivel y consigue jugar con la personalidad que ya ha demostrado en campos difíciles, está capacitado para seguir soñando en rojiblanco en esta preciosa competición.