El curioso y modesto recorrido de Manu Molina
Son muchos los futbolistas que desempeñan gran parte de su trayectoria en el fútbol modesto, un universo diferente, complicado y laborioso en el que la mayoría de los jugadores no consiguen llegar al fútbol profesional. Es por eso que cuando uno de ellos logra dar el salto después de muchos años amarrado a las categorías más humildes resulta llamativo, como es el caso de Manu Molina, nuevo fichaje del Real Zaragoza.
Formado en las categorías inferiores del RCD Espanyol, debutó en Primera División de la mano de Mauricio Pochettino con tan solo 18 años. Tras una primera toma de contacto en el máximo nivel, firmó con la SD Huesca, donde disputó 23 partidos en la categoría de plata del fútbol español.
Sin embargo, la trayectoria del onubense descendía un escalón cada año, la SD Huesca decidió traspasarlo al Valencia Mestalla, que militaba en 2ª División B. Su siguiente destino fue el Recreativo de Huelva, el equipo de su ciudad. Cuando parecía que su trayectoria remontaba, un descenso a la categoría de bronce con el Decano le devolvía al lugar donde había fraguado gran parte de su carrera deportiva.
Tras una breve etapa en 3ª División inició un periplo por varios equipos de 2ªB hasta que llegó a Ibiza, donde logró ascender bajo las órdenes de Carcedo. Tras rescindir con el conjunto ibicenco, el centrocampista se vuelve a encontrar con el técnico riojano en un proyecto en el que demostrar que todo llega para quien sabe esperar.
La madurez de Manu Molina
La falta de estabilidad ha sido uno de los puntos en los que más ha flaqueado el nuevo centrocampista del Real Zaragoza durante su recorrido por el fútbol español. Sin embargo, y según ha indicado esta mañana en su presentación, se ve en el mejor momento de su carrera en lo que a madurez se refiere: “cuando los futbolistas llegamos a los 30 años ya sabemos lo que hay en el fútbol y lo que tenemos que hacer”.
